La Inteligencia Artificial (IA) puede utilizarse para mejorar la precisión y la eficiencia de la toma de decisiones y para mejorar la vida de las personas en diferentes planos, a través de nuevas aplicaciones y servicios. Además, esta puede utilizarse para resolver algunos de los complejos problemas políticos del cambio climático, la infraestructura y la atención sanitaria. Por lo tanto, no es sorprendente que los gobiernos estén buscando formas de IA, tanto en el sector público como en el privado.
Sin embargo, su uso es un tema controversial. Si bien en muchos casos puede significar grandes avances para mejorar la calidad de vida humana, también puede generar problemas si no se la utiliza de manera ética. El Foro Económico Mundial afirma que una forma de controlar su uso es crear un "Centro de Excelencia" nacional para defender el uso ético de la Inteligencia Artificial y ayudar a desplegar la capacitación y la sensibilización sobre la temática.
Además, para liberar el potencial de la IA de forma segura, es necesario abordar cuestiones como la precisión, el control humano, la transparencia, la parcialidad y la privacidad. Por lo tanto, los gobiernos deben servir de modelo para el uso ético de la IA, y educar a su población en relación a su uso y a cómo estar preparados para las oportunidades y los desafíos que esta puede traer.
Los centros de excelencia, podrían ser una buena solución, como organismos reguladores de la IA en cada país. El Foro Económico Mundial recomienda la creación de estos como una forma de aumentar el uso ético de la IA en un país y al mismo tiempo, crear apoyo público. En este sentido, podrían ser muy útiles por tres razones:
1. El centro podría contar con personal de la industria, del gobierno, el mundo académico y la sociedad civil, utilizando un enfoque multidisciplinario y de colaboración para prestar asesoramiento sobre la IA y el uso de algoritmos para operaciones gubernamentales.
2. Proporcionaría un medio para que los gobiernos empiecen a abordar la falta de conocimientos sobre IA en todas las comunidades. El centro comenzaría a crear conciencia sobre la propia IA y fomentaría las conversaciones sobre el nivel de comodidad de las personas al utilizarla en diferentes situaciones.
3. El centro también ofrecería a los actuales usuarios de IA un lugar donde compartir sus preocupaciones y problemas, y hablar con un grupo de expertos y compañeros.
De este modo, estos centros serían de apoyo educativo y podría dar forma al desarrollo ético de las prácticas de IA. Para lograrlo, podría incluir las siguientes funciones:
Hay algunos grandes ejemplos de varios gobiernos que ofrecen lecciones, tanto en lo que respecta a la creación de organismos que actúen como centros de excelencia, como en el desarrollo de funciones o herramientas clave que apoyen a un centro de excelencia. Pero lo más importante en todos estos casos, es que el uso de la IA sea hecho de manera ética.
La ética de los datos es un tema clave a la hora de desarrollar proyectos que incorporen IA. Un grupo de expertos daneses sobre ética de los datos formuló una serie de recomendaciones al gobierno para garantizar que los valores básicos sustenten la utilización de los datos; Por su parte en el Reino Unido también han establecido un Centro de Ética e Innovación en materia de Datos, para poner en contacto a los encargados de la formulación de políticas, la industria, la sociedad civil y el público, a fin de garantizar que el Reino Unido elabore el régimen de gobernanza adecuado para las tecnologías basadas en datos.
Un centro de excelencia de IA debe incorporar a la ética como uno de sus pilares. Se trata de un instrumento flexible y ágil que puede ajustarse según las necesidades y exigencias del momento y el lugar. La Inteligencia Artificial puede significar grandes avances para la humanidad, siempre que su uso sea ético y responsable.