Las carreras de las diferentes ingenierías cada día cuentan con menos interés por parte de los estudiantes españoles. En especial, las mujeres afrontan un techo de cristal, del 26,4% de profesionales en activo de este sexo.
Para que esta proporción aumente es preciso impulsar un gran cambio en la sociedad, especialmente en la percepción que jóvenes y niños tiene de esta especialidad, mostrar lo que está detrás y lo mucho que se puede lograr.
Desde que los niños se inician en la educación, habría que ofrecerles un amplio abanico de posibilidades que les permita soñar con lo que realmente quieren ser y den rienda suelta a su imaginación para que, cuando tengan que decantarse por una profesión, puedan sentir el poder de atracción real de la ingeniería.
Cada vez se visualizan más las carreras de ingeniería como un camino complejo, en lugar de mostrar la oportunidad que brindan de crear, cambiar y evolucionar el mundo en el que vivimos, el sentimiento de autorrealización que ofrecen y las grandes capacidades que se pueden desarrollar.
La visión de estas carreras es aún más dura en el caso de las mujeres, a quienes en pleno siglo XXI se les hace creer que se trata de “carreras de hombres” y que no cuentan con las capacidades necesarias para iniciarse en ellas.
Muy al contrario, la profesión encuentra muchos obstáculos para cubrir puestos de trabajo cualificados y, en muchos casos, ofrece sueldos indignos que provocan la desmotivación general, entre quienes pretenden o quieren dedicarse a ella. El hándicap es aún más grave entre las mujeres que, por lo general, tienen un sueldo más bajo que el de los hombres.
Hay un gran paso que dar en este sentido para igualar las condiciones salariales y de empleabilidad de ambos sexos, es decir; ofrecer una retribución acorde con las capacidades y conocimientos que requiere una ingeniería, sin más.
Pero, no solo la motivación económica y personal supone un obstáculo para las futuras ingenieras, sino que la conciliación laboral y personal también plantea importantes frenos. Parece evidente la importancia de cultivar una profesión que nos apasione, pero también se vuelve imprescindible disponer de tiempo para dedicar a las aficiones, el ocio, el descanso, la familia o, simplemente, a conocerse a uno mismo.
Por desgracia, hoy la conciliación laboral resulta más difícil de alcanzar en las profesiones de ingeniería y las mujeres vuelven a salir perjudicadas, porque se penaliza la maternidad en algunos procesos de selección y contratación.
Tenemos un gran camino por delante, debemos cambiar la manera de comunicar con la sociedad y subrayar la gran relevancia de las ingenierías para el progreso social y económico del país. Pero, a la vez, la integración de la mujer en este mundo no puede ser solo el objetivo de un colectivo, sino que toda la sociedad ha de visibilizar y poner en valor su papel e influencia, que enriquece cualquier profesión o especialidad.
La construcción del mundo del mañana precisa todo el talento, femenino y masculino, y el Instituto de la Ingeniería de España está convencido de la necesidad de impulsarlo a todos los niveles. Por eso, hemos creado el Comité INGENIA, con el fin de visibilizar y valorar el talento en todas las ingenierías, fomentar su desarrollo y atraer a los profesionales del futuro.
Necesitamos el 100% del talento joven y todas nuestras acciones irán dirigidas a promover la igualdad entre mujeres y hombres en cualquier ingeniería, fomentar su integración en empresas e instituciones, poner en valor a los mejores profesionales, independientemente de su sexo.
Solo así romperemos una tendencia negativa para una profesión que tiene que liderar el avance y progreso de toda la sociedad, con el impulso de todos, también de las nuevas generaciones.