El día de hoy, 7 de abril, se celebra el Día Mundial de la Salud, con este motivo, el pasado 15 de marzo, Spainsif, el Foro Español de Inversión Sostenible, celebró un Coloquio ISR centrado en el papel de la salud en las finanzas sostenibles. Se trató del primer Coloquio ISR sobre Salud en el que participaron representantes de CCOO (Mario Sánchez), DPAM (Amparo Ruiz Campo), Franklin Templeton (Javier Villegas), Fundación Anesvad (Eduardo Uribe), Candriam (Sara Torrecilla) y Access to Medicine Foundation (Mara Lilley).
La inversión en salud comprende un amplio abanico, desde las cuestiones más directas como medicamentos, compañías farmacéuticas, construcción de infraestructuras e investigación, hasta dimensiones diversas como el medio ambiente, las condiciones de vida, la escolarización, la seguridad en el trabajo, la cultura, el conocimiento, la tecnología o la energía. Todos estos aspectos se pueden considerar como determinantes de la salud desde el punto de vista de las finanzas.Es claro entonces que la salud y el bienestar constituyen un objetivo prioritario para gobiernos y compañías, tal como recoge la Agenda 2030 de Naciones Unidas en su Objetivo de Desarrollo Sostenible, ODS 3.
En el epicentro del desarrollo y distribución de medicamentos se encuentran las compañías farmacéuticas; responsables de fabricar, preparar y comercializar los productos para el tratamiento y prevención de las enfermedades. Los factores de creación de valor o value drivers más habituales en los modelos de negocio de las compañías farmacéuticas son las estructuras de gobierno corporativo, estrategias de fijación de los precios, gestión de la propiedad intelectual a nivel internacional y la I+D+I. Para el inversor sostenible, es importante disponer de información sobre estas cuestiones, tanto a la hora de integrarlo en su toma de decisiones de inversión, como para diseñar estrategias de diálogo activo o engagement.
Sin embargo, otras entidades como las empresas dedicadas a la biotecnología, las compañías que desarrollan tecnologías para la investigación básica y los laboratorios, acompañan a las farmacéuticas en la primera línea del ecosistema de la inversión en salud. En el contexto de estas entidades, existen tres cuestiones que ocupan buena parte del mapa de riesgos y oportunidades desde la inversión sostenible: el acceso a los medicamentos, la resistencia antimicrobiana y los patógenos con potencial epidémico.
Paralelamente a las industrias farmacéuticas y biotecnológicas, la inversión sostenible encuentra otra vía de contribución al sector salud a través de la denominada infraestructura social; en la construcción de residencias, dispensarios, centros de salud y hospitales. Sobre este aspecto, existe un déficit de inversión desde la crisis financiera de 2008 que alcanza los 70.000 millones de euros en la UE, sobre un total de 140.000 correspondientes al déficit de inversión en infraestructura social.
El universo de inversión sostenible en el ámbito de la salud es creciente, debido a la mayor divulgación de cuestiones relativas a la sostenibilidad en el negocio farmacéutico y a la mayor presencia de buenas prácticas. Como ejemplo de esto último, de 2018 a 2020 se duplicó el número de entidades que promueven iniciativas de venta responsable de antibióticos y que han desvinculado el pago de la retribución variable a la comercialización de este tipo de medicamentos.
En el caso de la inversión en bonos soberanos en países emergentes, frontera y en vías de desarrollo, atendiendo a las características del instrumento financiero, existe la posibilidad de prestar atención a otro tipo de indicadores como pueden ser el número de camas de hospital por habitante, el acceso a agua potable, o la distancia hasta el centro de salud más cercano.
Por otro lado, a la hora de integrar las tendencias y los riesgos derivados de la salud en el análisis financiero son frecuentes el uso de rankings y puntuaciones cuantitativas, la delimitación de líneas rojas (red flags) a nivel sector y la construcción de indicadores clave o key performance indicators (KPI). La elaboración de índices de referencia o benchmark sobre resistencia antimicrobiana y acceso a los medicamentos es un ejemplo de aplicación de estas herramientas sobre dos de las cuestiones que atraen especial atención a nivel global, junto con la producción responsable de medicamentos y la I+D+I.
En el ecosistema de inversión sostenible de España, podemos encontrar ejemplos de inversión temática en la lucha contra el cáncer o en biotecnología, donde se analizan la eficacia, la seguridad y la capacidad de satisfacer una necesidad social real de los productos y servicios del sector salud. De manera más transversal, la inversión sostenible en salud destaca en productos dedicados a las economías emergentes, donde la incipiente clase media y creciente envejecimiento de la población aumenta la demanda de cobertura médica; y en la inversión en infraestructura social. A su vez, oportunidades sobre fenómenos como el envejecimiento de la población, la integración de la salud mental en la vida profesional y la ineficiencia del gasto público en salud, comienzan a abrirse paso en la oferta y diseño de productos de inversión.
Finalmente, en el coloquio se destacó que la aparición de la COVID-19 ha propiciado que muchos actores del sector financiero identifiquen la salud como una oportunidad de inversión, si bien ha dado una muestra de los riesgos potenciales que se derivan de su carácter global. La adaptación al mundo post-pandemia trae consigo nuevas temáticas de inversión, como la salud mental o las condiciones de trabajo saludables; así como nuevos formatos de colaboración público-privada, tanto con aquellos gobiernos que necesiten apoyo del sector privado en la inversión en sectores estratégicos, como en la co-inversión con organismos multilaterales.
En este sentido, se concluyó que cabe la posibilidad de que, cuando pase lo peor, se olvide la relevancia de este sector, reduciéndolo a los contextos donde la situación sanitaria sea extrema. Sin embargo, a la vista de los riesgos y oportunidades que presenta, es previsible que desde la inversión sostenible se continúen desarrollando estándares de información y productos de inversión donde la salud siga siendo lo primero.