May es de esas mujeres que derrocha ilusión. Que habla con entusiasmo pero calma. Que sabe que el camino es largo y a veces arduo, por lo que es conveniente caminar pisando fuerte pero sin hacer demasiado ruido, para poder avanzar mejor.
Experta en movilidad sostenible, sabe que esta es una pieza angular para mejorar el planeta. Y que para recibir en tu casa una compra de 5€ en 24 horas, alguien está siendo explotado en la larga cadena de valor.
Podría haberse conformado con la comodidad de un buen puesto en una gran empresa, pero ella sabía que su propósito vital era otro y por eso decidió emprender.
Ilusión y responsabilidad son las dos palabras que mejor la definen como emprendedora: ilusión para cambiar el mundo, responsabilidad por lo que ello implica.
Neus Portas.- Cuéntame qué es Bewego y cómo surgió la idea.
May López.- Llevo muchos años en movilidad sostenible, sobre todo desde el área de RSC en Seur, donde desarrollé varios proyectos vinculados siempre a la sostenibilidad de la movilidad y a impactar socialmente en el entorno en el que actuábamos.
Uno de los proyecto que impulsé fue un portal para intercambiar productos entre los empleados. Y se me ocurrió aprovechar la plataforma para añadir una sección de ‘Comparto’, para compartir plazas del coche para ir al trabajo: al ser muchos empleados y estar en un polígono, me pareció interesante. Y realmente, funcionó. Hubo mucha demanda y más gente ofertando plazas de su vehículo. El problema era que perdía toda la trazabilidad, la acción buena estaba lanzada pero no sabía si iban todos los días, cuánta gente… Y además me di cuenta de que si la empresa es grande, puede dar juego, pero si la empresa tiene micro sedes, es más complicado. Sin embargo, las empresas no estamos solas, sino que solemos estar en polígonos donde hay más empresas, de modo que el proyecto tenía más sentido y más impacto si podíamos juntarnos varias empresas.
El proyecto quedó ahí y, al cabo de un tiempo, en un evento de Conama en el que me invitaron a moderar una mesa de movilidad, conocí a Víctor, que era responsable de sostenibilidad de Remica y a Santiago Losada de Urbaser. Conectamos al instante, les conté el proyecto y decidimos que teníamos que hacer algo para intentar ampliarlo a las 3 empresas, que estábamos las tres ubicadas en Vallecas. Lo contamos al Ayuntamiento de Madrid y les encantó el proyecto y nos animaron a tirarlo adelante. Pero cuando empezamos a hacerlo, nos encontramos con el hándicap de que ninguno como empresa lo podíamos hacer porque ninguna de las tres tenía una actividad relacionada con la movilidad.
Aún así, estamos tan entusiasmados con la idea, que decidimos tirarlo adelante. Con la gran pena de que al año, Santiago falleció, así que el proyecto quedó en el aire.
Pero cosas de la vida, al cabo de unos meses, comentándolo un día con Carmen García (porque yo seguía dándole vueltas al proyecto), me dijo que tenía que hacerlo, que tenía que cerrar el círculo. “Yo creo en ti, así que si quieres que vaya contigo, yo voy”. Y nos lanzamos. Y así salió al mercado Bewego, que iba a llamarse “YaGo”, en honor a Santiago, a quien llamábamos Yago. Pero por problemáticas de marca, no pudo ser, así que pasó a ser Bewego.
NP- ¿Cuál es tu objetivo con Bewego? ¿Porqué sentías que tenías que hacerlo?
ML.- Yo soy una convencida de la sostenibilidad. Creo en la responsabilidad del emprendedor para cambiar su entorno. Con Bewego, quiero aportar otra manera de moverse, una manera de descargar el tráfico. Como dice un amigo mío, las cosas las puedes hacer por amor o por miedo. Hay empresas que se unen a Bewego por amor, porque quieren facilitar la vida a los trabajadores, porque creen que hay que facilitar la movilidad. Pero es que además, en el momento en que Madrid se empiece a cerrar al tráfico, como ya está haciendo, tener un coche para desplazarse será un lujo que no todo el mundo podrá permitirse.
Así que, lo hagan por amor o por miedo, lo importante es actuar. Ese es mi gran objetivo, concienciar sobre la importancia de cuidar el entorno. De eso trataba la charla TED que di hace poco: de inspirar, de concienciar. Y fue precioso, porque ya no hablaba un lenguaje técnico para gente del sector, sino que hablaba para cualquier persona. Y lo hacía desde lo que ocurre en el día a día en las grandes ciudades, que respiramos aire sucio, lo sabemos y no actuamos. ¿Beberías un vaso de agua sucia, sabiendo además que no es potable? Entonces, ¿por qué lo hacemos con el aire? ¿Por qué accedemos a respirar entre 5 y 6 litros de aire sucio cada minuto? Así empezó mi charla y sentí que ahí podía cambiar conciencias. Me encantó.
NP.- ¿Cuáles son las características que definen a un emprendedor, tanto por cuenta propia como ajena?
ML.- Creo que para un emprendedor, la palabra responsabilidad es clave, porque un emprendedor es aquel que quiere y asume la responsabilidad de hacer algo.
La diferencia entre un emprendedor y alguien que trabaja por cuenta ajena es que el que trabaja por cuenta ajena tiene la comodidad de que, funcione mejor o peor el proyecto, tiene un sueldo a final de mes. Y que va a poder hacer cosas, pero que si le dicen que no, es porque hay una directriz o alguien que ha decidido que no. Y, en el fondo, no pasa nada.
