El estudio, titulado Estimaciones mundiales de la OIT sobre los trabajadores migrantes internacionales, revela que 167,7 millones de personas migrantes formaron parte de la población activa en sus países de destino durante el año pasado. De ese total, 102,7 millones eran hombres y 64,9 millones, mujeres, lo que representa un incremento de más de 30 millones respecto a 2013. Este crecimiento se produjo especialmente entre 2013 y 2019.
Los países de ingresos altos son los principales receptores de esta mano de obra, acumulando el 68,4% del total (114,7 millones de personas). Por su parte, los países de ingresos medios-altos concentraron el 17,4% (29,2 millones) de la población migrante laboral. Regionalmente, Europa, América del Norte y las naciones árabes se mantienen como los destinos predominantes para los trabajadores migrantes. Europa, en particular, vio aumentar su proporción de migrantes en la fuerza laboral del 22,5% en 2013 al 23,3% en 2022. En contraste, América del Norte y los países árabes experimentaron ligeros descensos.
Desafíos laborales y desigualdad de género
Pese a su importancia en la economía mundial, los migrantes enfrentan mayores desafíos para acceder al empleo en comparación con los trabajadores locales. De los 167,7 millones de migrantes en la fuerza laboral, 12,1 millones estaban desempleados, lo que equivale a una tasa de desempleo del 7,2%, frente al 5,2% registrado entre no migrantes.
Las disparidades son aún más pronunciadas entre las mujeres migrantes: sólo el 48,1% logró acceder al empleo, frente al 72,8% de los hombres. Además, la tasa de desempleo femenino (8,7%) superó a la de los hombres migrantes (6,2%). Factores como las barreras idiomáticas, la falta de reconocimiento de títulos profesionales, la discriminación y las expectativas de género dificultan especialmente la inserción laboral de las mujeres.
La mayoría de los migrantes empleados (68,4%) trabaja en el sector servicios, frente al 51,5% de los trabajadores locales. Según la OIT, este fenómeno responde a la creciente demanda global de servicios de cuidado y trabajo doméstico. El informe destaca que el 28,8% de las mujeres migrantes y el 12,4% de los hombres migrantes trabajan en la economía del cuidado, una proporción considerablemente más alta que entre los trabajadores no migrantes (19,2% de mujeres y 6,2% de hombres).
La OIT subraya la necesidad urgente de implementar políticas que garanticen un acceso equitativo al empleo decente y protejan los derechos laborales de los migrantes. Además, destaca que estos trabajadores resultan fundamentales para cubrir la escasez global de mano de obra y sostener el crecimiento económico.
“Los trabajadores migrantes son indispensables para afrontar las necesidades laborales a nivel mundial. Garantizar sus derechos no sólo es una obligación moral, sino también una prioridad económica”, afirmó Gilbert F. Houngbo, director general de la OIT. Según el organismo, asegurar condiciones laborales justas y el reconocimiento de sus aportes no sólo contribuirá a la estabilidad de los mercados laborales, sino también al desarrollo sostenible a nivel global.