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Consejero ejecutivo de BBVA, catedrático de Economía, con un doctorado en la Universidad de Columbia y una experiencia profesional que incluye organismos como el Banco Central Europeo, la Comisión Europea o el Fondo Monetario Internacional, José Manuel González-Páramo se define como “tecno-optimista”

González-Páramo considera imprescindible que se garantice la igualdad de oportunidades y afirma que apoyar el emprendimiento es clave para la buena marcha de la economía. Respecto al sistema financiero, en su opinión “el gran ganador en la era digital es el cliente” ya que “toda la oferta será transparente, competitiva y al alcance de un click”.

¿Cómo cree que afecta la Responsabilidad Social de las Empresas (RSE) a la cuenta de resultados?

En los últimos tiempos, la gestión responsable del negocio es cada vez más relevante. La RSC, además, ha pasado de ser una herramienta centrada en el altruismo, a convertirse en un factor fundamental en la toma de decisiones. El cambio climático, los derechos humanos, las finanzas sostenibles y la transparencia, están en la agenda global y las empresas deben dar respuesta a las demandas que plantea la sociedad. Pero, además, hay que aprovechar la gran oportunidad de negocio que hay alrededor de esta tendencia. Los clientes piden que las empresas sean responsables en su forma de hacer negocio y buscan productos que no solo satisfagan sus necesidades financieras, sino que contribuyan al desarrollo de la sociedad. Hacer banca responsable hace que se mitiguen riesgos, se aprovechen nuevas oportunidades (como la Inversión Socialmente Responsable, ISR) y se fidelice a los clientes creando relaciones de confianza con ellos.

Cada vez son más los inversores, sobre todo los institucionales, que apuestan por la ISR, ¿cree que llegará un momento en el que quien no cumpla con criterios ASG se quedará aislado, fuera de juego?

No es fácil hacer afirmaciones de ese tipo. Lo que es cierto es que la presión es cada vez mayor y que, en un futuro, la composición de la cartera tendrá un peso mucho mayor de activos medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG). Pero, como decía antes, no hay que pensar en la ISR como una obligación, sino como una verdadera oportunidad. Estamos hablando de activos que están respaldados por una gestión más responsable, en diferentes ámbitos, y que son susceptibles de tener menor riesgo. Un mejor gobierno corporativo o cumplir con ciertos criterios medioambientales protege de futuras contingencias, ya sea derivadas de la propia gestión, como de posibles cambios normativos.

Parece que cuanto mejores son las prácticas de gobierno corporativo, mayores son las posibilidades de obtener recursos en los mercados de capitales. En este sentido, el papel de los proxy advisors es cada vez más relevante. ¿Qué cree que estos asesores de voto están valorando especialmente?

La asignación de capital en el mercado y la elegibilidad de una compañía en el universo inversor de los gestores de activos van a depender en buena medida de la adecuada gobernanza de la compañía. Aspectos como la transparencia en materia ambiental, de diversidad, de retribuciones o de responsabilidad fiscal, los compromisos y prioridades estratégicas de la entidad a largo plazo o la implicación de la alta dirección en la contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible se están convirtiendo en determinantes a la hora de dar respuesta a los requerimientos de los inversores y, en definitiva, generar valor para el accionista.

Usted es un alto directivo que habla de ética empresarial, ¿esa inquietud es algo habitual es las altas esferas de las compañías?

Sí, cada vez más. Poner a las personas en el centro de todas las decisiones de negocio es lo que hace que una organización sea ética. El comportamiento ético es clave para conservar la confianza de los clientes y de los grupos de interés en general, sobre todo en un sector como el financiero. Este modo de gestión solo es posible si la primera línea directiva lo aplica en primer lugar.

¿Se está reparando la reputación del sector de la banca en España? 

Claramente sí. La reputación del sector en España experimentó una caída continuada entre 2007 y 2013. El rescate público de las cajas fue uno de los grandes detonantes, pero no el único. Todos hemos cometido errores. Desde entonces hasta ahora la reputación sectorial ha mejorado año tras año y BBVA ha sido una de las entidades con mejor evolución.

Las principales palancas del crecimiento reputacional en BBVA han sido la innovación y la ética puestas al servicio del cliente. BBVA cuenta con una estrategia que pone al cliente en el centro del negocio, y que promueve la transparencia, la claridad y la responsabilidad en sus relaciones.

¿Cuál es la mejor manera para mejorar la situación del sector?

Es prioritario crear un círculo de confianza con el cliente, a través de la empatía. La confianza es la piedra angular de la economía y la banca digital, sobre todo en relación a la protección de los datos de los clientes. Y es responsabilidad de las entidades operar de forma que inspiren esta confianza para el consumidor.Una confianza que sólo se podrá reconquistar y afianzar si la relación con el cliente es transparente, clara y responsable.

Desde el BBVA están trabajando fuertemente por el fomento del emprendimiento y la educación financiera. ¿Cuál es la clave para que estos programas estén función tan bien a la hora de impacto social y que al mismo tiempo tenga impacto económico para su entidad?

La educación es una de las áreas estratégicas de la política de Responsabilidad Social Corporativa de BBVA. Tradicionalmente hemos enfocado nuestros esfuerzos en fomentar el acceso de todos a la educación y la calidad educativa. Ahora, estamos centrando estos esfuerzos en la educación financiera y el emprendimiento.

