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Si bien la crisis energética en Europa ha hecho que algunas centrales eléctricas de carbón y petróleo vuelvan a funcionar, esta situación también ha propiciado la adopción de medidas y una mayor inversión en la transición de los combustibles fósiles a la energía verde.

En 2021 se invirtió una cifra récord de 755.000 millones de dólares en la transición energética verde. Este año, en el que el suministro de petróleo y gas ruso en Europa ha caído en picado debido al conflicto entre Rusia y Ucrania, se espera que la inversión en energías renovables supere los 1,4 billones de dólares.

Hasta el momento, 2022 ha sido un ejercicio de importantes fenómenos meteorológicos extremos, agravados por el cambio climático. Incendios forestales en Portugal y España, huracanes en el Caribe, sequía en Europa, China y Estados Unidos, así como temperaturas récord en Pakistán, seguidas de devastadoras inundaciones que han afectado a más de 30 millones de personas, destruyendo vidas, ganado y hogares. La ministra de Cambio Climático de Pakistán, Sherry Rehman, ha descrito las inundaciones como "el acontecimiento climático del siglo" y "una crisis sanitaria catastrófica".

El imperativo ético de reducir las emisiones de carbono para frenar el calentamiento global es evidente. Y la crisis energética europea ha provocado un aumento de los costes de la energía y una escasez de suministro que impulsa aún más la necesidad de buscar fuentes de energía y suministros alternativos. Pero, como demuestra la crisis europea, pasar de los combustibles fósiles a las energías renovables no es algo que pueda ocurrir de la noche a la mañana, ni siquiera en la próspera Europa. 

Como consecuencia de la actuación de Rusia en Ucrania, la UE anunció REPowerEU, una ambiciosa estrategia que pretende que el continente sea completamente independiente de Rusia en materia de energía antes de 2030. A corto plazo, el plan se centra en la creación de nuevas asociaciones energéticas con proveedores fiables; un rápido despliegue de proyectos de energía solar y eólica, además del desarrollo de hidrógeno renovable; una mayor producción de biometano; proyectos de hidrógeno en toda la UE; asesoramiento en toda la región sobre cómo los ciudadanos y las empresas pueden ahorrar energía; y llenar el almacenamiento de gas de la UE al 80% de su capacidad para el 1 de noviembre de 2022.

A medio plazo, los objetivos de REPowerEU son varios. Destacan el permitir inversiones y reformas por valor de 300.000 millones de euros; impulsar la descarbonización industrial con proyectos de 3.000 millones de euros en el marco del Fondo de Innovación; mejorar la legislación y acelerar los permisos para las energías renovables; invertir en una red de infraestructuras de gas y electricidad adaptada; aumentar los objetivos de eficiencia energética y elevar el objetivo europeo de energías renovables para 2030 del 40% al 45%.

El saneamiento del suministro energético de la industria es otro de los objetivos principales, con la electrificación, la eficiencia energética y el aumento de las energías renovables. Los principales ahorros podrían provenir de los fabricantes de minerales no metálicos, cemento, vidrio, productos químicos y refinerías. Se calcula que el 30% de la producción de acero de la UE pasará a utilizar hidrógeno renovable de aquí a 2030.

La financiación de estos grandes objetivos implicará una inversión pública y privada a una escala asombrosa. Se necesitan inversiones adicionales por valor de 210.000 millones de euros de aquí a 2027 para eliminar las importaciones de combustibles fósiles rusos. El Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (RRF) está en el centro de la financiación del Plan REPowerEU, ya que los Estados miembros pueden utilizar los préstamos restantes del RRF (actualmente 225.000 millones de euros) y las nuevas subvenciones del RRF, financiadas por la subasta de derechos de emisión. Es probable que otras fuentes de financiación sean: el Fondo de Innovación, las medidas fiscales nacionales, la inversión privada y el Banco Europeo de Inversiones.

Recientemente, el Banco Europeo de Inversiones ha aumentado la financiación de infraestructuras para energías renovables. Los préstamos se incrementarán en un 60%, es decir, otros 30.000 millones de euros en cinco años. Este importe no se destinará a infraestructuras de gas, sino a proyectos de eficiencia energética, energías renovables, redes y almacenamiento de energía. También se busca la inversión privada, del orden de 115.000 millones de euros hasta 2027, para este tipo de proyectos de energía renovable.

Estas enormes ambiciones atraerán sin duda a los inversores hacia las oportunidades de las energías renovables. Según la AIE, la energía solar sólo representa el 3,6% de la producción mundial de electricidad, pero se está convirtiendo en la opción de menor coste para la generación de electricidad en muchas partes del mundo y se espera que se convierta en la mayor fuente de energía para 2050. Esto requerirá que la capacidad solar se multiplique por 20. Para 2050, la AIE espera que dos tercios de todo el suministro de energía procedan de la eólica, la solar, la bioenergía, la geotérmica y la hidráulica. No cabe duda de que los inversores están reconociendo esta oportunidad de inversión en pleno crecimiento, y la mayoría de los gestores de altos patrimonios esperan aumentar su exposición a las energías renovables en los próximos 12 meses.

Los objetivos climáticos de la UE se han visto ciertamente afectados por los últimos acontecimientos. Así pues, aunque es posible que las emisiones de gases de efecto invernadero aumenten en la UE a corto plazo, ya que los países se esfuerzan por cubrir las carencias energéticas durante el próximo invierno, estos acontecimientos medioambientales y geopolíticos tan sorprendentes han catalizado el avance hacia una Europa energéticamente independiente y neutra en carbono.

Pero más allá de Europa y con la COP27 en marcha, muchos esperan que los países busquen mejorar sus compromisos y asegurar que sus ambiciones estén respaldadas por acciones creíbles que puedan, incluso en esta etapa tardía, mantener el calentamiento global limitado a 1,5C.

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