En apenas tres años, ha logrado consolidar un modelo social e innovador donde el café es también una herramienta de inclusión laboral y compromiso ambiental. Hoy, da servicio a más de 70 empresas -desde boutiques de lujo hasta aseguradoras, pasando por despachos de abogados, farmacéuticas, tecnológicas o fondos de inversión- y lo hace con un equipo de operaciones formado por personas con discapacidad intelectual.
Desde su nacimiento, Filantrópico ha apostado por un modelo de empresa 100% social: reinvierte todos sus beneficios en su misión de impacto, colabora con entidades como Prodis, Kyrios, Pueblos Unidos o Fundación Tomillo, y ha hecho del café una excusa para generar empleo, crear comunidad y abrir oportunidades. En estos momentos, 11 de las 15 personas contratadas directamente por la empresa pertenecen a colectivos en exclusión o con discapacidad intelectual. Además, en la primera mitad de 2025 estarán en prácticas y formación ocho personas más como paso previo a su incorporación ordinaria al mercado laboral.
“Desde el principio tuvimos claro que el objetivo era conseguir que cada taza de café consumida en una oficina o en un hogar pudiera transformar vidas. El café es solo el medio: lo importante es lo que conseguimos con cada taza cuando generamos oportunidades reales para quienes lo tienen más difícil, tanto en lo profesional como en lo personal”, señala Javier Sanz, CEO y fundador de Filantrópico.
“Crecemos porque cada vez más empresas buscan generar impacto social con sus acciones, especialmente de la mano de sus proveedores, y eso nos permite seguir generando oportunidades donde antes no las había. No se trata de facturar más y de crecer por crecer, sino de utilizar ese crecimiento como una herramienta para hacer realidad nuestro propósito. Cada nuevo cliente nos permite contratar a alguien más, abrir una puerta, demostrar que un modelo empresarial centrado en las personas puede ser viable y sostenible”, afirma Javier Sanz.