A veces pareciera que lo olvidamos pero el acceso a la educación es un Derecho Humano básico. El derecho a la educación está consagrado en el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esta exige la educación primaria gratuita y obligatoria, además, la Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada en 1989, va más allá al estipular que los países deberán hacer que la educación superior sea accesible para todos.
Sin embargo, este derecho no se cumple en muchas latitudes. Si bien la matriculación en la enseñanza primaria en los países en desarrollo ha alcanzado el 91%, según datos recientes por la Organización de Naciones Unidas, aún 57 millones de niños en edad de escolarización primaria siguen sin asistir a la escuela. La desigualdad está a la orden al día, más de la mitad de los niños que no están matriculados en la escuela viven en el África Subsahariana, asimismo, se estima que el 50% de los niños que no asisten a la escuela primaria viven en zonas afectadas por conflictos.
Las cifras son estremecedoras: 258 millones de niños y jóvenes en todo el mudno siguen sin estar escolarizados, 617 millones de niños y adolescentes no pueden leer ni tienen los conocimientos básicos de matemáticas; menos del 40 por ciento de las niñas del África Subsahariana completan los estudios de secundaria de ciclo inferior y unos 4 millones de niños y jóvenes refugiados no pueden asistir a la escuela. El derecho a la educación de estas personas se ve afectado y eso es inaceptable.
Este año, celebramos el Día Internacional de la Educación el próximo domingo 24 de enero, en tiempos de una pandemia que ha causado la interrupción de la labor de los centros educativos a una escala y con una gravedad sin precedentes. El cierre de escuelas, universidades y otros centros de enseñanza ha afectado a unos 1600 millones de estudiantes en más de 190 países. Sumado a la imposibilidad de acceder a las clases de manera virtual de muchos niños y niñas por falta de recursos lo cual ha ampliado la brecha educativa entre países ricos y pobres aún más.
Cuando se adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la comunidad internacional reconoció que la educación es esencial para el éxito de sus 17 objetivos. Concretamente, el Objetivo número 4 de Desarrollo Sostenible tiene como objetivo “garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos” para el año 2030. Es indiscutible que la educación ofrece a los niños y las niñas una oportunidad de salir de la pobreza y un camino para alcanzar un futuro prometedor. Sin una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos y todas, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos.
Actualmente, todos los estados están ahora aunando esfuerzos de cara a la re construcción de la sociedad post pandemia. En el año nuevo que acaba de comenzar, será central colocar la educación y la formación continua en el centro de la recuperación para así poder construir sociedades más inclusivas, seguras y sostenibles. Debemos hacer mucho más para avanzar en el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, que busca garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos y todas. La educación es un derecho, no un privilegio.