Mientras sigan muriendo mujeres por el sólo hecho de haber nacido mujeres, no podremos hablar de igualdad. Las múltiples violencias a las que están expuestas diariamente en todo el mundo mujeres y niñas es alarmante. Si bien ha habido algunos avances hablar de igualdad de derechos es una ficción. Entre tantos otros efectos colaterales de la pandemia, el aumento de la violencia y desigualdad de género fue uno de ellos. El pasado jueves 11 de febrero, los eurodiputados evaluaron los progresos realizados en materia de derechos de la mujer en los últimos 25 años y los numerosos retos que quedan por delante.
Poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas no es solo un derecho humano básico, sino que además es crucial para el desarrollo sostenible. Así lo afirma el ODS5 de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, el cual afirma que se ha demostrado numerosas veces que empoderar a las mujeres y niñas tiene un efecto multiplicador y ayuda a promover el crecimiento económico y el desarrollo a nivel mundial.
Pese a que es innegable la incorporación de las mujeres al mercado laboral, todavía hay grandes desigualdades en algunas regiones, y sistemáticamente a las mujeres se les niegan los mismos derechos laborales que tienen los hombres. El programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) afirma que, a nivel mundial, las mujeres ganan solo 77 centavos por cada dólar que ganan los hombres haciendo el mismo trabajo. Sumado a la división sexual desigual del trabajo no remunerado -tanto doméstico como en el cuidado de otras personas- y la discriminación en la toma de decisiones en el ámbito público (solo el 24% de todos los parlamentarios nacionales en el mundo eran mujeres a noviembre de 2018, un lento incremento desde 11,3% en 1995) son grandes obstáculos que aún persisten.
Los datos son estremecedores: 1 de cada 3 mujeres han experimentado violencia física y/o sexual y en todo el mundo, casi 750 millones de mujeres y niñas hoy se casaron antes de cumplir 18 años según el PNUD. La violencia y la explotación sexual, El cambio climático y los desastres continúan teniendo un efecto desproporcionado en las mujeres y las niñas, al igual que el conflicto y la migración.
Más de veinticinco años después de la adopción de la Declaración y Plataforma de Acción de Pekín (BPfA), los eurodiputados lamentan que, aunque se han producido algunos avances, ningún Estado miembro de la UE ha alcanzado plenamente los objetivos fijados en el texto, tal y como muestra la quinta revisión de la BPfA publicada por el Instituto Europeo para la Igualdad de Género en 2020.
En dicha resolución, adoptada por 505 votos a favor, 109 en contra y 76 abstenciones, los eurodiputados también expresan su profunda preocupación por la actual pandemia, que agrava las desigualdades de género existentes, amenaza con revertir los progresos realizados hasta ahora y podría empujar a 47 millones más de mujeres y niñas por debajo del umbral de la pobreza en todo el mundo.
La violencia de género es una de las grandes lacras de nuestro tiempo. Quizás uno de los problemas más urgentes en materia de Derechos Humanos que es preciso resolver. Para hacer frente a la violencia contra las mujeres, los eurodiputados reiteran su petición de ratificar el Convenio de Estambul e instan a la Comisión a presentar una directiva comunitaria para prevenir y combatir todas las formas de violencia de género. Añaden que el aumento de la violencia doméstica durante la pandemia del COVID-19 debe abordarse urgentemente, proporcionando servicios de protección a las víctimas, como líneas de ayuda, alojamiento seguro y servicios sanitarios. Cabe destacar que el hogar es el mayor peligro para muchas mujeres que conviven diariamente con sus agresores.
Otro de los aspectos que los eurodiputados resaltaron en la sesión del pasado 11 de febrero, fue la necesidad de implementar medidas específicas para erradicar la ciberviolencia, incluidos el acoso en línea, el ciberacoso y la incitación al odio, que afectan de forma desproporcionada a mujeres y niñas.
Por todo esto, el Parlamento reiteró su llamamiento a los Estados miembros de la UE para que desbloqueen la Directiva sobre las mujeres en los consejos de administración, e impulsen objetivos, planes de acción, plazos y medidas especiales temporales de la UE para avanzar hacia una representación equilibrada en todos los puestos ejecutivos, legislativos y administrativos. Asimismo, afirmaron que la adopción de legislación comunitaria para aumentar la transparencia salarial ayudaría a cerrar la brecha de género.
Por último, los eurodiputados están especialmente preocupados por algunas tendencias regresivas en el acceso a los servicios sanitarios en algunos países de la UE. En particular, condenaron la reciente prohibición de facto del aborto en Polonia. La libertad de decisión sobre los cuerpos de las mujeres gestantes es un derecho humano esencial para garantizar la libertad y la vida digna de las mujeres. El acceso a la planificación familiar, los servicios de salud materna y los servicios de aborto seguro y legal son elementos clave que garantizan los derechos de las mujeres y salvan vidas. Por último, los eurodiputados también reclamaron el respeto y el acceso universal a los servicios de salud y derechos sexuales y reproductivos, tal y como se acordó en la Declaración de Pekín.
Alcanzar la igualdad de género debería ser el eje que guíe las políticas públicas de todos los Estados. Se trata de una cuestión de Derechos Humanos y de posibilidades de lograr una vida digna para, ni más ni menos, que la mitad de la población del mundo. El camino es largo y aún queda mucho por recorrer.