Un año más, celebramos el Día Internacional de la Mujer, marco global que conmemora los derechos de las mujeres y destaca la importancia de la igualdad de género, que pone de manifiesto los desafíos a los que se enfrentan las mujeres en todo el mundo y promueve la conciencia sobre la necesidad de trabajar hacia un mundo más equitativo. Su celebración sigue siendo necesaria para impulsar esa equidad, porque el equilibrio y la igualdad son las piedras angulares que contribuyen a la construcción de comunidades y organizaciones más saludables y resilientes.
El papel de la mujer en la sociedad es imprescindible y fundamental, clave en todas las esferas, tanto en el plano familiar como en el profesional. Avanzar hacia la igualdad de género no solo reconoce la contribución actual de las mujeres, sino que también busca eliminar barreras para que puedan participar plenamente en todos los aspectos de la sociedad, aportando así al escenario social y corporativo diversidad de pensamiento y habilidades.
El rol de la mujer ha evolucionado a lo largo del tiempo en todos sus ámbitos. Concretamente, en el plano corporativo, estudios de tendencias empresariales como Approaching the Future 2023 identifican la diversidad, equidad e inclusión (DEI) como una preocupación cada vez más importante para el modelo de la empresa de futuro. Sin embargo, observamos, como bien señala el Foro Económico Mundial, una cierta lentitud en cuanto a la integración real en las organizaciones.
Afortunadamente, el liderazgo femenino emerge con fuerza como una tendencia cada vez más importante en el mundo empresarial. Diversas investigaciones avalan cómo las organizaciones que adoptan un enfoque sistémico, colaborativo y diverso consiguen competencias distintivas que les permite conectar y empatizar mejor con una sociedad en profunda transformación, así como anticiparse a los cambios y evolución de los valores sociales.
Aunque aún queda mucho camino por recorrer, la incorporación masiva de la mujer al mercado laboral y su consolidación en puestos directivos evidencia que la presencia de mujeres en los equipos de trabajo aporta diversidad de perspectivas y enfoques que fomentan la creatividad y la innovación. También mejora el clima laboral, dando lugar a entornos más colaborativos y respetuosos que buscan ser reflejo de la sociedad real.
Desde nuestra organización vemos dos consecuencias directas de la incorporación y el posicionamiento del rol femenino en la escena empresarial. En primer lugar, la mejora de la reputación corporativa, ya que las empresas que apuestan por la inclusión y la diversidad ganan credibilidad, respeto, admiración y confianza. En segundo lugar, impacto económico, dado que la participación plena de las mujeres en la fuerza laboral y en las mesas de decisión contribuye al crecimiento económico, maximizando el potencial productivo de la sociedad.
Sin duda, el rol femenino en las empresas continuará evolucionando hacia una mayor representación y participación en todos los niveles. Todos los datos anticipan un aumento claro del liderazgo ejecutivo, con una mayor presencia femenina en todos los sectores, industrias y disciplinas.
Nos falta mucho camino para visibilizar y poner en valor la contribución e impacto femenino. Sin entrar a analizar las brechas que tenemos entre regiones y países, lo cierto es que nuestras niñas tienen ya ejemplos claros de grandes mujeres que están marcando la diferencia. Creo que en los próximos años tendremos que avanzar intensamente en el fomento de políticas y prácticas que respalden el equilibrio entre el trabajo y la vida personal y familiar. Deberemos impulsar el crecimiento y progresión de la carrera femenina a través de programas de mentoría y desarrollo profesional específico. Y por supuesto, alcanzar una mayor transparencia en las políticas salariales y procesos de promoción, así con una mayor rendición de cuentas en la implementación de medidas para lograr la igualdad de género.