Las crecientes exigencias de cumplimiento en materia de sostenibilidad ESG/ASG y las limitaciones de recursos en los equipos, presenta para numerosas empresas el desafío de mantenerse enfocadas en la mejora continua como un proceso sistémico y evitar que “validar el casillero”, sea la respuesta a sus necesidades y objetivos.
Una lista de chequeo puede usarse como una valiosa herramienta de mejora continua o como un reemplazo de un proceso de mejora continua.
El Instituto de Continuidad del Negocio, en su Reporte Anual de Resiliencia en las Cadenas de Suministros 2024, declara que el 44% de disrupciones en el abastecimiento de la muestra encuestada, corresponde a fallas de proveedores.
Una posible pregunta sería: ¿cuántas de ellas pudieron anticiparse para minimizar el impacto negativo?
Tener datos para hacer un reporte una vez que el impacto se produjo no alcanza.
Tener datos es punto de partida, pero, ¿qué hacemos con ellos?
Si vamos a ser serios en plantear verdaderas mejoras en las cadenas de suministros debemos reconocer que la cultura del cumplimiento es condición necesaria pero no suficiente para afrontar los desafíos presentes.
Con esta mirada, relevar datos económicos, sociales y ambientales de nuestros proveedores, y procesarlos en plataformas tecnológicas de alto rendimiento, es un punto de partida, pero deberemos avanzar en la formación de C-Levels y la sensibilización de Compradores, Usuarios y Requirentes ya que como en toda gestión empresarial, el factor humano es lo que hace la diferencia.