
El pasado 31 de octubre, Bogotá se convirtió en el epicentro mundial del debate sobre el futuro urbano. Según informa ONU-Hábitat, el encuentro reunió a alcaldes, urbanistas y líderes sociales de todo el mundo para reflexionar sobre cómo la innovación puede impulsar ciudades más inclusivas, sostenibles y resilientes.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, recordó en su mensaje que “una ciudad verdaderamente inteligente pone a las personas en primer lugar, especialmente a las más vulnerables”. En un contexto donde cerca del 70% de la población mundial vivirá en zonas urbanas para 2050, el reto no es solo tecnológico, sino profundamente humano: garantizar el derecho a la vivienda, la movilidad y un entorno saludable.
Bogotá, laboratorio urbano de inclusión y sostenibilidad
Reconocida por su espíritu de innovación social, Bogotá ha sido señalada por ONU-Hábitat como un ejemplo de ciudad que integra la tecnología con la participación ciudadana. Desde el sistema de transporte TransMilenio hasta la emblemática Ciclovía, que cada domingo transforma las calles en espacios comunitarios, la capital colombiana demuestra cómo el diseño urbano puede fortalecer el tejido social y reducir desigualdades.
Para Elkin Velásquez, director regional de ONU-Hábitat para América Latina y el Caribe, la celebración en Bogotá es “una oportunidad para debatir cómo la tecnología puede mejorar la calidad de vida y fortalecer los lazos comunitarios”.
Entre las iniciativas locales destacadas figuran los programas Ecobarrios y Mi Casa, orientados a la sostenibilidad y la resiliencia, y herramientas digitales como Chatico, un asistente virtual basado en inteligencia artificial que facilita a la ciudadanía el acceso a información sobre servicios públicos y procesos participativos.
“Son ejemplos claros de tecnología al servicio de los derechos humanos”, afirmó Anacláudia Rossbach, directora ejecutiva de ONU-Hábitat. “Reducir la brecha digital es tan importante como mejorar las infraestructuras; ambas cosas garantizan inclusión y justicia social”.
Repensar la ciudad desde la empatía y la naturaleza
Entre los ponentes internacionales destacó Carlo Ratti, arquitecto e investigador del MIT Senseable City Lab, quien propuso ir más allá del concepto tradicional de “ciudad inteligente”. “Las ciudades deben ser perceptivas, no solo digitales. Escuchar a las personas, adaptarse a sus necesidades y construir desde la lógica de la naturaleza”, señaló.
Ratti advirtió que en tiempos de crisis climática, “el acto más radical puede ser no construir, o hacerlo de forma distinta”, priorizando la reutilización y el diseño circular. Su visión apunta a un urbanismo que respete los límites ecológicos y ponga la vida en el centro.
El Día Mundial de las Ciudades, que cierra el ciclo de actividades de Octubre Urbano, busca consolidar una agenda global basada en la cooperación y el aprendizaje mutuo. “Queremos demostrar que la innovación puede y debe servir a las personas”, concluyó Rossbach. “Las ciudades inteligentes no son las más conectadas, sino las más humanas”.
En tiempos de crisis climática, desigualdad y migración urbana, el llamado de Bogotá resuena con fuerza: una ciudad verdaderamente inteligente es aquella que garantiza derechos, escucha a su gente y construye futuro sin dejar a nadie atrás.