Un emprendedor necesita ideas innovadoras, pero solo con esto no es suficiente. Conocer cómo leer un balance, elegir el instrumento financiero adecuado para la situación de su empresa, o saber cómo crear prospecciones financieras, son competencias financieras básicas para todo emprendedor. Además la formación en educación financiera proporciona otras habilidades, como el esfuerzo, la perseverancia, la capacidad de planificación, la resistencia al estrés, que son definitivas a la hora de comenzar un negocio y hacerlo crecer.

Apoyar el emprendimiento es clave para la buena marcha de la economía y, por ende, del sector financiero.

¿De verdad los inversores se preocupan tanto por los aspectos no financieros de las compañías?

Absolutamente. En BBVA mantenemos un diálogo continuo con los analistas de inversiones de los grandes fondos institucionales y percibimos un creciente interés por asuntos no financieros, especialmente los relacionados con cambio climático.

La gradual descarbonización de cada vez más carteras es una clara muestra de cómo se integran de forma sistemática en las decisiones de inversión la información que las empresas proporcionamos sobre estos temas.

¿Cree que la transformación digital implicará introducir la renta básica universal?

El progreso económico y el bienestar social dependen a largo plazo del progreso técnico. La transformación tecnológica y digital es una oportunidad en la historia de la humanidad pero también un reto.

Siendo “tecno-optimista”, como soy, creo que la revolución industrial 4.0 tiene efectos disruptivos sobre el empleo, las ocupaciones, las habilidades necesarias, la brecha salarial y la desigualdad, pero este proceso será probablemente gradual, y más acusado en unas industrias que en otras.

Es imprescindible que la sociedad (sector público, empresas y trabajadores) se prepare y gobierne el cambio de manera activa con un amplio conjunto de políticas que garanticen la igualdad de oportunidades, potencien a largo plazo los efectos positivos de un progreso técnico y digital inclusivo, que ponga al alcance de todos las oportunidades de esta nueva era, y reduzcan los costes de la transición a corto y medio plazo.

Entre estos últimos instrumentos puede estar la renta básica, limitada a ser una forma de compensación para aquellas personas cuyas habilidades se estén quedando obsoletas, o aquellas que no alcancen a ganar un mínimo decente. Sin embargo, esta iniciativa presenta costes elevados asociados a una mayor presión fiscal, lo que da lugar a un dilema entre generosidad y eficiencia.

El debate sobre la renta básica es necesario y enriquecedor, pero quizás en una primera fase de la Cuarta Revolución Industrial, el desempleo y la desigualdad de origen tecnológico deben tener respuesta en otras políticas económicas donde todavía hay un gran margen de mejora como es la formación, el desarrollo de políticas de igualdad de oportunidades y la mejora de la eficiencia de las administraciones públicas como detallo en mi intervención en la Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas el pasado diciembre (LINK).

En España, aparecen lamentablemente periódicamente escándalos de corrupción. ¿Cuál es su receta para acabar con ella?

Lo importante es que los casos de corrupción salgan a la luz y contemos con instituciones que funcionen bien para darles respuesta y terminar con las malas prácticas.

Eliminar o minimizar la corrupción es una de las precondiciones para trabajar con éxito en lo verdaderamente importante para los españoles: asegurar las condiciones necesarias para impulsar el crecimiento y la creación de empleo.

¿Cómo se imagina al sector de la banca dentro de 10 años?

El papel de los bancos en el nuevo ecosistema financiero va a cambiar radicalmente. En este sentido, tenemos a la vista dos posibles escenarios. Un escenario de inercia, en el que los bancos continúan con sus funciones actuales, dejando que otros jugadores sean los que proporcionen servicios de valor añadido, mientras que sufren una gradual pérdida de contacto con los clientes. Y un segundo escenario, donde se produce una profunda transformación del sector que permitirá a los bancos ser competitivos con los nuevos jugadores. En este entorno, aquellos bancos capaces de reconocer los retos transformacionales a los que se tienen que enfrentar, serán capaces de colocar las demandas de los clientes en el centro de su modelo de negocio y ganar fidelidad mediante el mejor servicio y productos adaptados a sus necesidades. Estos dos escenarios no son excluyentes y se podría ver una combinación de ambos.

Creo que la banca va a evolucionar hacia plataformas digitales que utilizarán, siempre con el consentimiento del cliente, sus datos para ofrecerle los mejores servicios disponibles de forma personalizada. Gran parte de estos servicios serán financieros y diseñados por los propios bancos, pero muchos otros serán de terceras empresas que los bancos filtrarán, posicionarán y distribuirán en beneficio del cliente.

El gran ganador en la era digital es el cliente. Toda la oferta será transparente, competitiva y al alcance de un click. Quien sepa facilitar al cliente lo que realmente necesita, sin conflicto de interés, maximizando las posibilidades de las tecnologías exponenciales, será el líder del mercado.

Además, las fusiones entre bancos continuarán. Hoy hay 20.000 bancos en el mundo, en 10 ó 15 años serán cientos y, en 20 años, podrían ser docenas.

 

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