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Recuerdo con claridad la primera vez que hablé en público. Fue en un foro sobre banca y sostenibilidad, poco después de lanzar Triodos Bank en España. Corría el año 2004 y yo no llegaba a los 30. Aquello imponía. Aún siento el nerviosismo inicial, sentada en un enorme escenario junto a representantes de otros dos bancos, estos sí, arraigados en el sistema financiero español.

Entonces, la banca aún osaba decir en alto que su contribución a la sostenibilidad consistía en la cantidad de papel que reciclaba en sus oficinas o en el agua ahorrada en sus lavabos. Que ellos se debían a los accionistas y a su máximo beneficio. Mis compañeros de mesa me lo pusieron fácil. Ante aquel discurso, mi nerviosismo desapareció y traté de explicar con humildad y entereza qué era aquello de la banca ética. Presenté nuestra política de inversión -tremendamente innovadora, ya que solo acoge iniciativas en sectores como energías renovables, agricultura ecológica, atención a personas con dependencia o artes escénicas- y expuse nuestro principio de transparencia, por el que publicamos las empresas y organizaciones a las que prestamos.

Aquel día me di cuenta de que no se trataba solo de financiar el cambio (algo tan natural para Triodos Bank), sino también de ayudar, desde la realidad de nuestro pequeño ejemplo de banca con valores, a cambiar las finanzas para reorientarlas hacia la sociedad.

Han pasado 15 años desde aquel estreno –Triodos Bank España está de aniversario– y ya nadie se atreve a eludir el hecho de que el gran impacto de la actividad financiera está en sus activos, en lo que financia, en su cartera de préstamos e inversión.

Ahora, y de nuevo un paso por delante de los estándares del mercado financiero, Triodos Bank se ha convertido en el primer banco en España que mide y publica, de manera voluntaria, la huella de carbono de sus préstamos e inversiones.

Hace cuatro años firmamos, junto a diversas entidades holandesas, un compromiso de acción del que nació la Plataforma Financiera de Contabilidad del Carbono (PCAF). Se trata del primer sistema de cálculo de las emisiones vinculadas con los créditos y la inversión desarrollado específicamente para empresas financieras. Lo firmamos en paralelo al Acuerdo del Clima de París y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), convencidos de que el sistema financiero, motor de la economía, debía alinear lo antes posible su actividad con el objetivo mundial de mantener el incremento global de la temperatura muy por debajo de los 2 grados centígrados.

Es evidente que nuestro sector tiene un papel tractor en el paso hacia una economía descarbonizada, puesto que lo que no se financia no existe. El Acuerdo del Clima holandés lo subraya al exigir a la industria financiera una reducción del 49% en sus emisiones para 2030. Pero ¿cómo reducir lo que no se ha cuantificado? Es preciso conocer la huella de carbono de la cartera de préstamos e inversión; medir es una clara palanca del cambio.

Hoy, gracias a la PCAF, sabemos que la financiación ofrecida por Triodos Bank en 2018 generó 176 kilotoneladas de CO2 equivalentes, absorbió 50 y evitó cerca de 1.000. O, lo que es lo mismo, evitamos el CO2 equivalente a recorrer 5.400 millones de kilómetros en coche. Este conocimiento es la única vía para fijarnos objetivos de mejora y empezar a monitorizar nuestra contribución a los acuerdos del clima.

Hemos utilizado una metodología de código abierto pionera que, además de por sus miembros fundadores, ha sido adoptada por 28 de los 53 bancos de la Alianza Global de la Banca con Valores (GABV) que se han comprometido a medir y publicar su huella de carbono en 3 años. Incluso uno de ellos, Amalgamated Bank (EE.UU.), trabaja ya para liderar su adaptación al mercado norteamericano.

Desde Triodos Bank, queremos invitar a más entidades financieras a dar este paso, a medir y publicar la huella de carbono de sus carteras a través de la PCAF y, a partir de ahí, fijarse objetivos de reducción. Así podrán afirmar que han tomado decisiones comprometidas con el clima y con la sociedad y que, ahora sí, empiezan a ser parte de la solución

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