Puede resultar difícil para los niños comprender cómo sus pequeñas acciones cotidianas pueden afectar la cantidad de agua disponible en el mundo y cómo sería la vida sin ella. Sin embargo, hay formas de ayudarles a comprenderlo de manera visual. Los recursos educativos digitales, por ejemplo, pueden ser muy útiles y entretenidos para que los niños interioricen la importancia del agua.
Ahora bien, ¿cómo convertir a los más pequeños en agentes activos del cambio? Una buena estrategia es educarles acerca del papel tan importante que el agua juega en sus cuerpos. Les podemos enseñar que aproximadamente el 60% de su cuerpo está compuesto por agua y que sus órganos no podrían funcionar adecuadamente sin ella. Es fundamental que comprendan la importancia de beber suficiente agua diariamente y que entiendan que el agua está siempre disponible simplemente abriendo el grifo.
Como contraste, podemos mostrarles imágenes de lugares en el mundo donde no hay acceso a agua potable, así pueden comprender que no todos los niños son tan afortunados como ellos. También podemos hacer partícipes a los niños en el cuidado de las plantas del hogar y enseñarles que, sin agua, se morirían. Y si esto lo acompañamos de imágenes de bosques y grandes espacios naturales podrán imaginar la cantidad de agua necesaria para mantener la vida. Lo mismo con el cuidado de las mascotas y los animales para que comprendan la importancia del agua para el bienestar de todas las especies.
El juego también es una buenísima herramienta para que los niños interioricen el valor del agua. Existen juegos de mesa educativos sobre animales y plantas, sobre océanos, desafíos de la naturaleza, etc. Y en el entorno digital tenemos infinidad de aplicaciones y webs con vídeos, canciones y juegos interactivos con los que, mientras se divierten, aprenden a incorporar hábitos para cuidar el agua, que después pueden trasladar al escenario real.
También podemos ayudar a los niños a desarrollar hábitos saludables relacionados con el agua desde pequeños, y hacerles conscientes de su responsabilidad en la conservación de este recurso vital para la vida: usar el agua justa y necesaria, vigilar el buen funcionamiento de las tuberías, deshacerse adecuadamente de los residuos, cuidar los ríos y océanos, y plantar árboles. Estos hábitos ayudan a reducir el consumo de agua y a mantener su calidad, y pueden ser fácilmente integrados en la rutina diaria de las familias. Además, contribuyen a crear conciencia sobre la importancia del agua y su cuidado en nuestro entorno.