Vivimos una era de cambio profundo. La sostenibilidad ha dejado de ser una opción para convertirse en una prioridad compartida que influye en cómo producimos, cómo consumimos y cómo nos relacionamos con el entorno. En este proceso, las empresas deben desempeñar un papel protagonista, pero este compromiso debe ir acompañado de visibilidad, coherencia y escucha. Porque para avanzar de forma real, no basta con actuar: también es necesario saber contarlo. Y hacerlo con transparencia, rigor y voluntad de diálogo.
Los ODS nos ofrecen un horizonte compartido. Su mayor valor es precisamente ese: conectar los grandes retos del planeta con las aspiraciones concretas de las personas y organizaciones. Pero alcanzar estos objetivos requiere coherencia, corresponsabilidad y confianza. No bastan acciones aisladas. Se necesita un compromiso colectivo, transversal y creíble.
En Covestro, como parte de una industria química comprometida con este camino, defendemos que uno de los motores más poderosos para impulsar ese cambio es la comunicación. Una comunicación responsable, clara y basada en hechos. Una comunicación que informe, conecte, inspire y genere confianza. Porque en un entorno saturado de mensajes y ruido, explicar bien lo que hacemos y por qué lo hacemos no es un lujo: es una necesidad estratégica.
El 70 % de los consumidores investigan por su cuenta antes de confiar en las afirmaciones de sostenibilidad de una marca. Este dato ilustra una realidad evidente: la ciudadanía ya no se deja convencer con palabras. Quiere datos, pruebas, hechos y resultados. La sostenibilidad no es un eslogan. Es una exigencia. Conceptos como descarbonización, economía circular o eficiencia energética han entrado en el lenguaje empresarial, pero solo tendrán valor si se convierten en compromisos concretos, medibles y bien explicados. De hecho, según la consultora GlobeScan, la falta de transparencia es una de las principales razones por las que las personas no confían en las empresas. Esta desconfianza sólo puede combatirse con hechos que se comunican de forma clara, honesta y verificable.
En nuestro caso, en Covestro hemos comprobado que comunicar de forma honesta y con datos verificables nuestras inversiones, innovaciones y avances en ámbitos como el reciclaje químico de plásticos o el uso de energías renovables mejora la percepción externa y, al mismo tiempo, refuerza el compromiso interno de los equipos. La comunicación no es un apéndice del negocio: es una palanca para alinear esfuerzos, construir identidad y fortalecer las relaciones con clientes, empleados, proveedores y la sociedad en la que operamos.
Para explicar la sostenibilidad de forma real, clara y efectiva hacen falta tres condiciones clave. La primera es una ciudadanía informada. Apostar por una comunicación ambiental accesible y conectada con la realidad cotidiana es esencial. No se trata solo de ofrecer datos, sino de saber traducirlos en mensajes comprensibles y relevantes para cada público.
En segundo lugar, es fundamental evitar que la sostenibilidad se convierta en un recurso fácil de marketing o en un barniz reputacional. La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace debe ser incuestionable.
Y, en tercer lugar, necesitamos una colaboración mucho más estrecha entre empresas, administraciones, medios y centros educativos. Una alianza que facilite el intercambio de conocimiento, refuerce la transparencia y contribuya a construir un lenguaje común que conecte mejor con las personas y que ayude a generar confianza real.
Aunque muchas veces se habla de transición ecológica en clave tecnológica o financiera, también lo es en términos de comunicación. La sociedad quiere escuchar, pero también quiere ser escuchada. Y, sobre todo, quiere coherencia. En un contexto donde la confianza es frágil, decir y hacer deben ir siempre de la mano.
Por eso, estamos convencidos de que una transformación sostenible debe ir acompañada de una transformación comunicativa. Una comunicación madura, empática, que no oculte los retos ni los errores, pero que también ponga en valor los avances, el esfuerzo y el impacto positivo de miles de personas que trabajan diariamente para construir un tejido empresarial más responsable.
El Día Mundial del Medioambiente no es solo una efeméride. Es una invitación a hacer balance, a compartir aprendizajes y a reforzar compromisos reales. Desde Covestro, seguiremos apostando por una sostenibilidad transformadora. Pero también por una comunicación que esté a su altura: transparente, rigurosa y responsable. Porque la sostenibilidad se construye con acciones y con las palabras que elegimos para contarlas.