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La pandemia del Covid-19 se está cebando con España. Tras su expansión en China e Italia, España ha tenido el dudoso honor de convertirse en epicentro de la crisis, y el segundo país donde más muertes se han registrado debido a la propagación de este dañino virus a la fecha de publicación de este artículo. Esta circunstancia hace que la experiencia española pueda aportar enseñanzas aplicables en otros países que navegan por estadíos previos de esta crisis.

Con el objetivo de prestar un apoyo a las empresas e instituciones en la gestión de su reputación en este entorno de incertidumbre, desde The RepTrak Company hemos realizado varios estudios para tomarle el pulso a la situación y evaluar el impacto de la crisis en este importante activo intangible. Para ello hemos llevado a cabo tres estudios específicos en Italia, Estados Unidos y España, que en estos momentos estamos ampliando a muchas más geografías.

Acometíamos el estudio en España tras haber conocido las interesantes conclusiones de Italia: las empresas no perdieron reputación durante la crisis, los empleados pasaban a ser el grupo de interés prioritario para las organizaciones a juicio de los ciudadanos, y los medios de comunicación tradicionales recuperaban relevancia y sobre todo credibilidad en esta época convulsa.

El estudio de España se realizó en dos olas, la primera se lanzó a los tres días de la entrada en vigor del Estado de Alarma (18-19 de marzo), y la segunda ocho días más tarde (27-29 de marzo).

Los resultados de la primera semana nos ayudaron a conocer las percepciones iniciales de una sociedad en estado de shock que pasó en cuestión de horas de vivir con total normalidad a que sus habitantes fueran obligados a confinarse en sus hogares, se cerraran los establecimientos no relacionados con artículos de primera necesidad y se aplicaran restricciones a sus libertades.

La primera semana de confinamiento se caracterizó por el pesimismo y la incertidumbre. La mayor parte de los entrevistados opinaban que esta pandemia llevaría a España a una nueva crisis económica de larga duración y, a diferencia del estudio en Italia, su opinión sobre Gobierno y empresas empeoraba de manera dramática, todo ello en medio de los primeros anuncios de expedientes de regulación temporal de empleo. En ese momento el nivel de conocimiento de las iniciativas llevadas a cabo por las grandes empresas en la lucha contra la pandemia era bajísimo.

En la semana que medió entre las dos olas de nuestro estudio las empresas se movilizaron poniendo en marcha una gran variedad de iniciativas para paliar los efectos de la crisis: donaciones masivas, puesta de su capacidad logística y productiva al servicio de las autoridades sanitarias, créditos blandos a los afectados por la crisis, fábricas de textil produciendo mascarillas y delantales, fábricas de coches produciendo respiradores, empresas de cosméticos y licores produciendo líquidos esterilizantes, hoteles que se convertían en hospitales, y un sinfín de iniciativas solidarias para aportar su granito de arena, que en algunas ocasiones más que granitos eran auténticas rocas.

Nuestra hipótesis de partida al lanzar la segunda ola del estudio era que todos estos esfuerzos de las empresas serían reconocidos, resultando en una mejoría en reputación y actitudes de apoyo de la sociedad, y así ha sido.

¿Cuáles son las conclusiones fundamentales de nuestro estudio?

Existe un gran pesimismo sobre el devenir de la economía y preocupación ante la inminente recesión. Este estado de ánimo se extiende también al ámbito de la economía doméstica, afectando a la previsión de futuras compras, sobre todo en lo que se refiere a bienes duraderos, viajes y turismo o productos financieros.

Mientras que en la primera ola del estudio los entrevistados se mostraban muy críticos tanto con el Gobierno como las empresas, una semana después, si bien la opinión sobre el Gobierno ha seguido empeorando en cuanto a su gestión de la crisis, las grandes empresas han conseguido cambiar esa tendencia gracias a las iniciativas que antes mencionábamos.

Sin duda son los profesionales sanitarios quienes se perciben como los héroes de esta guerra y la opinión que se tiene de ellos no ha hecho más que mejorar. Otros colectivos que salen reforzados de esta crisis son los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, el ejército, los servicios públicos y los profesionales de servicios básicos, todos ellos también en las trincheras de esta batalla.

Otro hallazgo clave es el cambio de las prioridades del público a la hora de juzgar a las empresas. Nuestro modelo RepTrak®, estándar internacional para medir la reputación corporativa, establece siete dimensiones racionales que explican la admiración, respeto y confianza que reciben las compañías, es decir su reputación. Estas siete dimensiones son la oferta de productos y servicios, la innovación, el entorno de trabajo, la integridad (entendida como ética y transparencia), la ciudadanía (inversión social y cuidado del medioambiente), el liderazgo (calidad de gestión) y los resultados financieros. Sin dejar de ser la dimensión más relevante, la oferta de productos y servicios ha perdido bastante importancia en favor de otras dimensiones como resultados financieros (la estabilidad de sus operaciones) y entorno de trabajo (como trata a sus empleados). En definitiva, esto sugiere que en estos momentos los ciudadanos valoran más otros aspectos de las empresas, como el hecho de que se preocupen de sus propios empleados, que pasa a ser un grupo de interés de mayor relevancia, si cabe, en medio de la pandemia.

