Esta semana se ha publicado la última entrega del Sexto Informe de Evaluación (IE6) del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), un trabajo de ocho años de la máxima autoridad científica en materia de cambio climático. A lo largo de sus casi 10.000 páginas, el IE6 describe los efectos aniquiladores del aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en todo el mundo -ya observables y probables- y concluye que es más probable que el calentamiento global alcance los 1,5 °C a corto y medio plazo. Sin embargo, como un rayo de esperanza, el IE6 hace hincapié en las medidas que hay que tomar para evitar los riesgos cada vez mayores a los que nos enfrentamos, a pesar de que las oportunidades son cada vez más limitadas.
Con el aumento de las actividades económicas y de las emisiones de GEI, la temperatura de la superficie global en 2020 se situó casi 1,1 °C por encima del nivel preindustrial de 1900, induciendo así cambios sin precedentes en la historia reciente de la humanidad en el clima de la Tierra: las concentraciones actuales de dióxido de carbono no tienen parangón en al menos los últimos 2 millones de años y los océanos se están calentando más rápido que en ningún otro momento desde el final de la última glaciación. En medio de estos impactos cada vez mayores, el Informe de Síntesis del Sexto Informe de Evaluación (IE6) reafirma la verdad incómoda de que las comunidades que históricamente han contribuido menos al cambio climático actual se ven desproporcionadamente afectadas, principalmente los países menos desarrollados, los pequeños Estados insulares y el Ártico. Aproximadamente la mitad de la población mundial vive en zonas geográficas muy vulnerables al cambio climático, pues el aumento de las temperaturas ya está favoreciendo la proliferación de enfermedades transmitidas por los alimentos, el agua y los mosquitos. Entre 2010 y 2020, la mortalidad humana por inundaciones, sequías y tormentas fue quince veces mayor en las regiones altamente vulnerables. Y lo que es más importante, cada 0,5 °C adicionales de aumento de la temperatura global provoca incrementos perceptibles en la frecuencia y gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos, debilitando aún más la capacidad de recuperación de los más vulnerables. Ciertos impactos climáticos son ya tan increíblemente graves que simplemente no pueden adaptarse a ellos, lo que provoca pérdidas y daños.
Para limitar el calentamiento global a 1,5 °C sin rebasamiento o con un rebasamiento limitado, el IPCC prevé que las emisiones de gases de efecto invernadero alcancen su punto máximo inmediatamente y antes de 2025 a más tardar, y que se llegue a cero emisiones netas de CO2 a principios de la década de 2050. A la luz de esta previsión, se ha establecido un nuevo objetivo provisional para 2035 (es decir, una disminución del 60% de las emisiones), que esperamos que dé forma a las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) de la COP28. La temperatura global de la superficie aumenta 0,45°C por cada 1000 GtCO2 emitidas por la actividad humana. Además, el IPCC concluye que, en 2019, aproximadamente el 79% de las emisiones mundiales de GEI procedían de la energía, la industria, el transporte y los edificios en su conjunto, lo que implica que se necesitan urgentemente cambios profundos en todo el sistema.
Además, el informe insiste en la creciente importancia de la eliminación del dióxido de carbono como medio para contrarrestar el rebasamiento de las emisiones y las emisiones residuales difíciles de reducir, como las de los sectores de la aviación y la agricultura. Curiosamente, el IPCC considera que todas las vías para limitar el calentamiento global a 1,5 °C dependen de al menos algún nivel de eliminación de carbono: esta última adopta la forma de enfoques basados en la naturaleza o de tecnologías más recientes que extraen CO2 del aire directamente. Por supuesto, la cantidad de CO2 que se necesita eliminar depende del ritmo al que disminuyan las emisiones de GEI en la economía mundial y de la magnitud de los excesos de los objetivos asociados. No obstante, los modelos del IPCC que limitan el calentamiento global a 1,5 °C sin rebasamiento o con un rebasamiento limitado alcanzan valores medios de emisiones netas negativas acumuladas de 220 GtCO2 para 2100. Qué método de eliminación de carbono es el más adecuado depende del contexto social y medioambiental local, y cada uno tiene sus ventajas y sus inconvenientes.
Por último, pero no por ello menos importante, el informe subraya la necesidad de aumentar drásticamente la financiación para el clima. Aunque existen grandes carencias en los distintos sectores y mercados geográficos, ya se dispone de opciones de adaptación viables, eficaces y de bajo coste. Las opciones de mitigación que cuestan 100 USD por tCO2-eq o menos podrían reducir las emisiones mundiales de GEI en al menos la mitad de los niveles de 2019 para 2030. Retrasar las medidas de adaptación, sin embargo, plantea el riesgo de una escalada de costes, el bloqueo del carbono y la inmovilización de activos.
La conclusión del AR6 del IPCC es clara: "las decisiones y medidas que se tomen en esta década tendrán repercusiones ahora y durante miles de años". Limitar el calentamiento global a 1,5 °C aún es posible, pero sólo si redoblamos nuestros esfuerzos ahora. Quizá sea el secretario general de la ONU, António Guterres, quien mejor lo haya resumido: "nuestro mundo necesita una acción climática en todos los frentes: todo, en todas partes, todo a la vez".