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Una nueva encuesta regional realizada por la ONG World Vision revela que los niños y niñas migrantes y afrodescendientes en América Latina y el Caribe son los más afectados por la inseguridad alimentaria. El estudio indica que seis de cada diez niños migrantes y la mitad de los niños afrodescendientes han experimentado inseguridad alimentaria en los últimos seis meses. Estos hallazgos se presentan en el informe “Voces de la infancia”, lanzado en el marco de la iniciativa ENOUGH (Suficiente), que busca combatir el hambre y la desnutrición.
Infancias migrantes en peligro

El hambre muestra su lado más cruel cuando quienes lo sufren son niños y niñas. Este flagelo no solo pone en riesgo su bienestar físico, sino que también impacta negativamente su desarrollo emocional y cognitivo. La carencia de una alimentación adecuada puede conducir a la desnutrición, problemas de crecimiento y dificultades de aprendizaje, encerrando a las generaciones más jóvenes en un ciclo de pobreza y exclusión. La situación se agrava en contextos de migración y discriminación, donde sus derechos suelen ser vulnerados y sus necesidades pasan desapercibidas. Enfrentar el hambre infantil no es solo una cuestión nutricional, sino un imperativo moral que exige la atención de la sociedad y los gobiernos para asegurar un futuro más justo y equitativo.

Una reciente encuesta regional llevada a cabo por World Vision destaca que los niños y niñas migrantes y afrodescendientes son los más expuestos a la inseguridad alimentaria en América Latina y el Caribe (ALC). Los hallazgos se presentan en el informe “Voces de la infancia”, que se enmarca dentro de la iniciativa ENOUGH (Suficiente) destinada a combatir el hambre y la desnutrición. Joao Diniz, líder Regional de World Vision en ALC, señala: "América Latina y el Caribe producen una de cada tres toneladas de alimentos disponibles en el mundo y son responsables del 25% de la producción agrícola global; sin embargo, 43,2 millones de personas sufren hambre en nuestra región. Estamos diciendo BASTA a esta realidad".

La encuesta recogió las opiniones de 11,740 niños y niñas de 6 a 17 años y 7,542 adultos en 15 países de ALC. La iniciativa ENOUGH busca concienciar sobre el incremento del hambre y la malnutrición infantil. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), factores como la pobreza, la desigualdad y el cambio climático han retrasado la lucha contra el hambre en 12 años. Los datos muestran que seis de cada diez niños migrantes, casi la mitad de los afrodescendientes (49,8%) y el 37,6% de los indígenas encuestados han enfrentado inseguridad alimentaria en los últimos seis meses, lo que indica que no tuvieron acceso regular a alimentos saludables. Además, el 40% de los participantes informaron que sus cuidadores a menudo se saltaban comidas o solicitaban ayuda para obtener alimentos.

Las cifras del dolor

En el caso de los niños migrantes, el 40% reportó que sus padres o cuidadores se vieron obligados a saltarse comidas o pedir ayuda para alimentar a sus hijos. Además, uno de cada diez niños en este grupo mencionó que solo comía una vez al día. En cuanto a los niños afrodescendientes, tres de cada cuatro afirmaron recibir menos de tres comidas diarias. El 65% de los encuestados y el 76% de los adultos señalaron que los bajos ingresos familiares son la principal barrera para acceder a alimentos. En ALC, seguir una dieta saludable cuesta 4,06 dólares, en comparación con 3,60 dólares en otras partes del mundo. "El hambre y la malnutrición afectan la dignidad, la salud y las oportunidades de millones de niños y niñas. Debido al hambre, las familias emigran, los niños abandonan la escuela y quedan atrapados en redes de trabajo infantil. Asimismo, sufren abusos y explotación", explica Joao Diniz.

El informe también examina las repercusiones del hambre en la salud, subrayando que la desnutrición tiene efectos graves en el desarrollo físico, cognitivo y emocional. Las enfermedades respiratorias (30%) y diarreicas (25,6%) son las más comunes entre quienes padecen hambre, especialmente entre los niños migrantes. Seis de cada diez encuestados informaron que el cansancio es la principal consecuencia del hambre. El 12% de los adolescentes atribuyó su bajo rendimiento académico a la falta de alimentos, cifra que se reduce al 7% entre los niños de 6 a 10 años. Aquellos que enfrentan inseguridad alimentaria tienen el doble de probabilidades de sufrir problemas de salud, como enfermedades respiratorias e intoxicaciones.

La encuesta también revela el impacto en la salud mental: los niños de 6 a 10 años son un 15% más propensos a experimentar tristeza (43%) cuando pasan hambre, en comparación con los adolescentes (28%). Además, los menores asocian el hambre con emociones negativas como angustia (40%), tristeza (32%) y otras como ira, frustración, ansiedad, estrés o desesperación (7%). Por el contrario, satisfacer su derecho a la alimentación les brinda alegría y tranquilidad.

World Vision exploró también en qué contextos los niños comen más sano. El 73% afirmó que en casa suelen tener acceso a una alimentación saludable. Sin embargo, el 30% indicó que rara vez reciben comidas nutritivas, y el 18% manifestó que nunca lo hacen en la escuela. Además, el 55% admitió consumir comida chatarra al menos una vez a la semana, mientras que el 64% reconoció que ingiere bebidas procesadas de una a tres veces por semana; una quinta parte (20,2%) consume estas bebidas más de cuatro veces por semana.

¿Qué hacer? Las y los niños proponen:

A través de la iniciativa ENOUGH, World Vision impulsa la implementación de políticas públicas y asignaciones presupuestarias para garantizar que cada niño, niña y adolescente tenga acceso a su derecho a la alimentación. Los participantes en la investigación sugirieron que los gobiernos implementen programas de asistencia alimentaria, sobre todo para grupos vulnerables como los niños migrantes. También recomendaron ofrecer apoyo en efectivo o vales canjeables como parte de las iniciativas de asistencia alimentaria, ya que los bajos ingresos y los altos precios son las principales barreras para acceder a alimentos saludables.

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