La naturaleza es esencial para la existencia humana y para una buena calidad de vida, pues ofrece y conserva el aire, el agua y el suelo de los que dependemos. También regula el clima, asegura la polinización y el control de plagas y reduce el impacto de las catástrofes naturales. Pero cada vez se necesita más alimento, energía y materia prima para más personas en más lugares del planeta, con la consecuente sobreexplotación del mundo vegetal y animal, lo que está deteriorando la capacidad de la naturaleza de seguir proporcionando estos recursos en el futuro.
El informe Planeta Vivo es la publicación insignia de WWF, que se actualiza cada dos años. Se trata de un completo estudio de las tendencias de la biodiversidad mundial y la salud del planeta. El informe, además de abordar el estado de la biodiversidad mundial, insta a los líderes de todo el planeta a unirse para construir un mundo post Covid-19 más sostenible, resiliente y saludable para las personas y la naturaleza.
Una de las principales conlusiones del informe es el elevadísimo porcentaje de pérdida de biodiversidad en el Planeta. La biodiversidad, tal como la conocemos en la actualidad, resulta fundamental para la vida humana en la Tierra, pero existe una evidencia innegable al respecto: la estamos destruyendo a un ritmo sin precedentes en nuestra historia. Lo cual deja claro que nuestra relación con la naturaleza está rota ya que ha habido una caída de la biodiversidad de un 8% más que en la edición anterior del 2018. A través de múltiples indicadores, incluido el Índice Planeta Vivo (IPV), proporcionado por la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL), se muestra una caída promedio del 68% en casi 21 000 poblaciones salvajes (de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios) monitorizadas con la tecnología más avanzada de todo el mundo, entre 1970 y 2016.
Los impactos de esta pérdida sobre nuestro bienestar son cada vez mayores. Y los catastróficos impactos para las personas y el planeta están más cerca que nunca. El tiempo se acaba. Tenemos que actuar ahora para recuperar la naturaleza. Es por esto, que desde WWF han puesto en marcha una campaña para pedir a los líderes del mundo: un Nuevo Acuerdo Global Por la Naturaleza y las Personas, que nos permita cambiar esta relación de "abuso" actual con la naturaleza ya que nuestra salud, depende de la de naturaleza.
La salud de la humanidad depende en gran medida de una naturaleza sana. Desde aire fresco, agua potable y alimentos hasta energía, medicinas y materiales, la naturaleza es vital para nuestra supervivencia y bienestar. Los impactos sociales y económicos de la Covid-19 son devastadores y debemos darnos cuenta de cómo la relación de la humanidad con la naturaleza contribuye al surgimiento de estas enfermedades, para evitar que vuelva a suceder.
Nuevas enfermedades zoonóticas,es decir, aquellas que pasan de los animales a los humanos, han surgido cada vez más en las últimas décadas. Estos incluyen el ébola, el SARS y, más recientemente, la Covid-19. Este aumento no deseado ha sido impulsado por la destrucción de bosques y otros hábitats naturales para destinarlos a la agricultura y desplazando a los animales salvajes de su hogar para comerciar o cultivar de manera intensiva, lo que produce mayores contactos entre la vida silvestre y personas.
En los últimos 50 años, nuestro mundo se ha visto drásticamente transformado por una explosión del comercio global, el consumo y el crecimiento de la población humana, junto a una poderosa expansión urbanística. Esto está provocando una destrucción acelerada de la naturaleza, en un mundo donde ya se están sobreexplotando los recursos naturales a un ritmo sin precedentes. Las últimas áreas realmente vírgenes que aún quedan en el planeta se encuentran en unos pocos países. El 75% de la superficie terrestre libre de hielo ha sido modificada por el hombre y los últimos lugares vírgenes se concentran en apenas unos pocos países, Rusia, Canadá, Brasil y Australia. Como resultado de todo ello, nuestro mundo natural se está transformando más rápido que nunca.
Algunas de las principales conclusiones del informe son
La situación es grave pero aún estamos a tiempo de actuar. Resulta urgente que el mundo y sus líderes se embarquen de manera comprometida en un nuevo acuerdo global para la naturaleza y las personas que nos encamine hacia un desarrollo general sostenible, respetuoso y saludable.