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La norma ISO 26000:2010 tiene como objetivo prioritario contribuir a que las organizaciones se orienten hacia criterios de Desarrollo Sostenible más allá del preceptivo cumplimiento legal relacionado con sus actividades y operaciones de negocio. La primera duda que surge ante la posibilidad de adoptar la guía suele ser: ¿Qué le aporta a mi empresa u organización?, y ciertamente, las evidencias que se suelen buscar no son fáciles de mostrar, al menos, en soporte excel como es del agrado generalizado en el ámbito económico empresarial.

Es frecuente encontrar respuestas relacionadas con una mayor ventaja competitiva como reconoce el propio borrador del plan nacional RSE, así como el aumento de la reputación, la retención de talento, el acceso a las inversiones o una mejora general de la percepción ante gobiernos e instituciones y, como es lógico, interesa tener indicadores que apunten hacia dichas mejoras y contribuyan a generar un adecuado seguimiento. 

Dentro del conjunto de normas ISO, esta guía de Responsabilidad Social es comparativamente más extensa que las publicadas en materia de calidad o medio ambiente, y presenta un número significativo de materias fundamentales y asuntos relacionados con cada una de ellas. Si bien las siete materias son relevantes para todas las empresas y organizaciones, no necesariamente lo son todos los asuntos incluidos en cada una de ellas y que en total suman treinta y seis puntos o cuestiones. Es de parte de la empresa de quien se espera decida los asuntos que resultan pertinentes para la organización en concreto y una vez determinados se espera que ponga énfasis en el seguimiento y mejora continua en el desempeño de los mismos.

Una de las claves, antes de comenzar con la guía, es la realización de dos prácticas esenciales: reconocer la RSE dentro del ámbito de influencia de la empresa, y con ello se asume un cierto grado de apostolado, e identificar a las partes interesadas para conseguir un adecuado nivel de participación. ISO 26000 no es una norma de la que sea fácil hacer un uso instrumental, una herramienta de greenwashing con la que aparentar que se es socialmente responsable, esta es la parte positiva de su extensión y hasta cierto punto complejidad. Para entender y aplicar la norma de forma razonable y apropiada se precisa un elevado nivel de implicación de toda la organización incluidas las partes interesadas, pero fundamentalmente de los órganos de gobierno, que además, son los encargados de disponer los recursos y procesos necesarios para ello. Lo más interesante, a mi modo de ver, es el hecho de que al adoptar una u otra materia con un asunto o dos ya se está avanzando, un paso detrás de otro puede llevar muy lejos a la organización sin necesidad de abordar este proceso como un cambio radical.

Hay que señalar que al no ser una norma de sistemas de gestión, ISO 26000 no tiene requisitos, el término "debe" referido a la organización no aparece y es a través de sugerencias, es decir, lo que la entidad "debería" estar dispuesta a hacer, el modo en el que se recogen las expectativas de cada asunto.  Cualquiera de las siete materias fundamentales: gobernanza de la organización, derechos humanos, prácticas laborales, medio ambiente, prácticas justas de operaciones, asuntos de consumidores y participación activa y desarrollo de la comunidad, puede ser el punto idóneo de partida dependiendo de cada empresa. El uso de conceptos y terminología nueva no debe ser un obstáculo, por lo general es asignar nombres a determinadas actividades que o bien se realizan intuitivamente, o bien deberían formar parte de los procesos de gobierno: rendir cuentas a todas las partes interesadas, actuar con debida diligencia, cumplir la ley y en todo caso acatar la normativa internacional de comportamiento y el diálogo social no deberían ser novedades en la dirección desde un punto de vista conceptual.

ISO 26000 representa una gran oportunidad para todo tipo de organizaciones que quieran orientarse hacia criterios de desarrollo sostenible, que hayan comprendido su significado y quieran beneficiarse de las innumerables ventajas que aporta un estilo de dirección eficiente más allá de los resultados del trimestre. Existe además un creciente interés en las compras públicas por incorporar criterios de responsabilidad social y algunas guías como esta de Forética sobre compras públicas responsables, además de innumerables documentos de las administraciones y artículos al respecto:

Compra pública responsable según la Junta de Andalucía
Red de compra pública responsable del País Vasco
Pilar Batet en Diario Responsable
Compra pública responsable en la Administración Local

Es solo una muestra fácil de encontrar en la red, pero cada vez resulta más evidente que los criterios de compra pública responsable se irán incorporando a los pliegos de las licitaciones públicas, dando así respuesta desde el sector público a una demanda social de transparencia y responsabilidad en el gasto. ISO 26000 es una herramienta idónea para moverse en este sentido y para ser prácticos…
¿Por qué no? Para obtener ventaja competitiva y generar negocio. 

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