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Un informe recientemente publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que debido a las desigualdades sanitarias sistémicas y persistentes, muchas personas con discapacidad corren el riesgo de morir mucho antes, en ocasiones hasta 20 años, que las personas sin discapacidad.

Las personas con discapacidad se ven expuestas a múltiples desigualdades. Si ben es innegable que en el mundo entero ha habido avances en materia de derechos, lo cierto es que aún queda mucho por hacer. Un informe elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que debido a las desigualdades sanitarias sistémicas y persistentes, muchas personas con discapacidad corren el riesgo de morir mucho antes, en ocasiones hasta 20 años, que las personas sin discapacidad. Presentado en vísperas del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, que se observa el día 3 de diciembre, el informe muestra que el número de personas con discapacidades significativas en todo el mundo ha aumentado a 1300 millones (o una de cada seis). 

Además, la investigación muestra que tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, con hasta el doble de riesgo de asma, depresión, diabetes, obesidad, enfermedades bucodentales, las de transmisión sexual y los accidentes cerebrovasculares. Es importante resaltar que esos riesgos no pueden atribuirse a las condiciones de la discapacidad sino a “factores evitables, injustos y poco equitativos”, asegura el informe.

Los expertos afirman que se calcula que el 80% de las personas con discapacidad viven en países de ingresos bajos y medios, donde los servicios sanitarios son limitados, por lo que abordar las desigualdades en materia de salud podría ser un reto. Sin embargo, incluso con recursos limitados, se puede lograr mucho, afirma la agencia de la ONU.

¿Cómo actuar frente a esta situación?

Es evidente que el escenario es complejo y que los responsables políticos deben dar respuestas. Es por ello, que el informe recomienda a los gobiernos 40 medidas, que van desde la creación de infraestructuras físicas hasta la formación del personal sanitario. La publicación muestra que invertir en un sector sanitario que incluya la discapacidad es rentable. La Organización Mundial de la Salud calcula que los gobiernos podrían esperar un retorno de unos 10 dólares por cada dólar invertido en la prevención y atención de enfermedades no transmisibles que incluyan a las personas con discapacidad.

Finalmente, el documento afirma que garantizar la equidad sanitaria para las personas con discapacidad también tendrá beneficios más amplios y puede hacer avanzar las prioridades sanitarias mundiales de tres maneras:

  • la equidad sanitaria para todos es fundamental para lograr la cobertura sanitaria universal
  • las intervenciones de salud pública inclusivas que se administran de forma equitativa en los distintos sectores pueden contribuir a una población más sana
  • la promoción de la equidad sanitaria para las personas con discapacidad es un componente central en todos los esfuerzos para proteger a todos en las emergencias sanitarias

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