Los ODS presentan una oportunidad para desarrollar e implementar soluciones desde el empresariado, que permitan hacer frente a los retos más grandes del mundo en materia de desarrollo sostenible. Pero ¿Cómo hacerlo?; ¿Cómo orientar la estrategia empresarial haca la sostenibilidad? Sin dudas, muchas empresas de todos los tamaños se han preguntado esto. Si bien no caben dudas de que la Agenda 2030 es una brújula para la acción a veces dar el primer paso no resulta fácil. Para eso, El Pacto Mundial de Naciones Unidas junto a GRI y el WBCSD han publicado la guía SDG Compass. Se trata de una herramienta que orienta a las empresas en el camino hacia el desarrollo sostenible.
El objetivo principal de SDG Compass consiste en guiar a las empresas sobre cómo pueden alinear sus estrategias y medir y gestionar su contribución a los ODS. Para ello, establece cinco pasos: Entender qué son los ODS; Definir prioridades; Establecer objetivos; Integrar y, por último, Reportar y comunicar. Antes de avanzar hacia cada uno de los pasos es importante reconocer cuáles son los beneficios que las compañías pueden capitalizar al poner a los ODS en el centro de la escena.
El documento explica que, en primer lugar, los ODS les permiten a las empresas Identificar futuras oportunidades de negocio. Ya que estos pretenden redirigir los recursos de las inversiones públicas y privadas a nivel mundial hacia los retos que ellos representan. Al hacerlo, definen mercados crecientes para las empresas que puedan ofrecer soluciones innovadoras y un cambio transformador. En segundo lugar, los ODS pueden mejorar el valor de la sostenibilidad empresarial. Si bien el caso de negocios para la sostenibilidad corporativa ya está bien establecido, los ODS logran, por ejemplo, reforzar los incentivos económicos para que las empresas utilicen los recursos de manera más eficiente, o para cambiar a alternativas más sostenibles, a medida que las externalidades se internalizan cada vez más.
Fortalecer las relaciones con las partes interesadas y estar al día con el desarrollo de políticas es el tercer beneficio que enumera la guía del Pacto mundial. En este sentido, afirma que los ODS reflejan las expectativas de las partes interesadas, así como la futura dirección de la política a nivel internacional, nacional y regional. Las empresas que alinean sus prioridades con los ODS, pueden fortalecer su compromiso con los clientes, empleados y con otras partes interesadas; aquellas que no lo hagan, estarán expuestas a crecientes riesgos legales y de reputación. En cuarto lugar, abrazarse a la Agenda 2030 permite estabilizar sociedades y mercados. El documento explica que las empresas no pueden ser exitosas en sociedades que fracasan. La inversión en la consecución de los ODS ofrece apoyo a los pilares del éxito de la empresa, incluyendo la existencia de mercados basados en reglas, sistemas financieros transparentes e instituciones sin corrupción y bien gobernadas.
Por último, pero no menos importante, los ODS les permiten a las empresas usar un lenguaje común y un propósito compartido. Así, definen un marco de acción común y un lenguaje que ayudará a las empresas a comunicar su impacto y desempeño, con mayor consistencia y eficacia a las partes interesadas. Los objetivos ayudarán a reunir a los socios sinérgicos para abordar los retos sociales más urgentes del mundo.
Ahora sí, ¿por dónde empezar? La guía SDG Compass propone cinco pasos que recaen sobre el reconocimiento de la responsabilidad de todas las empresas en: cumplir con toda la legislación pertinente, respetar los estándares internacionales mínimos y abordar como prioridad todos los impactos negativos sobre los derechos humanos.