Jefferson enunció que la vigilancia continua constituye el precio de nuestra libertad. Pues bien, aquí, expresamos la conveniencia de que los ciudadanos de nuestro tiempo, en el mundo entero, nos comprometamos con esta vigilancia en relación con la libertad y la paz. Ello, respecto a cualquier lugar donde estas se vean sojuzgadas, como hoy sucede en concreto con la invasión de Ucrania. No cabe duda que la ética exige de nosotros, antes de nada, solidaridad y compromiso con los que sufren, ya sea en esta guerra o en cualquier otra. Los rostros de cientos de miles de niños, mujeres y mayores aterrorizados, las imágenes de un país devastado por los misiles, nos llaman, apelan a nuestra conciencia.