La contaminación plástica es ya una amenaza transversal que afecta no solo al medioambiente, sino también a la salud humana. Desde las playas más remotas hasta el agua que bebemos y los alimentos que consumimos, los plásticos —incluso en forma de microplásticos— están presentes en todas partes, incluidos nuestros propios cuerpos.
En este contexto, el Día Mundial del Medioambiente 2025, que se celebra cada 5 de junio, cobra una dimensión especialmente urgente. Bajo el lema #SinContaminaciónPorPlásticos, la campaña de este año busca inspirar a personas, organizaciones, empresas y gobiernos a tomar medidas concretas que impulsen un cambio sistémico y duradero, alineado con los principios de la economía circular.
En los últimos años, Europa ha comenzado a dar pasos decisivos en la lucha contra el plástico de un solo uso. España, en consonancia con la Directiva europea sobre plásticos (2019/904/UE), ha restringido la comercialización de productos como pajitas, cubiertos y platos de plástico, y ha impulsado medidas fiscales para desincentivar su producción y uso.
Además, cada vez más municipios y comunidades autónomas promueven modelos de reutilización y sistemas de retorno que reducen la necesidad de envases desechables, al tiempo que crecen las alternativas sostenibles: materiales biodegradables, envases reutilizables y productos basados en fibras vegetales. No obstante, los expertos advierten que estas medidas deben ir acompañadas de una transformación profunda del modelo de producción y consumo, con especial atención a la reducción en origen y a la inversión en innovación ecológica.
La campaña internacional del Día Mundial del Medioambiente de este año, liderada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), pone el foco en inspirarse en la naturaleza para encontrar soluciones prácticas y escalables. Desde sistemas alimentarios sostenibles hasta nuevos modelos logísticos sin envases, la clave está en cerrar el ciclo de los materiales y reducir los residuos antes de que se generen.
Este llamado a la acción llega justo dos meses antes de una nueva ronda de negociaciones internacionales para acordar un tratado global contra la contaminación plástica, un proceso iniciado en 2022 y que busca un instrumento jurídicamente vinculante para erradicar progresivamente la producción y uso de plásticos contaminantes.
Aunque el plástico es el protagonista del Día Mundial del Medioambiente 2025, los desafíos van mucho más allá. Según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente, cada ciudadano europeo genera más de 500 kg de residuos urbanos al año, una parte significativa de los cuales no se recicla. Frente a este panorama, la economía circular emerge como un modelo clave para repensar la relación entre producción, consumo y sostenibilidad.
Las y los expertos destacan la necesidad de educación ambiental, políticas públicas coherentes y participación ciudadana activa como pilares para lograr una verdadera transformación. Cada gesto cuenta. Desde optar por productos reutilizables hasta exigir normativas más estrictas y transparentes, el cambio comienza en lo cotidiano. El Día Mundial del Medioambiente 2025 nos recuerda que no hay soluciones mágicas, pero sí hay caminos posibles, y que la acción colectiva es la única vía para frenar la crisis de la contaminación plástica y construir un futuro más justo y habitable para todas las generaciones.