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Al parecer, lo peor de la pandemia ya pasó, y ahora ¿cómo construimos el provenir? En un mundo cada vez más globalizado, pensar una agenda que reúna los principales temas que atraviesan a la sociedad en su conjunto resulta apremiante. Nos encontramos en una encrucijada: seguir adelante como si nada hubiera pasado y arriesgarnos a que se produzca un retroceso importante, o hacer esfuerzos concertados por avanzar y conseguir un sistema internacional que esté al servicio de las personas y el planeta. Naciones Unidas ha publicado un informe en el cual examina los próximos 25 años y refleja su visión sobre el futuro de la cooperación mundial y la revitalización del multilateralismo.
Paz, con dignidad e igualdad en un planeta sano: las claves de una agenda global común

Naciones Unidas ha publicado un informe en el cual examina los próximos 25 años y refleja su visión sobre el futuro de la cooperación mundial y la revitalización del multilateralismo. Se trata de un documento construido colectivamente y recoge las opiniones de 1,5 millones de personas quienes participaron durante un año en una iniciativa impulsada por la ONU que sirvió para escuchar las prioridades de la gente y sus expectativas sobre cómo la cooperación internacional puede influir en el futuro.

De este modo, el informe titulado: “Nuestra Agenda Común” se basa en las conclusiones de esa participación masiva, así como en las aportaciones de líderes de opinión, grupos eminentes como The Elders, diplomáticos y otros socios, que ofrecieron sus sugerencias, soluciones e ideas para que la ONU pase a la acción durante los próximos 25 años. Se trata de una suerte de recomendaciones para impulsar esta agenda compartida y responder a los retos actuales y futuros, así, “Nuestra Agenda Común” es una agenda de acción pensada para reforzar y acelerar los acuerdos multilaterales, en particular la Agenda 2030, y lograr una diferencia tangible en la vida de las personas.

En términos generales, el Secretario General de la ONU, con este informe insta a acelerar la recuperación de la COVID-19 y lograr un mundo en el que todas las personas puedan prosperar en paz, con dignidad e igualdad en un planeta sano. Aboga también por impulsar un plan mundial de vacunación para superar la pandemia. Si bien es cierto que ya tenemos con qué guiarnos para conseguir un mundo mejor: la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos y otros instrumentos internacionales de derechos humanos, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París sobre el cambio climático y otros instrumentos clave, el mundo también ha cambiado, y han aparecido nuevas necesidades que exigen nuevas formas de entenderlas y nuevos acuerdos para darles respuesta.

La pandemia de coronavirus ha transformado cada plano de nuestra existencia y es preciso escucharlo. En este sentido, Naciones Unidas sostiene que debemos combinar lo mejor de nuestros logros pasados con una mirada al futuro que sea lo más creativa posible si queremos acrecentar la solidaridad y conseguir una mejoría para las personas y el planeta. Así, luego de recopilar toda la información, esta se volcó en el informe que cuenta con cuatro áreas principales de acción: en primer lugar, generar un nuevo contrato social con los derechos humanos como eje fundamental; en segundo lugar, desarrollar mayor solidaridad con los jóvenes y las generaciones futuras; en tercer lugar, preservar los recursos naturales y los bienes públicos por medio del multilateralismo y, por último, una necesaria re modelación de las Naciones Unidas en base a las nuevas demandas y desafíos.

1. Nosotros los pueblos: un contrato social renovado, con los derechos humanos como eje

El informe sostiene que la gobernanza se ha vuelto más difícil porque hay una mayor sensación de injusticia y un aumento de las agendas nacionalistas centradas en lo local que preconizan remedios simplistas, falsas soluciones y teorías conspiratorias. Hay una desconexión cada vez mayor entre el pueblo y las instituciones que están a su servicio: son muchos quienes sienten que los han dejado atrás y ya no confían en que el sistema vele por sus intereses, han aumentado las manifestaciones y los movimientos sociales y se está agravando cada vez más la crisis de confianza por la pérdida de la verdad y las concepciones compartidas.

Para hacerle frente a esta situación, el documento propone lograr una renovación del contrato social, basada en los derechos humanos, que sirva para reconstruir la confianza y la cohesión social. Al respecto se aboga por revisar nuestro pensamiento en torno a los derechos humanos, incluyendo nuestras actividades en línea, y conseguir una cobertura de protección social universal que incluya la asistencia sanitaria universal junto a la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas garantizando su participación plena e igualitaria. 

2. Generaciones venideras: configurar el futuro

En 1945 se hizo la promesa de preservar a las “generaciones venideras” del flagelo de la guerra. Hoy en día, esa misma promesa implica forzosamente abordar muchas otras amenazas, que atentan nada menos que contra la viabilidad de la vida humana en la tierra. El informe advierte que la generación de jóvenes de hoy es la más numerosa de la historia: son 1.800 millones, y casi el 90 % vive en países en desarrollo. La gente joven nunca había tenido la educación ni las conexiones que tiene ahora y, sin embargo, sigue topándose con dificultades considerables para desarrollar su pleno potencial.

Ante esto, la Agenda Común de Naciones Unidas propone centrarse en el futuro, con base en una mayor solidaridad con los jóvenes y las generaciones futuras, mediante la adopción de medidas transformadoras en materia de educación, formación profesional y aprendizaje continuo, incluida una Cumbre para la Transformación de la Educación en 2022.

3. Naciones grandes y pequeñas: un nuevo pacto global para suministrar bienes públicos globales y hacer frente a los riesgos graves

Los bienes comunes globales y los bienes públicos globales son dos conceptos utilizados en diversos contextos y ámbitos, como el derecho y la economía. Aunque no se ha llegado a un acuerdo sobre su definición, resultan útiles como punto de partida para examinar con rigor la situación en que nos encontramos. Suele entenderse que los bienes comunes globales son los recursos naturales o culturales que comparte la humanidad y que benefician a todas las personas.

La emergencia climática ya está aquí, es innegable. Es por esto, que actuar urgentemente para proteger y garantizar los recursos globales compartidos, tales como el mar, la atmósfera, la Antártida y el espacio exterior, así como los bienes públicos mundiales- la paz, la seguridad económica y la salud mundial- debe ser una de las prioridades. Para conseguirlo, Guterres indicó que necesitamos un multilateralismo “más interconectado, inclusivo y eficaz”. En este escenario, reforzar la gobernanza de nuestros bienes comunes globales y bienes públicos globales es urgente. Para ello no necesitaríamos crear nuevas instituciones, sino actuar con más determinación y encontrar nuevas formas de colaborar que sean adecuadas a los retos que enfrentamos y a la diversidad de instancias (públicas, cívicas y privadas) que tienen la capacidad de contribuir a encontrar soluciones.

4. Adaptar las Naciones Unidas a una nueva era

El último punto del informe mira al futuro de la propia Organización. Al respecto se apuesta por unas Naciones Unidas modernizadas y preparadas para una nueva era. Es decir, una ONU orientada a los retos del siglo XXI que pueda ofrecer en todo su sistema soluciones más relevantes, multilaterales y con múltiples partes interesadas. Esta transformación se basará en el análisis de datos, la innovación, la visión estratégica, el análisis predictivo y las ciencias del comportamiento.

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