Publicado el
En términos de ayuda a los demás, cuando hablamos de solidaridad solemos atribuirlo a donativos a organizaciones no gubernamentales, colegios, fundaciones o similares y acciones de voluntariado

Pero actualmente existe una forma de colaborar que va más allá de la filantropía y que, a través de la inversión, como ahora veremos, permite a sus beneficiarios hacer algo tan sencillo y cotidiano para nosotros -que lo hacemos de manera inconsciente y sin darnos cuenta del privilegio que ello supone-, como es beber agua potable, desplazarnos de nuestra casa al lugar de trabajo por calles o carreteras transitables, dejar a nuestros hijos en el colegio para que puedan optar a una mejor preparación para el mañana o el fácil acceso a la energía que consumimos.

En muchos lugares del mundo no tienen eso. Por este motivo, la Organización de las Naciones Unidas, para la consecución del progreso social, económico y medio ambiental del planeta (especialmente, para las zonas más deprimidas) , estableció en septiembre de 2015, 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) a cumplir en el periodo 2015-2030 que tienen como fin los fundamentales de fin de la pobreza; igualdad de género; hambre cero; agua limpia y saneamiento;  salud y bienestar; y acceso a educación de calidad pero también se encuentran otros como trabajo decente y crecimiento económico; industria, innovación e infraestructura; alianzas para lograr los objetivos.

Muchas veces lo que imposibilita a los niños de las zonas afectadas  ir al colegio es la falta de transporte, la falta de una carretera que comunique su hogar con el lugar en el que se encuentra la escuela, o ambos factores a la vez, mezclado con una inadecuada cultura que se empeña en no reconocer el rol de la educación y la enseñanza de los niños como elementos nucleares superadores de los grandes desafíos de nuestra sociedad. Ese mismo transporte, carretera, educación y formación favorecerían a quienes quisieran comercializar sus productos más allá de su lugar de residencia y así promoverían el crecimiento y desarrollo del lugar.

Los ODS persiguen 169 metas y, como es obvio, precisan de alianzas de la comunidad internacional para que puedan llevarse a cabo. Dichas alianzas se canalizan, en una parte muy significativa,  a través de organismos supranacionales como son, por ejemplo, el Banco Mundial, el African Development Bank o el Asian Development Bank en los que participan la gran mayoría de países desarrollados que existen. Así, por ejemplo, en el African participan todos los países de África pero también 27 occidentales entre los que se encuentra España.

Estos organismos ofrecen financiación (en forma de préstamos o, en algunos casos, de subvenciones) para la realización de grandes proyectos de desarrollo en las zonas más necesitadas. Estos organismos obtienen financiación a través de sus propios recursos y, mayoritariamente, mediante la emisión de Bonos de Desarrollo Sostenible finalistas.

Estos bonos emitidos para financiar esto proyectos disponen de una muy alta calificación crediticia (en su práctica totalidad, Investment Grade), no en vano están emitidos por organismos en cuyo accionariado se encuentran los países más solventes, y suelen tener un plus de rentabilidad por encima de la renta fija tradicional precisamente porque su riesgo no está concentrado en un país y sí diversificado en varios.

Así pues, la contribución al cumplimiento de los ODS cuenta con un aliado desconocido como es el mercado de capitales, en la vertiente de la renta fija (Bonos de Desarrollo Sostenible).

Estos bonos de Desarrollo Sostenible se enmarcan en el concepto de la Inversión Socialmente Responsable (ISR), pues persiguen un doble beneficio para el inversor (minorista o institucional): el financiero (acorde con los productos financieros tradicionales) y el social (impacto social).

Desde hace escasos tres meses, el mercado de capitales ofrece el primer Fondo de Inversión tematizado y especializado en Bonos de Desarrollo Sostenible: el “I2 Desarrollo Sostenible ISR, FI”

Se trata de un Fondo de Inversión dentro del ámbito de la ISR con estrategia de Inversión de Impacto (Impact Investing), habida cuenta que este fondo añade al doble dividendo (financiero y social), la intencionalidad directa en la generación del beneficio social y la medición del impacto social generado por la inversión.

Desde la inversión un mundo mejor es posible.

¡Comparte este contenido en redes!

300x300 diario responsable

Advertisement
Este sitio utiliza cookies de terceros para medir y mejorar su experiencia.
Tu decides si las aceptas o rechazas:
Más información sobre Cookies