La desigualdad continúa a la orden del día. Mientras la inflación es la principal problemática en el mundo entero y miles de hogares no pueden cubrir sus necesidades básicas (a pesar de trabajar), en la contra cara, unos pocos continúan aumento su riqueza. Un nuevo informe de Oxfam Intermón titulado “La ley del más rico” publicado el día en que comenzó el Foro Económico Mundial en Davos denuncia que el 1 % más rico ha acaparado casi dos terceras partes de la nueva riqueza (valorada en 42 billones de dólares), generada a nivel global entre diciembre de 2019 y diciembre de 2021, casi el doble que el 99 % restante de la humanidad. En palabras de Franc Cortada, director de Oxfam Intermón: “Las élites se están reuniendo en un contexto en el que la riqueza y la pobreza extremas en el mundo se han incrementado simultáneamente por primera vez en 25 años”.
En el mundo entero la inflación que crece más rápido que los salarios está siendo una problemática difícil de controlar. Los expertos explican que la actual crisis de precios es también una crisis de desigualdad. Según el Banco Mundial, podríamos estar ante el mayor incremento de la pobreza y desigualdad entre países desde la Segunda Guerra Mundial. Países enteros se encuentran al borde de la bancarrota. Los más pobres destinan cuatro veces más recursos al servicio de la deuda (en manos de ricos acreedores) que, a los servicios de salud pública o planes y ayudas sociales para personas en situación de vulnerabilidad extrema.
La investigación de Oxfam muestra cifras impactantes: por cada dólar de nueva riqueza global que recibe una persona del 90 % más pobre de la humanidad, un milmillonario se embolsa 1,7 millones de dólares. La fortuna de los milmillonarios crece a un ritmo de 2700 millones de dólares diarios. Esto se suma a una década de ganancias históricas en la que el número de milmillonarios y su riqueza se han duplicado. Desde 2020, el valor conjunto de la riqueza de los milmillonarios españoles ha aumentado en casi 3000 millones de dólares, lo que equivale a un aumento de aproximadamente 3 millones de dólares al día. Mientras en ese mismo día una familia no pudo pagar sus facturas de gas. Mientras los hogares más vulnerables sufren para llenar la nevera o mantener una temperatura adecuada, el extraordinario crecimiento de los beneficios empresariales en sectores como el de la energía y la alimentación ha disparado de nuevo los patrimonios de los más ricos. Al menos 1700 millones de trabajadoras y trabajadores viven en países donde el crecimiento de la inflación se sitúa por encima del de los salarios, y más de 820 millones de personas en todo el mundo (aproximadamente una de cada diez) pasan hambre. Las mujeres y las niñas suelen comer en último lugar y en menores cantidades en los hogares, y representan casi el 60 % de la población mundial que padece hambre.
¿Qué sucede en España? Caminamos hacia una desigualdad estructural
Por otro lado, se encuentra la realidad de millones de hogares en nuestro país en los que llegar a fin de mes es una tarea cada vez más difícil. Entre enero y noviembre de 2022, la inflación ha reducido el poder de compra de los hogares en peor situación un 26 % más que el de aquellos con mayores ingresos. Al mismo tiempo, los salarios en términos reales, caen a niveles similares a los vividos durante los peores años de la gran crisis iniciada en 2008, y son ya un 4 % inferiores a los de entonces.
Frente a este escenario por demás injusto Oxfam Intermón pide al gobierno español que de manera inmediata impulse un pacto de rentas junto con el conjunto de los actores sociales, para evitar que los salarios sigan sufriendo el efecto directo de la inflación. Este sería el conjunto de prioridades:
Finalmente, para poner en el foco en la necesidad de tributar de manera justa y que sean las personas que más tienen las que más paguen para que el peso no recaiga siempre en los hogares más vulnerables, Oxfam Intermón lanza su campaña de denuncia #taxtherich. A través de una red flag, emoji de uso habitual en el ámbito digital, para señala las relaciones tóxicas, la ONG señala que es hay prácticas y políticas que son comportamientos propios de relaciones socioeconómicas tóxicas. Algunos ejemplos, que los ultra ricos se aprovechen de las crisis para aumentar su riqueza, que vendan y contaminen aquí pero declaren en un paraíso fiscal, que aumenten sus beneficios pero no suban los salarios de su plantilla, o que facturen millones pero apenas paguen impuestos.