La huella de carbono es la cantidad total de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero (GEI) que genera la actividad de una persona u organización. Incluye tanto las emisiones directas como las indirectas.
Un ejemplo de emisión directa es el dióxido de carbono producido por la combustión de combustibles fósiles dentro de un vehículo de reparto propiedad de una empresa. Las emisiones indirectas son el resultado de las actividades de la entidad que informa, pero se originan en fuentes que la entidad que informa no posee. Estas también se conocen como actividades upstream o downstream.
Existen protocolos específicos para ayudar a las Organizaciones a calcular su huella de carbono. Por ejemplo, el GHG Protocol es un estándar de contabilidad reconocido internacionalmente que ayuda a las organizaciones a medir y gestionar las emisiones de GEI. El protocolo divide las emisiones en tres áreas o alcances:
Las emisiones se expresan en toneladas de dióxido de carbono equivalente e incluyen otros GEI, como el metano y el óxido nitroso. Las organizaciones deben evaluar periódicamente sus huellas de carbono e incluirlas en los informes de sostenibilidad y otros informes financieros.
El proceso de esta cadena es que las entidades deben comprometerse a mitigar, reducir y /o compensar su huella de carbono, ésta compensación de carbono financia soluciones para reducir las emisiones de carbono ahora y los proyectos de compensación de carbono ayudan a combatir el cambio climático global y a cuidar de las comunidades locales; que en muchos casos proporcionan empleo muy necesario, mejora de la salud, biodiversidad, reforestación y amplios beneficios sociales para las comunidades empobrecidas.
Las organizaciones deben elegir un proyecto de compensación certificado que genere créditos que cumplan con los siguientes criterios:
Lo ideal es que las organizaciones deben elegir proyectos que cumplan con su propia estrategia ASG. Las compensaciones no alientan a los contaminadores a dejar de producir GEI; los alientan a financiar a otras entidades para que lo hagan. Aún así, las compensaciones fomentan mejores políticas de carbono y su implementación donde antes no se implementaba.
Algunos ejemplos de proyectos de compensación de carbono son los siguientes:
No obstante, la compensación no resolverá el cambio climático a menos que los principales productores de emisiones de carbono se comprometan con la neutralidad de carbono. Esto requiere desarrollar una cadena de suministro sostenible y un compromiso con el uso de fuentes de energía renovables y limpias.
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