El ODS 11 presenta una situación que va en aumento, más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas y para 2050 se prevé que la cifra aumente hasta alcanzar el 60%. Actualmente, las ciudades consumen el 78% de la energía mundial y producen más del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero, abarcando menos del 2% de la superficie de la Tierra.
Ante este contexto, este objetivo global pretende conseguir ciudades y comunidades sostenibles, a través del acceso de toda la población a viviendas, servicios básicos y medios de transporte adecuados, asequibles y seguros, especialmente para las personas en situación de vulnerabilidad y fomentando en las ciudades la reducción del impacto medioambiental, las zonas verdes y espacios públicos seguros e inclusivos, un urbanismo sostenible y una mejora de las condiciones en los barrios marginales. Además, se busca preservar el patrimonio cultural y natural del mundo, hacer frente a los impactos de los desastres naturales en los asentamientos humanos y fortalecer el vínculo entre las zonas urbanas y rurales para generar un desarrollo que beneficie a ambas.
Las empresas tienen un papel determinante a la hora de contribuir al logro de dicho objetivo. Por un lado, hay empresas cuyo núcleo de negocio está más directamente ligado a este objetivo, como las del sector de la construcción o las del sector de las TIC. No obstante, todas las empresas, independientemente de su sector, pueden tomar medidas a nivel interno o externo para contribuir a este ODS.
La Red Española del Pacto Mundial nos propone estas contribuciones que pueden hacerse desde los dos diferentes niveles:
Desde el nivel interno, las empresas pueden integrar y respetar a las ciudades y los asentamientos humanos donde operan, recurriendo a mano de obra y proveedores locales, formando a los empleados en materia de diversidad cultural al mismo tiempo que se preserva la cultura local. Es importante también proporcionar condiciones laborales y sueldos dignos a los empleados y proveedores, para asegurar que estas personas puedan acceder a una vivienda y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles. Además, un aspecto clave sería contratar y formar a personas de grupos desfavorables o residentes en barrios marginales.
Otra de las cosas que pueden promover a nivel interno es el uso del transporte público, a pie o bicicleta para los desplazamientos de empleados, adaptando horarios flexibles de entrada y salida y fomentando el teletrabajo en aquellas empresas cuyas operaciones lo permitan, para reducir la congestión y la contaminación en las ciudades y comunidades rurales. Además, sería interesante utilizar en las actividades de la empresa vehículos eficientes y sostenibles que tenga un bajo impacto sobre el medioambiente y combustibles bajos en contaminación, potenciando también su uso en la cadena de suministro.
Por otro lado, las empresas pueden reducir la contaminación de sus instalaciones y fábricas a través de la eficiencia energética y las energías renovables e introducir en sus oficinas e instalaciones zonas verdes y espacios comunes para todos los empleados, adaptándolas para que sean accesibles para las personas con discapacidad. En cuanto al diseño de edificios, deben ser resilientes y que mejoren la seguridad y eficiencia energética, limitando el uso de materiales y recursos, a la vez que se opta por materiales sostenibles con bajo impacto ambiental. Las empresas tienen que aplicar en sus intalaciones los principios de economía circular para reducir y valorar residuos, disminuyendo la cantidad destinada a vertederos que generan sus propias oficinas. Por último, es necesario llevar a cabo una gestión adecuada de las aguas residuales y residuos en la empresa, concienciando a los empleados entorno a estas cuestiones y poniendo en marcha las acciones necesarias.
En ciertos sectores como el de las TIC, el de la construcción o las empresas de servicios urbanos, pueden apostar por un cambio de estrategia de negocio, invirtiendo en tecnología, productos y servicios enfocados a la implantación de modelos inteligentes de ciudades e infraestructuras, transporte y servicios públicos sostenibles. También pueden apelar a una colaboración entre empresas del mismo sector para mejorar los servicios de transporte y distribución de mercancías, mejorando la sostenibilidad de las rutas y las cargas disponibles.
Desde el nivel externo, las empresas del sector de transportes pueden desarrollar servicios que puedan ser utilizados por personas de bajos ingresos y personas con discapacidad y las empresa del sector financiero pueden facilitar créditos en condiciones ventajosas a personas residentes en barrios marginales. Además, sería interesante crear becas y programas especiales para personas residentes en barrios marginales o afectadas por desastres naturales, potenciando la movilidad social.
Las empresas no deben impactar directamente o indirectamente a través de sus actividades y operaciones en ninguna zona declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO o espacios naturales protegidos. Otra cuestión importante sería los derechos humanos, donde la empresa podría potenciar una cultura que los respete a través de la implantación de los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Las empresas pueden invertir en I+D+i para contribuir al desarrollo de ciudades sostenibles e inteligentes, que permitan mejorar el bienestar de la población, o invertir en proyectos que mejoren la resiliencia de las infraestructuras de las ciudades y asentamientos humanos frente a desastres naturales, realizando también proyectos de cooperación al desarrollo y de ayuda humanitaria enfocados a proporcionar viviendas y servicios básicos en asentamientos humanos y a proteger a las personas que han sufrido desastres naturales. Las empresas pueden promover inversiones comunitarias y donaciones financieras o en especies. Es interesante que las empresas apuesten por las alianzas público-privadas con ONG, universidades, ayuntamientos y otras empresas para realizar proyectos que contribuyan a mejorar la sostenibilidad de las urbes.
Por último, las empresas pueden apoyar eventos y workshops en materia de ciudades sostenibles y resilientes, para fomentar un desarrollo económico sostenible, una alta calidad de vida y una gestión razonada de los recursos naturales en las ciudades. Además de crear campañas de marketing de sensibilización pública para favorecer el logro de ciudades y comunidades sostenibles relacionadas con la gestión del riesgo de desastres, la mejora de la seguridad de las mujeres en el transporte público o la recogida de basura selectiva.