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La Organización Humanitaria Cruz Roja ha presentado un estudio alarmante sobre la creciente inseguridad alimentaria en España. El informe destaca los factores que contribuyen a este problema y su impacto en las familias más vulnerables. Sorprendentemente, solo el 32% de las familias preparan comidas con alimentos frescos a diario, mientras que un 80,5% opta por alimentos menos nutritivos pero más económicos y saciantes.
Preocupante aumento de la inseguridad alimentaria en España

La inseguridad alimentaria representa la dificultad para acceder a alimentos suficientes y nutritivos que sustenten una vida saludable y activa. Este problema no solo implica la escasez de alimentos, sino también la limitación en el acceso a opciones de calidad, variadas y culturalmente adecuadas. Sus manifestaciones son diversas e incluyen la incapacidad para adquirir alimentos básicos, la falta de acceso a alimentos frescos y nutritivos, la dependencia de opciones menos saludables pero más económicas, y la constante preocupación por la disponibilidad de alimentos en el hogar. Este desafío, influido por factores económicos, sociales, culturales y ambientales, tiene un impacto significativo en la salud y el bienestar de las personas y comunidades afectadas.

En España, la inseguridad alimentaria representa un desafío de gran magnitud, afectando a aproximadamente 6 millones de personas, lo que equivale al 13,3% de la población, especialmente a aquellos en situaciones de extrema vulnerabilidad. Un estudio reciente llevado a cabo por Cruz Roja en colaboración con la Universidad Carlos III ha identificado los factores críticos que agravan esta situación, así como los esfuerzos de la organización para mitigar estos problemas. El estudio se enfocó en evaluar la calidad de la dieta de personas atendidas por Cruz Roja, analizando la frecuencia de consumo de distintos grupos de alimentos, las dificultades para acceder a una alimentación saludable debido a la escasez de recursos y el impacto de estas dimensiones en la salud de las personas. Estos datos proporcionan una visión precisa de la respuesta al riesgo de pobreza y exclusión social por parte de diversos actores.

La investigación muestra un perfil de alta vulnerabilidad entre las personas atendidas por Cruz Roja: el 61,3% no está empleado y, de los que sí lo están, el 67,4% trabaja a tiempo parcial. La tasa de riesgo de pobreza y exclusión entre este grupo es alarmantemente alta, alcanzando el 96,7%, en comparación con el 26% de la población general en España. Además, el 70% de las personas atendidas por Cruz Roja expresan preocupación por no poder alimentar adecuadamente a sus familias. Esta inseguridad alimentaria resulta en una dieta menos variada y saludable, exacerbando problemas de salud como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.

La elección de alimentos está fuertemente influenciada por el precio, con un 80,5% de la muestra priorizando alimentos más baratos aunque menos nutritivos. Se observa también que las mujeres tienden a privarse a sí mismas de alimentos más saludables, destinándolos a sus hijos e hijas. Existe una clara relación entre la inseguridad alimentaria y la falta de ingresos: a menor nivel de ingresos, mayor inseguridad alimentaria. Esta situación no solo afecta la variedad y calidad de la dieta, sino también la capacidad de realizar cambios en la alimentación por razones de salud, como intolerancias alimentarias, debido al mayor costo de los productos adecuados.

El estudio también revela que el 30% de los hogares presenta enfermedades relacionadas con malos hábitos alimentarios o intolerancias y alergias. La aceleración de la vida moderna y el acceso constante a alimentos procesados contribuyen a relegar la preparación de comidas caseras y el acto de comer con calma. Además, el estudio señala un alto consumo de alimentos poco saludables, como embutidos, dulces y refrescos azucarados, mientras que la ingesta diaria de frutas y verduras es baja.

Es fundamental educar en materia alimentaria desde temprana edad para fomentar una alimentación saludable en la edad adulta. La mayoría de las familias con hijos e hijas atendidas por Cruz Roja cuentan con beca comedor, lo que no solo alivia la carga económica, sino que también promueve hábitos alimentarios variados y saludables. Sin embargo, una vez en casa, solo el 32% de las familias preparan alimentos frescos a diario, y casi la mitad de los menores de edad no participan en la selección o preparación de alimentos, lo que subraya la necesidad de una educación alimentaria integral y continua.

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