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El informe #EmpleoParaTodas: la mujer en riesgo de exclusión en el mercado laboral, realizado por la Fundación Adecco, con la colaboración de 4 empresas comprometidas: Bahía de Bizkaia Gas, ArcelorMittal, ThyssenKrupp y Aqualia, revela,entre otras cosas, que por primera vez en la historia, se contabilizan más de 1,5 millones de mujeres mayores de 55 años trabajando.

La presencia de la mujer en el mercado laboral ha estado, desde su incorporación hace ya 4 décadas, impregnada por prejuicios, estereotipos y actitudes discriminatorias que han propiciado la desigualdad con respecto a la fuerza laboral masculina. Esto ha sentado las bases de lo que hoy conocemos como brecha salarial de género o techo de cristal. Así, las trabajadoras jóvenes, se han visto perjudicadas por el estigma de la maternidad y el permanente cuestionamiento de su compromiso, mientras que las que superan los 55 años han sido víctimas de creencias y pensamientos que las consideran demasiado mayores u “obsoletas”. Mención aparte merecen aquellas mujeres que tienen una discapacidad, que siguen constituyendo hoy una de las fuerzas laborales más vulnerables, enfrentándose a profundas reticencias y sesgos que las alejan, ya no del empleo en sí mismo, sino de su participación en el mercado laboral, conduciéndolas directamente a la inactividad.

Sin embargo, en el 2020, 4 décadas después de la primera incorporación femenina al mercado, esta discriminación indefectiblemente va a llegar a su fin. Las mujeres han demostrado su relevancia como fuerza laboral y hoy ocupan puestos de responsabilidad en todas las áreas. Es cierto que el camino por recorrer aún es largo y la igualdad laboral, como en muchos otros ámbitos es aún derecho por conquistar. La masculinización de algunos sectores, el aún arraigado rol social de la mujer como cuidadora familiar y el consiguiente predominio de jornadas parciales y mayor precariedad, provocan que la plena igualdad aún sea un asunto pendiente, un reto que no podrá afrontarse sin la incuestionable aportación de la mujer que, hasta ahora, se ha considerado en riesgo de exclusión.

El informe revela interesantes cifras de entre las cuales se destaca que el contexto de actual, las mujeres mayores de 55 años ya no deben ser consideradas (solo) una minoría a la que proteger, sino una fuerza laboral a la que potenciar, en medio de una sociedad envejecida en la que su peso va a ir en aumento. En una sociedad en récord de envejecimiento, especialmente en Europa, en la que más de la mitad de la población es mujer (52%), parece irrevocable concluir que las profesionales mayores de 55 años tendrán un incuestionable protagonismo en el mercado del futuro. De hecho, ya lo están teniendo. Algunos indicadores como la tasa de actividad, la ocupación o el desempleo, son muy reveladores y dan buena cuenta de ello.

Desde el año 2009, la Fundación Adecco realiza informes y análisis sobre las personas a las que ayuda a encontrar empleo. El último informe presentado este mes, se basa en la explotación de algunas fuentes estadísticas, combinadas con el conocimiento en el mercado laboral de la entidad.  El mismo muestra que, rrealizando un repaso de las cifras históricas de empleo de los últimos años, una conclusión parece evidente: la mujer senior está adquiriendo y adquirirá un elevado protagonismo. Concretamente, 1.617.200 ocupadas ya superan esta edad. Muchas de las jóvenes que se incorporaron masivamente al mercado de los años 80, hoy ya sobrepasan los 55 años.  Además, la crisis de 2008 propició una segunda oleada de afiliación femenina al mundo laboral: entre 2008 y 2014 más de 1 millón de mujeres mayores de 45 años, hasta el momento inactivas, se incorporaron a la búsqueda de empleo para sacar a flote a las economías domésticas. Ellas, también superan hoy los 55.

Algunos datos también revelan como la estigmatización y discriminación continúan vigentes. Las desempleadas mayores de 55 años son las únicas que han crecido en el último año (2%), frente al descenso generalizado del 2,6% de las paradas a nivel general. Además, el 65% es parada de larga duración, frente al 45% de media general: “paradójicamente, la mujer senior sigue enfrentándose a prejuicios y estereotipos que cuestionan su valía profesional, circunstancia que, en el contexto actual, supone un completo contrasentido”- destacó Francisco Mesonero, DG de la Fundación Adecco.

Entre las mujeres con discapacidad, las seniors también cobran un elevado protagonismo: son el 63,2% de las desempleadas y acapararon el 47,3% de la contratación femenina con discapacidad. Son, sin embargo, la ficha más débil en el tablero del empleo y las que más discriminación experimentan.

Manero explicó que, “El panorama de la mujer senior en nuestro mercado arroja muchas y crecientes luces, con una tasa de actividad que ha cogido velocidad de crucero y que demuestra el dinamismo de un segmento de la población que se asociaba a obsolescencia e inactividad. Las sombras, sin embargo, siguen siendo también múltiples y algunas suponen complejos desafíos para nuestro mercado, cada vez más envejecido, que deberá acometer reformas estructurales para erradicar la discriminación por edad, así como dotar a la fuerza laboral más madura de competencias digitales o impulsar medidas que apuesten por el reciclaje profesional y la promoción de la salud, entre otros”.

A la luz de estos indicadores, una conclusión parece clara: las mujeres mayores de 55 años tienen una presencia creciente en el mercado laboral. Ya suman 1,5 millones de ocupadas y suponen el 18% del total de trabajadoras -en 2009 eran el 10%-. Además, son el 15% de las desempleadas, frente al 7% de hace una década. Y su tasa de actividad no deja de crecer, siguiendo una tendencia el alza que ha hecho alcanzar máximos históricos en los últimos años.

Otro de los datos más relevantes que expone el informe es que El empleo se convierte en una herramienta importante para combatir la violencia de género. La dependencia económica hace que muchas veces las mujeres deban soportar violencia machista. Es por esto que el empleo y la emancipación económica son centrales a la hora de analizar esta problemática.

La máxima de los ODS es “no dejar a na - die atrás” y cobra un significado especial cuando hablamos de mujeres mayores de 55 años. Un segmento especialmente segregado y discriminado pero que, sin embargo, tiende a ser dominante en todas las esferas sociales: empleo, salud, familia, etc. Es por ello que el informe sostiene que, acorde a nuestros tiempos, es coherente, justo y prioritario tener en consideración especial a la población femenina más madura a la hora de diseñar políticas y estrategias de RSC, Diversidad o RRHH.

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