En cambio, la actitud emprendedora se basa en no hacer caso de quien te dice que no puedes. Decidir ir por donde tú crees que hay que ir para cambiar el mundo, para que a uno le aporte; pero para ello hay que querer asumir esa responsabilidad.
Y es que es importante hacer entender que el cambio empieza por el modelo de consumo que provocas. En mi caso, estoy especialmente concienciada de la contaminación que implica la movilidad y la “movilidad” (la del móvil): nos han acostumbrado a tenerlo todo al momento, sin movernos de casa y a precios lo más baratos posible. Y no nos damos cuenta de que en esta compra, muy probablemente alguien esté perdiendo, alguien a lo largo de la cadena de valor. Creo que un emprendedor, pero también todos nosotros como consumidores, tenemos que ser muy conscientes de nuestro entorno, de las consecuencias que pueden tener ciertos modelos de negocio y nuestra decisión de compra al apoyar a esos modelos de negocio.
Por otro lado, creo que es básico ser consciente de que no va a ser fácil, de que por mucha ayuda que tengas, va a requerir de un esfuerzo. Y vivimos en una época en la que el esfuerzo no está muy bien valorado; a menudo echa para atrás este esfuerzo.
NP.- ¿Qué conocimientos crees que debería tener un emprendedor, para empezar un proyecto?
ML.- Más que una formación en concreto, creo que es básico saber rodearse de aquellos que saben lo que tú no sabes. Saber qué quieres hacer, cómo lo quieres hacer y dónde quieres llegar. Y a lo mejor yo no soy experta financiera, pero sí debo estar con alguien que lo sea.
Creo que viene una transformación a nivel mundial, con una estructura más matriarcal, que nos ayudará a pasar de una estructura competitiva a una estructura colaborativa. Y este va a ser el caldo de cultivo de cualquier espíritu emprendedor.
NP.- Y tú que has sido también intraemprendedora, que has sacado adelante proyectos exitosos en la empresa en la que estabas, ¿cómo crees que hay que fomentar el intraemprendimiento?
ML.- Pues probablemente esta estructura más colaborativa facilitará que cada uno pueda aportar sus ideas y hacerlas crecer. Pero en una estructura competitiva es muy difícil, porque al final una idea lleva nombres y apellidos. Y a veces este nombre tiene un responsable superior que tiene miedo de que le hagan sombra y por ello impide que ese proyecto sea exitoso.
Creo que dar voz a los empleados para entender qué funciona y qué no, sí se está haciendo. Pero dar poder a los empleados, ya es otra cosa.
Hasta que la estructura empresarial cambie, ni siquiera lo llamaría intraemprendimiento. Tal vez lo llamaría ‘proyectos de desarrollo interno de la innovación’.
NP.- Cuál es tu referente de actitud emprendedora.
ML.- Hay muchos, admiro a muchos emprendedores. Javier Goyeneche y Julia Higueras serían dos referentes de emprendedores que creen en su proyecto, que desde el inicio han estado concebidos con un modelo de economía esférica, sabiendo que aportaban a un bien mayor.
NP.-Lo bueno y lo malo de emprender.
ML.- Lo bueno es que es un reto, es llevar la responsabilidad al máximo, porque te responsabilizas de conseguir resultados por y para ti pero siempre pensando en un bien mayor. Lo malo es ir pensando que esto es un sueño, sin ser consciente de que conlleva mucha responsabilidad, mucho riesgo, mucho ver la realidad. Por eso es ver que es bonito soñar, pero hay que tener los pies en el suelo. Y tal vez esa incertidumbre sea permanente.
NP.-Si pudieras reinventarte, ¿que serías?
ML.- Yo misma. Me gusta mi historia. Incluso de los momentos más difíciles, de no entender por qué estaba sucediendo eso, ahora estoy muy orgullosa de ellos y entiendo que esos momentos también son los que me han traído donde estoy.
NP.-¿Cuál es tu mayor talento?
ML.- La conectividad. Que parte de la capacidad de escucha, que te permite entender lo que necesita la otra persona y, de ahí, saber con quién conectarla. Y esto me encanta porque sé que al conectar a dos personas, estoy ayudando a que surjan iniciativas interesantes, de las que en cierto modo me siento madrina.
NP.-¿Y tu mayor hobby?
ML.- Mi hija.
NP.-¿Cuál es tu propósito vital, tu aportación al mundo -o a tu mundo-?
ML.- La naturaleza. Hacer algo por y para la naturaleza.
NP.-¿Tu héroe o heroína en la vida real?
ML.- Mis padres.
NP.-Algo que no soportes…
ML.- Pues curiosamente, aunque dicen que con la edad, cada vez toleras menos cosas, te diría que yo, con la edad tolero cada vez más. Tolero mejor los ritmos de cada uno, entiendo mejor la situación en que está cada uno, que nadie tiene la verdad absoluta.
NP.-¿Cómo llevas los lunes?
ML.- Maravillosamente bien.
NP.-¿Cuánto rato dedicas, a la semana, a aprender?
ML.- Aprendo continuamente, con todo, con la gente que me encuentro.
NP.- Termina estas 3 frases:
NP.- Por último, una frase que te defina
ML.- Más que una frase, sería una palabra. Y esta sería Ilusión.
Sin duda, May piensa en grande, porque sabe que así es como tiene que ser para revertir la tendencia de consumo de 1,7 veces el planeta. Pero lo hace sin dramatismos, con la ilusión de que se puede conseguir. Con el compromiso como consumidora. Y con la responsabilidad como emprendedora. Gracias May por contagiarnos tu ilusión.