Los datos reflejan que todavía nos queda un largo camino: las empresas españolas no están haciendo lo suficiente para apoyar el liderazgo femenino. Según un estudio de la asesoría Grant Thornton, las compañías se están limitando a cumplir con los estándares mínimos en materia de igualdad.
Aunque la mayoría de las empresas cuentan ya con alguna mujer entre sus altos cargos, siguen siendo minoría: en ninguna comunidad española las mujeres representan más del 33% de la alta dirección. Si seguimos analizando los datos nos encontramos con que ocho de cada diez empresas españolas no creen en la imposición de cuotas obligatorias como medida para lograr la igualdad de género entre directivos. Hasta hace relativamente poco tampoco creía que el sistema de cuotas fuera efectivo para alcanzar la igualdad, sin embargo, los años van pasando y la situación se va agravando hasta el punto de que necesitamos implementar medidas correctivas que ayuden a cambiar esta radiografía en la empresa española.
Hay que reconocer que las empresas están trabajando por cambiar dos de los signos más evidentes: la brecha salarial y la falta de conciliación. El problema es el tempo. Necesitamos que los cambios se lleven a cabo con mayor celeridad. Las empresas que están consiguiendo cambios son aquellas cuyas políticas y las prácticas se basan en una convicción verdadera sobre las ventajas de la diversidad.
Es necesario alcanzar la igualdad de oportunidades en la gestión de personas para la mejora de la competitividad y los resultados de las organizaciones españolas, que además incentiven el talento femenino. No podemos continuar en el puesto 24 del mundo, según el ranking The Global Gender Gap Report de 2017, del Foro Económico Mundial, en cuanto a la participación de las mujeres, muy lejos del puesto 11 que ocupaba en 2006.
El clima de estancamiento y de lenta evolución es preocupante. Debemos replantearnos cuáles son las soluciones que debemos poner en marcha para no sólo cumplir, sino además liderar el cambio.