Vivimos en una sociedad en la que, afortunadamente y cada vez más, la diversidad es entendida como una característica inherente al ser humano y un elemento enriquecedor sea cual sea el ámbito del que hablemos. Nuestra sociedad ha aprendido a aceptar la diferencia y es ahora infinitamente mejor que aquella sociedad, tiempo atrás, en la que lo diverso era visto incluso como una amenaza.