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La tecnología puede ser sostenible, diversa e inclusiva. La evolución de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) está acelerando la transformación en muchos sectores, generando un impacto positivo y ventajas competitivas en el entorno empresarial. Sin embargo, desde la fase de diseño hasta la implementación y uso de la propia tecnología puede generar sesgos e implicaciones negativas para la sociedad y el planeta.

La tecnología responsable comienza reconociendo que la tecnología no es inherentemente neutral. Puede generar impactos negativos o positivos dependiendo de para qué sea concebida o cómo se diseña y se programa.  A menudo sirven a ciertas dinámicas de poder y prioridades que son responsables de muchas de las desigualdades y desafíos a las que nos enfrentamos hoy en día como por ejemplo en materia ética, de igualdad, diversidad y sostenibilidad.

Para mitigar ese riesgo e incentivar la inversión en la tecnología responsable, necesitamos desarrollar un ecosistema de personas, normas, herramientas y mejores prácticas para evitar softwares que sean hostiles y dañinos para el planeta o la sociedad. La tecnología responsable es un campo relativamente nuevo; muchas empresas pueden no tener claro por dónde empezar o qué principios seguir. Lo más importante es incorporar en su desarrollo valores ecológicos, de acceso y privacidad, seguridad, empatía, equidad e inclusión.

Hay varios ejemplos que permiten tener una imagen más clara de la tecnología hostil: los derechos humanos digitales y el límite de la privacidad, protección de datos, sesgos en inteligencia artificial (AI), fake news y deep fakes, etc. En definitiva, hay muchos riesgos que pueden exponer la vulnerabilidad del entorno digital y la condición de nuestros derechos. Además, la regulación sobre el uso en las tecnologías emergentes y disruptivas como la inteligencia artificial, el blockchain o el big data, entre otras, va muchísimo más lenta que su desarrollo en el ámbito empresarial. Es por ello, que es necesario una regulación progresiva, moderada y constante que impulse el desarrollo y la innovación en estos ecosistemas y que controle las prácticas y usos que tienen.  

En materia de diversidad e inclusión, es fundamental entender que, si el propio lenguaje (el verbal y el programado) no incorpora estos valores, el resultado es una tecnología que genera sesgos. Por tanto, debemos trabajar en estrecha colaboración con los clientes y las organizaciones asociadas para mejorar la resiliencia de las infraestructuras frente a las violaciones de la privacidad y la seguridad, así como las nuevas amenazas y las implicaciones negativas que surgen de las fronteras en expansión de la tecnología hostil. El objetivo es hacer que tanto la seguridad como la ética no sean solo una respuesta, sino una disciplina, evidente en todo lo que hace la empresa.

Por otro lado, la tecnología también puede ser sostenible. Como directora de tecnología de Thoughtworks, consultora tecnológica global, hemos puesto la tecnología al servicio de las personas y el planeta. En este sentido, fundamos junto a empresas como GitHub y Microsoft la Green Software Foundation para reducir el impacto negativo del software. Cabe remarcar que el software también puede ser un facilitador de soluciones climáticas y que puede construirse para ayudar a acelerar la descarbonización en todos los sectores de la industria y la sociedad. Necesitamos que las personas y las organizaciones se centren en ambos aspectos: en la creación y habilitación del software ecológico. Pero nuestro principal objetivo es crear un ecosistema que permita desarrollar esta tipología de herramientas y que las empresas puedan hacer uso del mismo.

Un primer ejemplo de nuestra apuesta por el software sostenible, es la colaboración llevada a cabo con Holaluz donde implementamos nuestra herramienta Cloud Carbon Footprint, para medir las emisiones de carbono y tomar acciones para reducirlas. En Holaluz hemos descubierto un potencial de ahorro de emisiones de ~20% al cambiar todas las cargas de trabajo de AWS y si se siguen todas las recomendaciones de ajuste de tamaño para todos los entornos no productivos, se puede ahorrar un 15% de las emisiones en todas las cuentas de AWS no productivas. 

Las tecnologías de la información, y por tanto el software, deben incluirse en la evaluación del impacto medioambiental de una empresa

En conclusión, la tecnología es una palanca estratégica para que las compañías puedan desarrollar una actividad profesional sostenible en términos económicos y generar un impacto social positivo para el planeta y las personas. El enfoque y el procedimiento de desarrollo es la clave para que podamos afrontar juntos los desafíos del futuro sin dejar a nadie atrás.

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