La forma en la que nos desplazamos es un espejo de cómo la sociedad responde y se adapta a las transformaciones socioeconómicas. Actualmente, la movilidad urbana se encuentra en un punto de inflexión, afectada por la creciente congestión, la preocupación por la calidad del aire y la necesidad de reducir las emisiones de carbono, además de por las variaciones en los hábitos de los usuarios, como el cambio en la preferencia por el pago por uso frente a la propiedad o la disminución de los desplazamientos por la introducción del teletrabajo.