Es interesante la interpretación que se hace de los ERTE (expedientes de regulación temporal de empleo). Contrariamente a lo que se podría intuir, los ERTE no siempre se perciben negativamente. De hecho, las opiniones de los ciudadanos acerca de estos expedientes son mayoritariamente neutras. Es preciso entender la situación específica de cada empresa, pues en determinadas circunstancias estas decisiones se aceptan como legítimas. Si la empresa está en pérdidas los entrevistados entienden la decisión como aceptable, al igual que si la empresa tiene beneficios, pero garantiza a los empleados afectados el mantenimiento de su salario. Por el contrario, si la empresa tiene beneficios, y acude al ERTE sin compensar la pérdida de salario, la valoración sí pasa a ser muy negativa. Por consiguiente, se impone una comunicación clara y transparente de la situación que ha llevado a la empresa a tomar esa decisión.

El otro gran hallazgo de nuestro estudio es el enorme impacto de las iniciativas que las grandes empresas están llevando a cabo para luchar contra la pandemia, o al menos para aliviar su negativo impacto en la sociedad. Por un lado, y a diferencia de lo ocurrido en la primera ola del estudio, muchas iniciativas de las empresas sí son conocidas por el gran público tan solo una semana después. El caso más relevante es el de Inditex. La textil gallega es la empresa más mencionada con mucho por los entrevistados. Otras empresas como Mercadona, El Corte Inglés, Santander o Telefónica también reciben numerosas menciones de manera espontánea.

A la pregunta sobre qué iniciativas les gustaría a los entrevistados que adoptaran las empresas, destacan las dirigidas a evitar el contagio entre empleados y clientes (mascarillas, guantes, barreras físicas, medidas de esterilización, etc.), en segundo lugar, está mantener los empleos pese al parón económico, y, en tercer lugar, poner las capacidades de la compañía a disposición de las autoridades sanitarias.

Todavía más interesante desde la perspectiva del análisis reputacional es el ejercicio que hemos realizado midiendo la reputación de diez de las mayores empresas españolas con iniciativas relevantes en marcha en estos momentos. Cuando para cada empresa separamos el grupo de entrevistados que conocían las iniciativas desarrolladas de los que no las conocían, la diferencia en el indicador de reputación RepTrak® Pulse (medida estándar del nivel de admiración, respeto y confianza recibidos) es de 19,5 puntos de media. Una diferencia que representa un auténtico abismo reputacional que hace pasar el indicador de débil a fuerte. No menos relevante es la diferencia en comportamientos de apoyo como recomendaría la empresa a familiares y amigos, donde el número de Promotores (los que definitivamente recomendarían la empresa) pasa en media de un 19% entre los entrevistados que no conocen las iniciativas a un 49% entre los que sí las conocen. Desde mi experiencia les aseguro que estos datos son excepcionales.

Una última conclusión, es la tendencia a volver a los medios de comunicación tradicionales, como la televisión, la radio y los principales periódicos como fuentes de información con más credibilidad. Si bien las redes sociales ganan en cobertura, los entrevistados les otorgan una mucho menor credibilidad en el entorno actual de hiperinformación, noticias no contrastadas, fake news, etc.

¿Qué le podemos recomendar a las empresas? 

  1. Primera recomendación: Cuiden a sus colaboradores.

En este nuevo entorno los empleados pasan a ser un stakeholder de todavía mayor importancia. Es el momento del diálogo y del análisis interno de sus necesidades y preocupaciones. Son importantísimas las medidas para evitar los contagios (teletrabajo, distanciamiento social, protección e higiene), pero también lo es la estabilidad laboral y reducir la incertidumbre. Los colaboradores son los embajadores de nuestra marca, pero en las circunstancias actuales necesitan especial cuidado. Además, en la sociedad está creciendo el respeto por aquellas empresas que más se preocupan por ellos.

  1. Segunda recomendación: Arrimen el hombro.

Éste es el momento de la responsabilidad empresarial. Nunca como ahora ha sido tan necesario que las empresas se involucren en la sociedad y busquen soluciones a esta crisis. Estamos ante una situación de economía de guerra, en que la creatividad y el esfuerzo de todo tipo de profesionales pueden aportar respuestas.

A principios de este año publicábamos las principales tendencias sociales que influían en la gestión de la reputación. La primera y más importante es la exigencia de definir el propósito corporativo, un planteamiento estratégico que diferencie a la empresa más allá de los beneficios económicos. Estamos ante una auténtica prueba de fuego para el propósito de muchas compañías, ¿estaremos a la altura de las circunstancias cumpliendo el famoso walk the talk?

  1. Tercera recomendación: Comuniquen lo que hacen.

Lo que no se conoce no construye reputación, ni por ende comportamientos de apoyo. Si es importante que las empresas colaboren en esta crisis con sus iniciativas, también es importante que sean capaces de conseguir que sus grupos de interés las conozcan. Además, el conocimiento del trabajo de las empresas que lideran estas iniciativas genera un círculo virtuoso que obliga a sus competidores a seguir su ejemplo.

El abrumador dato de diferencia del indicador de reputación y de las actitudes de apoyo entre las personas que conocían las iniciativas de las empresas y las que no las conocían nos demuestra que es absolutamente necesario comunicar lo que hacemos. No obstante, la delicada situación de muchas personas en nuestro entorno hace que el tono de dicha comunicación debe huir del oportunismo y lo comercial para ser más transparente e informativo, con mensajes centrados en lo colectivo por encima de lo individual.

El cambio de tendencia en el papel de los canales, donde los medios tradicionales de mayor credibilidad ganan peso, puede hacer necesario revisar las estrategias de comunicación.

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