Podríamos definir la sostenibilidad como el resultado de incorporar los intangibles (un conjunto de “preocupaciones” sociales y ambientales) en general y, la responsabilidad social, en particular, a la estrategia y a la gestión empresarial. Si tratáramos de facilitar las claves del éxito o los pasos a seguir para llegar a ser una empresa sostenible podríamos destacar dos:
En primer lugar y, como ya hemos mencionado, conocer y comprender el concepto de sostenibilidad como un concepto integral y transversal que va mucho más allá de la gestión medioambiental. Y, en segundo lugar, incorporar la sostenibilidad como una mentalidad de cambio en el modelo empresarial y no, simplemente, como un complemento o un adorno. Esta idea que señalan los profesores Juan Benavides y Joaquín Fernández Mateo en el libro: “Los límites de la sostenibilidad” (de recomendada lectura) es la clave fundamental para una integración coherente y verdadera de la sostenibilidad en la empresa. Cito textualmente:
“…lo que han hecho muchas veces es incorporar los intangibles como si fueran una prótesis a su tradicional estructura y quehacer cotidiano sin darse cuenta de que lo que deberían estar incorporando no es una nueva herramienta sino toda una mentalidad de cambio en el propio modelo de la compañía”. (Benavides & Fernández Mateo, 2020, 229)[1]
La incorporación de estas preocupaciones sociales y medioambientales a modo de prótesis refleja la falta de un ejercicio de honestidad y de verdadero compromiso de responsabilidad moral por parte de la empresa.
Si pensáramos en un ideal (al modo aristotélico) podríamos decir que ese cambio de mentalidad necesario para configurar un nuevo modelo de compañía empezaría por buscar ese fin por sí mismo y no como un instrumento o herramienta para otro fin. Se trata, al fin y al cabo y, utilizando una expresión de Cortina (2021),[2] de forjar y moldear el ethos, el carácter de la organización cultivando los valores positivos que son necesarios para hacer frente a los retos de la sociedad. Esto quiere decir que el verdadero concepto implícito en el de sostenibilidad es una especie de búsqueda de la justicia social y medioambiental y un compromiso asumido para lograrla, más allá de una moda que considera glamuroso todo lo eco-sostenible. La sostenibilidad es inseparable de un verdadero compromiso con la justicia social, tal y como reflejan los 17 Objetivos de nuestra Agenda 2030.
El gran momento de la sostenibilidad debería ser, al mismo tiempo, el momento de abanderar la justicia como la gran virtud pública y como un acto de responsabilidad y solidaridad para con todas las personas y con la naturaleza. La justicia precisa de “los justos”, de los agentes de justicia, personas y empresas que, como define Gabriele Nissim de una forma bellísima, “…sientan sobre sus hombros la responsabilidad del mundo y quieran proteger a la humanidad en el espacio en que cada uno es soberano”. (Nissim, 2013, 39).[3]
[1] Benavides, J., & Fernández Mateo, J. (2020). Los límites de la sostenibilidad. Pamplona: EUNSA.
[2] Cortina, A. (2021). Ética cosmopolita. Barcelona: Paidós.
[3] Nissim, G. (2013). La bondad insensata: el secreto de los justos (Vol. 72). Siruela.