El presidente y director ejecutivo de BlackRock, Larry Fink, como cada año, ha publicado una carta destinada a los consejeros delegados de las empresas en las que invierten en nombre de sus clientes, con el objetivo de poner de relieve asuntos que resultan fundamentales para la creación de valor duradero, tales como la gestión del capital, la estrategia a largo plazo, el propósito y el cambio climático. Este año el CEO se centra en la transición global hacia una economía de cero emisiones netas, y lo que esa transición significará tanto para las empresas como para los inversionistas.
El año pasado, en su carta anual Fink destacaba que el riesgo climático constituye un riesgo de inversión, hoy defiende que la transición climática presenta una oportunidad de inversión. En medio de un contexto histórico particular marcado por la COVID-19, afirma que: “la pandemia ha supuesto tal crisis existencial —un recordatorio tan crudo de nuestra fragilidad—, que nos ha alentado a hacer frente a la amenaza mundial del cambio climático con mayor ímpetu y a plantearnos cómo esta, al igual que la pandemia, alterará nuestras vidas. Nos ha recordado cómo las crisis de mayor envergadura, ya sean sanitarias o medioambientales, exigen una respuesta ambiciosa a escala mundial.”
En su opinión, el cambio climático es el principal asunto en la lista de prioridades de sus clientes. En este sentido, plantea que el riesgo climático es un riesgo de inversión, y que la transición climática presenta una oportunidad de inversión: “Creo que nos encontramos en los albores de una transición larga pero que presenta una rápida aceleración y que podría abarcar muchos años y reconfigurar los precios de los activos de todo tipo. Sabemos que el riesgo climático constituye un riesgo de inversión, pero también creemos que la transición climática presenta una oportunidad de inversión histórica.” Y continúa, “Conforme cada vez más inversores elijan orientar sus carteras hacia empresas centradas en la sostenibilidad, más se acelerará la transición de gran calado de la que estamos siendo testigos. Y, dado que ello ejercerá un drástico efecto en la forma de asignar el capital, todos los equipos directivos y consejos deberán plantearse cómo afectará a las acciones de su compañía.”.
El líder de la gestora de activos más grande del mundo vaticina que nos encontramos en la antesala de un gran cambio. Al respecto, advierte que se necesita una transformación completa de toda la economía para lograr las cero emisiones netas y es optimista con respecto a que con compromiso se pueda lograr. “A medida que se acelera la transición, las empresas con una estrategia a largo plazo bien articulada y con un plan claro para abordar la transición hacia la economía con cero emisiones netas de carbono destacarán a ojos de sus clientes, de los reguladores, de sus empleados y de sus accionistas, al transmitir confianza en su capacidad para capear esta transformación a escala mundial. Sin embargo, las empresas que no se están preparando con la suficiente celeridad sufrirán una penalización en sus negocios y valoraciones, a medida que estas mismas partes interesadas dejarán de confiar en que estas empresas pueden adaptar sus modelos de negocio a los drásticos cambios que se avecinan.”
Para el director ejecutivo de BlackRock si bien la transición económica será compleja, resulta esencial re pensar y construir una economía más resiliente que actúe en beneficio de más personas. “Mi postura respecto del futuro del capitalismo y el estado futuro de la economía es sumamente optimista, no a pesar de la transición energética, sino gracias a ella.” Además, expresó que para valorar los riesgos de sostenibilidad, es necesario que los inversores tengan acceso a información pública coherente, de elevada calidad y relevante. Asimismo, afirma que durante el pasado año las empresas que contaban con un propósito, con mejores perfiles según los criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus siglas en inglés), han obtenido mejores resultados que sus homólogas y reflexiona al respecto: “Cuanta mayor capacidad tenga su empresa para mostrar su propósito a la hora de brindar valor a sus clientes, empleados y comunidades, mejor preparada estará para competir y ofrecer beneficios duraderos a largo plazo a sus accionistas.”
La diversidad y el respeto a la diferencia racial fue otro de los aspectos que Fink destacó en su carta. “Estamos en un punto de inflexión en el camino hacia la justicia racial que no puede solventarse sin el liderazgo de las empresas. Una empresa que no busque beneficiarse de la totalidad del espectro del talento humano se encuentra en una posición más débil, con menores probabilidades de contratar a los mejores profesionales, de reflejar las necesidades de sus clientes y las comunidades en las que opera y de obtener un desempeño superior.” Sobre este punto, instó a las empresas a que publiquen en sus informes de sostenibilidad la estrategia de recursos humanos y que esta refleje exhaustivamente sus planes a largo plazo para mejorar las cuestiones de diversidad, equidad e inclusión.
A pesar de lo adverso que fue el último año, Fink concluye su carta con una mirada optimista de cara al futuro: “He visto cómo muchas empresas toman en serio estos desafíos, cómo se adaptan a las exigencias de mayor transparencia, mayor rendición de cuentas ante los stakeholders y mejor preparación para el cambio climático. Lo que he visto en las empresas es alentador. Ahora, los líderes de negocios y las juntas directivas tendrán que demostrar gran valentía y compromiso con sus stakeholders. Es necesario que actuemos más rápido para crear más empleos, más prosperidad y más inclusividad. Tengo mucha confianza en la capacidad de las empresas para ayudarnos a salir de esta crisis y crear un capitalismo más inclusivo”.