¿Sabía que una porción de tierra equivalente al tamaño de un campo de fútbol se erosiona cada cinco segundos? Pero se necesitan 1.000 años para producir unos pocos centímetros de capa superficial del suelo fértil. Proteger la tierra es indispensable para la agricultura y, por ende, para la alimentación de la población. Mucho se habla de la contaminación del aire, de las emisiones de carbono y a veces olvidamos algo tan vital y fundamental: el suelo. El 95 % de los alimentos que consumimos depende de la superficie terrestre. Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura advierte que, si seguimos en este rumbo, en 2050 el 90 % de todos los suelos estará degradado.
Cuidar los suelos, nuestra gran deuda pendiente

Caminamos todos los días sobre él y a veces no valoramos su importancia. El suelo, apoyo vital de nuestros alimentos y agricultura, forma parte de nuestra vida cotidiana y, sin embargo, muchas veces no tomamos consciencia de su importancia y, por ende, de la necesidad de protegerlo. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierte que, si no se producen cambios, la degradación de los suelos pondrá en peligro a nuestros ecosistemas, clima y seguridad alimentaria.

Concretamente, la Alianza mundial sobre los suelos (AMS) de la FAO colaboró durante el último decenio con países y con más de 500 asociados para abordar las cuestiones relacionadas con los suelos, incluyendo a los suelos en el programa mundial. La AMS tiene el objetivo fundamental de fomentar una gestión sostenible y una gobernanza de los suelos a escala mundial. Para contribuir a tomar consciencia de la importancia de la protección del planeta y más específicamente de los suelos, a continuación, se presentan cinco estrategias de la AMS de la FAO destinados a detener la degradación del suelo y mejorar su gestión:

1. Colaborar con los países para re-carbonizar los suelos

La demanda mundial por alimentos que en los últimos años ha ido en aumento genera una importante presión sobre los recursos naturales utilizados en su producción. En este sentido, el suelo es un reservorio de nutrientes y sumidero de carbono, uno de los pocos elementos conocidos desde la antigüedad, que constituye un 46 % de la materia orgánica de los suelos. Durante las últimas décadas, el carbono orgánico del suelo (COS) ha atraído la atención de un conjunto de especialistas mucho más amplio que la agricultura y la ciencia del suelo, dado que se ha demostrado que es uno de los componentes más cruciales del ecosistema terrestre, que tiene un gran potencial en cuanto al manejo por parte de los seres humanos. Los suelos como reserva de carbono son uno de los factores clave de varios Objetivos de Desarrollo Sostenible, en particular el Objetivo 15, "Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar de forma sostenible los bosques, luchar contra la desertificación y detener e invertir la degradación de las tierras y reducir la pérdida de biodiversidad"

La AMS se asocia con países para llegar a los agricultores y mejorar la gestión de suelos sobre el terreno. Concretamente, el programa Mecanismo para la reconstitución del carbono orgánico de los suelos del mundo (RECSOIL) aborda los retos relacionados con el cambio climático y la sostenibilidad impulsando la salud de los suelos y volviéndolos más productivos y resistentes frente a las perturbaciones. El mecanismo se centra en la recarbonización de los suelos o en la mejora de la cantidad de materia orgánica en el suelo mediante la adopción de prácticas como el uso de cultivos de cobertura, la rotación de cultivos y la agroforestería, entre otras. Estas promueven la salud de los suelos y, a su vez, mejoran la seguridad alimentaria y los ingresos de los agricultores. El programa RECSOIL se ocupa tanto del almacenamiento del carbono como de la mitigación de los gases de efecto invernadero (GEI).

2. Conformar las políticas gubernamentales e impulsar la adopción de medidas

Por su parte, el compromiso de los responsables políticos es prioritario. Sin políticas públicas que estén a la altura de las circunsitancias, todos los esfuerzos serán en vano. En esta línea, la AMS colabora con los gobiernos para dar forma a políticas inclusivas y mejorar la gobernanza del suelo. Asimismo, mejora la capacidad de los responsables de la formulación de políticas a fin de que se aplique una gestión sostenible de los suelos para las generaciones futuras.

El papel de la AMS ha sido vital en la elaboración de instrumentos normativos a fin de prestar asistencia a los países para integrar la salud de los suelos y la gestión sostenible de los suelos en la legislación, las estrategias y los programas nacionales. Estos documentos son: la Carta Mundial de los Suelos revisada, las Directrices voluntarias para la gestión sostenible de los suelos y el Código Internacional de conducta para el uso y manejo de fertilizantes. Estos documentos no solo ayudan a conformar las políticas mundiales, sino que también simplifican la gestión sostenible de los suelos en todos los niveles y, en este proceso, vuelven posibles las consultas amplias dentro de la comunidad internacional de los suelos.

3. Crear capacidad y educar en materia de suelos

Como siempre, la educación juega un rol fundamental en todo aquello que tenga que ver con la preservación de planeta. Siempre, el primer paso es educar y consciencia. En este sentido, con sus programas mundiales de desarrollo de la capacidad, la AMS ofrece capacitaciones en el empleo y proporciona a los países directrices y apoyo técnico. Una de las siete redes técnicas que facilita la AMS es la Red mundial de laboratorios de suelos (GLOSOLAN), creada en 2017. Esta fomenta las capacidades en los laboratorios para producir datos fiables sobre los suelos al armonizar los métodos, las unidades y la información sobre el análisis de los suelos. GLOSOLAN integra sistemas rápidos y eficaces en función de los costos para medir las propiedades de los suelos a través de su iniciativa en materia de espectroscopía de suelos. Hoy, más de 850 laboratorios de 152 países son miembros activos de esta red.

4. Sensibilizar a la opinión pública mundial y comprometer a los jóvenes

Además de la educación, los medios de comunicación tienen un rol protagónico por su incidencia en la opinión pública. Además, un público clave en estos temas son las nuevas generaciones que está comprobado que son las más comprometidas en estos temas.  Conscientes de esto, mediante campañas como el Año Internacional de los Suelos y el Día Mundial del Suelo, el 5 de diciembre, la AMS ha sensibilizado en materia de suelos y aumentado la participación y el apoyo a escala mundial. Además, la Alianza ha hecho que miles de millones de ciudadanos participen en conversaciones a través de las redes sociales y también ha proporcionado instrumentos de información como hojas de datos e infografías.

5.  La cartografía de los suelos del mundo

Por ultimo, pero no menos importante, conocer el estado de salud de nuestro planeta es fundamental para poder protegerlo y diagramar acciones coordinadas y orientadas para su preservación. Para ello, la AMS ha desarrollado productos y servicios de punta, como la cartografía digital del suelo, que ilustra las condiciones del suelo de modo que los países y las instituciones nacionales puedan impulsar sus propias capacidades y adoptar decisiones fundamentadas para gestionar la degradación del suelo.

Siguiendo un enfoque impulsado por los Estados, la AMS y algunos países elaboraron hasta ahora cuatro mapas mundiales, todos creados para apuntar a determinadas amenazas a los suelos. Este instrumento de información incluye los siguientes materiales: Mapa de los suelos mundiales contaminados por salesMapa mundial del posible almacenamiento del carbono orgánico del sueloMapa sobre el carbono orgánico del suelo y Mapa mundial de distribución de suelos negros. Estos mapas están basados en datos terrestres de todo el mundo y prestan apoyo a las decisiones basadas en datos objetivos a fin de adoptar una gestión sostenible de los suelos en todos los niveles.

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