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El COVID-19 está alterando drásticamente la industria pesquera sostenible, golpeando los mercados mundiales e introduciendo nuevas incertidumbres comerciales. Y es que a pesar de que la pesca es un sector básico de la cadena de abastecimiento de alimentos, lo cierto es que el precio en determinadas lonjas y la demanda de algunos productos pesqueros, especialmente frescos, ha descendido de forma drástica.

El COVID-19 está alterando drásticamente la industria pesquera sostenible, golpeando los mercados mundiales e introduciendo nuevas incertidumbres comerciales. Y es que a pesar de que la pesca es un sector básico de la cadena de abastecimiento de alimentos, lo cierto es que el precio en determinadas lonjas y la demanda de algunos productos pesqueros, especialmente frescos, ha descendido de forma drástica, lo que llevó al cese de las actividades pesqueras en algunas zonas, que ahora podrían estar empezando a recuperar la actividad. Además, de las restricciones de las flotas para desembarcar en algunos puertos y de la imposibilidad de rotar la tripulación, también subrayan la dificultad de cumplir con las condiciones para guardar la distancia y trabajar con las medidas de seguridad necesarias para evitar cualquier contagio.

España depende del mar. Sectores tan importantes para la economía española como la pesca o el turismo tienen una vinculación directa con el mar, no solo como actividad económica; sino que nuestra dependencia del mar tiene mucho que ver con la salud y con el bienestar social y ambiental. En los próximos meses podremos ser testigos del poder de resiliencia de las poblaciones costeras relacionadas con ambas actividades, la pesca y el turismo, a los efectos de la pandemia.

Son muchos los avisos de una recesión económica cuando acabe esta situación, y tradicionalmente estas crisis han perjudicado la adopción de políticas y medidas ambientales. Sin embargo, es precisamente ahora cuando hablar de sostenibilidad es más importante, la sostenibilidad, no solo es posible, sino necesaria para la viabilidad a largo plazo del negocio.

Un objetivo compartido con los departamentos de RSC, que forman parte de la industria pesquera, y que ahora pueden ver cómo su actividad podría quedar relegada. Sin embargo, muchas empresas de la industria pesquera han demostrado que trabajar juntas es una poderosa herramienta para incrementar la sostenibilidad y mejorar la salud del océano. La colaboración tiene un impacto más amplio y profundo que los esfuerzos individuales, particularmente cuando se enfrentan desafíos tan complejos como la sostenibilidad ambiental, la trazabilidad y la transparencia de la cadena de suministro en una época que será difícil.

Recordemos que ya existe el compromiso de avanzar hacia la pesca sostenible durante este año, tanto a nivel europeo, como a nivel global reflejado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. No hay elección con el océano porque si no tomamos medidas los recursos van a mermar, a pesar de que ahora, como consecuencia de una ralentización en la actividad, parezca lo contrario.

Las empresas son más conscientes que nunca del importante papel que juegan para alcanzar un equilibrio sostenible, y eso se refleja por ejemplo en el Pacto Mundial que promueve Naciones Unidas, y del que España es uno de los países con más empresas adheridas. Sin embargo, recientemente su directora ejecutiva para España, Cristina Sánchez, señalaba que dentro de las acciones de las empresas españolas donde hay más retraso es en el de vida submarina.  “Es curioso cómo el ODS menos citado por el sector empresarial sea el 14, cuando en España dependemos económicamente, y hay varios sectores vinculados, no solo la pesca sino también el turismo, de la salud de los mares, de los que nos alimentamos en el más amplio sentido de la palabra” se lamentaba.

Queda, por tanto, mucho margen de mejora. La responsabilidad es compartida si queremos un medioambiente sano y un modelo de negocio rentable y competitivo. No podemos permitirnos dar un paso atrás en los compromisos ya adquiridos; al contrario debemos aprovechar esta oportunidad para seguir mejorando y conseguir una sostenibilidad que garantice el futuro de nuestro océano y de las personas que dependemos de él, es decir, de toda la humanidad.

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