Las olas de calor e incendios forestales son fenómenos que a menudo están relacionados con la emergencia climática y este verano han sido muy frecuentes en varios países de Europa. A medida que la temperatura promedio de la Tierra aumenta debido a la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, se observa un aumento en la frecuencia, intensidad y duración de las olas de calor y los incendios forestales en diversas regiones del mundo. Por un lado, el calentamiento global provoca un aumento en las temperaturas globales. Esto puede dar lugar a períodos de calor extremo conocidos como olas de calor, en los cuales las temperaturas son significativamente más altas de lo normal durante un período prolongado.
Por el otro, las temperaturas más altas y las condiciones más secas aumentan la sequedad de la vegetación y los suelos. Esto crea condiciones propicias para que los incendios forestales se propaguen rápidamente y sean más difíciles de controlar. Los expertos advierten que el aumento de incendios forestales puede crear un ciclo de retroalimentación: los incendios liberan carbono almacenado, lo que contribuye al calentamiento global, que a su vez aumenta las condiciones propicias para más incendios.
Este verano ha sido especialmente cálido en muchos países de Europa, motivo por el cual las presidencias de cinco Estados del sur de Europa —Italia, Grecia, Portugal, Malta y Eslovenia— elevaron una petición para que se tomen medidas para abordar la crisis climática. El desencadenante de este pedido han sido las intensas olas de calor, los incendios forestales y las inundaciones recientes en la región, Marta Schaaf, directora del Programa de Justicia Climática, Económica y Social y Rendición de Cuentas de las Empresas de Amnistía Internacional, declaró: “Las presidencias de estas naciones tienen todo el derecho a subrayar la necesidad urgente de atajar la crisis climática creciente tras el mes de julio más caluroso jamás registrado. La crisis climática es una crisis de derechos humanos que menoscaba los derechos a la vida, la salud, la alimentación, la vivienda, un trabajo digno y un medio ambiente saludable, entre otros”.
“Pero ya es hora de que los líderes mundiales dejen de hablar en pasiva. Tienen que dejar de proclamar que “hay que tomar medidas” y pasar a la acción. Deben apoyar explícitamente una rápida eliminación progresiva de los combustibles fósiles y respaldar este mensaje de cara a la crucial conferencia sobre el clima (COP28) que se celebrará en Dubai a finales de este año.”
Y continuó: “La solución a la crisis climática no pasa por soluciones técnicas lejanas de valor muy limitado, como la captura, el almacenamiento y la eliminación de carbono, promovidas por el lobby de los combustibles fósiles, que podrían permitir a la industria seguir explotando los recursos de combustibles fósiles casi sin control.”
Para la experta afrontar de verdad los daños que la industria de los combustibles fósiles está infligiendo a la población mundial y a los ecosistemas, depende de una rápida eliminación progresiva de los combustibles fósiles y una moratoria del desarrollo de nuevos recursos de combustibles fósiles. Si bien aún no es demasiado tarde para actuar, los costes humanos de la inacción están aumentando rápidamente. Por tanto, será preciso que los países apoyen explícitamente una rápida eliminación progresiva de los combustibles fósiles de cara a la crucial conferencia sobre el clima (COP28).
Sin dudas, para abordar estos desafíos, es crucial tomar medidas tanto a nivel global como local:
La conexión entre las olas de calor, los incendios forestales y el cambio climático es un recordatorio importante de la necesidad de tomar medidas serias y sostenibles para enfrentar la emergencia climática.
