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Además de nuevos hábitos y costumbres como saludarnos sin un abrazo o usar la mascarilla, la pandemia ha generado transformaciones en las lógicas de consumo de gran parte de la ciudadanía. Los efectos negativos que la irrupción del coronavirus trajo son innegables, pero también hay algunos positivos que no debemos dejar de lado. El avance de la sostenibilidad en las empresas es uno de ellos.

Tras analizar anteriormente la evolución de los índices de confianza y los hábitos de consumo en la situación de pandemia y su posterior desescalada, así como la reacción del consumidor una vez iniciada la “cuenta atrás” de la vacunación, el último informe publicado por la consultora EY titulado “Future Consumer Index”, analiza el nuevo perfil de las y los consumidores en el momento actual. Una de las principales conclusiones que emerge de la investigación es que los consumidores han tomado mayor consciencia del impacto de sus rutinas en el medio que los rodea. De este modo, nuevos patrones de consumo, donde el precio no lo es todo, irrumpen progresivamente en la escena económica y social.

El coronavirus trajo aparejado una crisis sistémica sin precedentes en la historia reciente. En este escenario, la crisis económica es uno de los mayores problemas que deben afrontar la mayoría de los estados. Los datos de los encuestados por EY en nuestro país muestran que el número de personas que han disminuido sus ingresos, han pasado del 42% de la edición de febrero al 49% actual. Asimismo, se han reducido las cifras de confianza ante el apoyo financiero del gobierno (21% de la edición anterior). Por último, la investigación revela que un cuarto de los encuestados presenta dificultades para costear gastos esenciales.

Empero, a pesar de que el gasto privado ha descendido en el último tiempo, el estudio realizado por EY muestra que existen nuevos parámetros que son tenidos en cuenta por las personas a la hora de elegir qué, cómo y dónde consumir. Antes de la llegada de la Covid, solo el 5% de los encuestados consumía productos sostenibles de forma constante, mientras que ahora, el 40% de ellos consideran importante hacerlo. La posibilidad de reciclaje/reutilización, tipo de embalaje, y su impacto medioambiental se posicionan como los principales asuntos a tenidos en cuenta a la hora de elegir.

En este escenario, el documento sostiene que las y los consumidores son ahora los agentes del cambio y son quienes demandan a las compañías y gobiernos un mayor compromiso social y medioambiental. Una tendencia que ya se apuntaba en la “pre-pandemia” pero que se ha visto acelerada a consecuencia de esta crisis. Afortunadamente, los resultados muestran que en España ha crecido el interés por las marcas socialmente responsables, aquellas en las que los consumidores se sienten reflejados e incluso “orgullosos”. Los productos ecológicos, éticos, de origen local o saludables también han cobrado mayor relevancia que antes.

Los datos obtenidos en la investigación son realmente contundentes: sin dudas, la sostenibilidad es la gran protagonista de nuestro tiempo. La sostenibilidad de los productos se posiciona en primer lugar en el estudio, remarcando una vez más la concienciación de los consumidores durante esta pandemia. El carácter saludable, pese a haber caído en peso de “más importante” se coloca en segunda posición.

Sorprendentemente, el estudio muestra que el precio cae +14 puntos en la respuesta “prioridad más importante” reflejando una mayor seguridad financiera de los consumidores que pasan a buscar productos que generen un impacto más positivo en la sociedad y en su salud. Asimismo, la disponibilidad de entrega del producto cae -12 puntos, muestra de la recuperación de confianza a la hora de acudir a los establecimientos físicos. La marca del producto, la personalización y el lujo siguen siendo los atributos de menor importancia, cayendo aún más su valoración (-17 puntos en marca, -9 personalización y -3 en lujo entre los que los consideran “más importantes”).

Es evidente que las prioridades para las y los consumidores han cambiado tras la pandemia. Si bien el precio sigue siendo uno de los atributos más importantes, entran en juego factores tales como el empaquetado sostenible, el origen, el impacto en nuestra salud y en el medio ambiente, que nos dan pistas de cómo el consumidor se ha vuelto más complejo y más reflexivo ante sus decisiones de compra.

Los expertos de EY vaticinan algunas razones por las cuales se han producido estas transformaciones. En este sentido, explican que nos encontramos ante un consumidor hiperconectado, capaz de informarse en tiempo casi-real sobre lo que compra o consume, y que está dispuesto a cambiar sus preferencias en base a sus nuevas prioridades más responsables. Asimismo, actualmente los compradores son mucho más exigentes, ya que obligan a las compañías a tener un propósito auténtico. La investigación afirma que las personas encuestadas manifestaron sentirse orgullosas de invertir en la sostenibilidad del planeta y la sociedad y consideran relevante su impacto en generaciones futuras. Además, muestra ganas de continuar con esta tendencia si su situación económica se lo permite, indicando altas probabilidades de continuar con la tendencia actual.

Los hábitos de los consumidores también han cambiado según el informe. En este sentido, prácticamente todos los encuestados utilizan bolsas reutilizables y reciclan habitualmente los envases. También se observa que están más concienciados con el consumo de agua, energía, materiales de plástico y la reducción de las emisiones. Todo ello hace que se incremente el peso de las personas que compran en función del impacto medioambiental de los productos.

Así, no todas son malas noticias tras la llegada de la COVID-19. El informe demuestra que el impacto de la pandemia en los hábitos de consumo ha sido elevado, afectando directamente a numerosos ámbitos más allá del propio nivel de gasto. El cambio de paradigma evidencia, entre otras cosas, la creciente concienciación ciudadana sobre el cuidado del medio ambiente, la inversión en la comunidad y producto local, la preocupación por nuestra salud y la de nuestros allegados. El cambio climático, los derechos humanos, los desechos plásticos y la contaminación del agua y el aire se posicionan como las principales preocupaciones de los consumidores a la hora de analizar la sostenibilidad.

Los cambios han venido para quedarse y si algo apuntan las cifras es que la dicotomía entre sostenibilidad y rentabilidad está obsoleta. Más bien ambas están estrechamente vinculadas. La sostenibilidad debe dejar de ser vista como un mero coste, y pasar a ser entendida como una oportunidad para todos.

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