Construir un modelo económico que ponga en el centro el cuidado de las personas y del medioambiente es una de las grandes preocupaciones actuales. La prueba de esto es que, en los últimos años, la sostenibilidad se ha convertido en un pilar fundamental para la creación de valor futuro en las empresas. Las empresas energéticas, como agentes fundamentales de esta transformación, tienen un papel transversal, pues pueden generar impactos positivos desde sus núcleos de negocio y pueden ayudar a otros sectores a dar un paso en materia ambiental y social. Así lo muestra el último informe realizado Deloitte y publicado por Fundación Naturgy, que muestra cómo la industria de la energía debe ser consciente de su función en este gran desafío y destaca las tendencias que se esperan en los próximos años para el sector.
El sector energético juega un papel clave en la transición hacia un desarrollo económico, ambiental y socialmente sostenible. El informe afirma que, a largo plazo, el mayor reto al que se enfrenta el sector de la energía es alcanzar la neutralidad de aquí a 2050 y para ello será necesario seguir incrementando los esfuerzos de financiación. Según las últimas proyecciones realizadas por el analista Bloomberg New Energy Finance, las energías renovables y las baterías capturarían el 80% del total de las inversiones en capacidad energética que se prevén, 15,1 billones de dólares según los analistas. Asimismo, estiman que para dar soporte al sistema eléctrico del futuro serán necesarios 14 billones de dólares de inversión en redes hasta 2050; y entre 14 y 66 billones de dólares de inversión para la fabricación, transporte y almacenamiento de hidrógeno.
La investigación destaca que la transformación del sistema energético actual hacia uno más sostenible no solo es una responsabilidad del sector energético, si no que afecta a todos los sectores económicos. Además, el documento afirma que los cambios estructurales que deben acometerse para transformar todo el sistema energético desde la generación de energía hasta el uso eficiente de la misma, ofrece una diversidad de soluciones que se adaptan a las distintas particularidades de los sectores socioeconómicos. De este modo, será posible alcanzar los objetivos establecidos por la Agenda 2030 en materia ambiental y social, permitiendo una transición energética efectiva y justa para todas las personas.
El estudio indaga acerca de cuáles serán los próximos pasos que se espera que de el sector en el futuro próximo y analiza seis posibles tendencias:
1. Incremento de las necesidades de la financiación
Las empresas deberán generar inversiones significativas tanto en tecnología como en infraestructura, haciendo frente a la transformación del sector energético posibilitando la transición hacia una economía sostenible. Para ello, los flujos de financiación deberán reorientarse y ampliarse para cubrir las necesidades del sector energético, considerando no solo el desarrollo de activos sino también las inversiones en I+D+i necesarias para alcanzar los objetivos de la transición sostenible.
2. Crecimiento del uso de financiación sostenible
El estudio advierte que hay una expectativa de crecimiento del uso de productos financieros sostenibles como herramienta para financiar la transición hacia un desarrollo sostenible, dando continuidad a la tendencia de estos últimos años. El sector de la energía actualmente ya es usuario de estos productos, estimando que aumentará el empleo de los mismos en la búsqueda de inversión y financiación, siendo necesario también que se realice una contabilización centralizada de la financiación sostenible en el sector energético, permitiendo monitorizar su evolución y poner en valor el impacto generado.
3. Necesidad de estandarización
La investigación recuerda que es importante que se creen estándares internacionales comunes que ayuden a definir de manera clara que se puede considerar financiación sostenible, eliminando las inseguridades del mercado y la pérdida de confianza en el uso.
4. Inclusión de criterios ambientales y sociales
Otra tendencia a futuro según los expertos miembros de Deloitte será la incorporación de los criterios ESG (medioambientales, sociales y de buen gobierno, por su sigla en inglés) . Actualmente la definición de criterios de sostenibilidad está centrada en criterios relacionados con el cambio climático. Es necesario que se desarrollen criterios de naturaleza ambiental y social que permitan poner en valor su contribución e impacto positivo de la transformación del sector energético
5. Continuación del desarrollo regulatorio
La normativa y regulación sobre finanzas sostenibles debe continuar desarrollándose, eliminando las barreras regulatorias a la inversión para llevar a cabo la transición hacia un sistema energético sostenible, a la vez que se reducen y se asignan riesgos de manera justa y se ofrecen rendimientos de inversión competitivos.
6. Incremento de la transparencia para la atracción de inversores por parte de las empresas
El estudio explica que atraer inversores para financiar la transición sostenible es un desafío al que se enfrentan las empresas del sector. Se espera una mayor influencia de los inversores en las estrategias y las decisiones de las empresas.