Como seguramente recordarás, abordamos el modelo de los diez elementos clave de los sistemas maduros basado en la clasificación de Janine Benyus, ampliado y adecuado al mundo de la gestión corporativa. Siguiendo sus consejos, no miramos a la naturaleza para extraer sus frutos, manipularla, “mejorarla” o transformarla de mil modos distintos, sino para aprender a comportarnos como ella, porque somos parte de la propia naturaleza.
El punto 9 se resume así: Opera en base a información.
Tanto los organismos como los ecosistemas necesitan recibir información del entorno y poder actuar de manera apropiada en respuesta a esa información: intercambian información con el medio, con otros organismos y consigo mismos.
Necesitan, como mínimo, detectar condiciones próximas a sus límites (temperatura máxima, nivel de oxígeno, distancia de los depredadores…) y responder a ellas. Así,utilizan frecuentemente bucles de retroalimentación negativos (la variación de un elemento se propaga a lo largo del bucle de manera que contrarreste la variación inicial) y positivos (la variación de un elemento se propaga a lo largo del bucle de manera que refuerza la variación inicial).
De los muchos ejemplos que nos ofrece la madre naturaleza podemos fijarnos en el micelio o micorriza (Honrubia, 2009) [1] y Droppelmann (2022) [2], un hongo que se expande por el subsuelo creando una red de conexión entre todas las especies vegetales, que les permite no solo comunicarse, sino que además cuidarse, protegerse, alimentarse y abastecerse de agua.
En este sentido, sabemos que cuando se tala un árbol del bosque, el micelio comunica al resto de los árboles que uno de ellos está agonizando, y los demás, a través del micelio, comienzan a cuidar el tronco que queda para tratar de salvar esa vida. Le alimentan, le dan agua y le protegen. Porque ese tronco moribundo es parte de la familia del bosque… (Tienes un poco más de información aquí).
Aplicándolo al mundo de las organizaciones, y como sugiere Benyus (2012) [3], lo que necesitamos es establecer vínculos retroactivos entre y dentro de las empresas, así como un control retroactivo de éstas con el entorno.
Las organizaciones necesitan diseñar su estrategia de comunicación atendiendo cuidadosamente a todos los partícipes y, sobre todo, analizando las respuestas obtenidas para implementar medidas de mejora que atienda a los 10 puntos clave de los sistemas maduros.
Particularmente importantes son las políticas de comunicación interna en el seno de las organizaciones, básicas para gestionar la información de forma respetuosa con todos los partícipes, tal como exponen Álvarez-Nobell y LestaI (2011) [4], e imprescindibles para proporcionar un marco conceptual para el estudio de la comunicación durante el cambio organizacional (Elving 2005) [5]. En la actualidad, esta comunicación eficaz con los stakeholders es pieza fundamental de la estrategia de Responsabilidad Social Corporativa de las organizaciones (Morsing y Schultz 2006) [6].
Y, una vez implantada y revisada periódicamente la estrategia de comunicación interna, las organizaciones estudian las mejores formas de interaccionar con el cliente para favorecer su compromiso con la organización. Si te interesa consultar un análisis bibliométrico sobre el tema puedes acceder a Duque, P. y Duque Oliva, E.J. (2022) [7].
Además, las organizaciones que tienen una visión sistémica y procuran actuar en sintonía con la naturaleza buscan fuentes de información fiables que les proporcionen material relevante para reflexionar sobre cómo posicionarse en su mercado como un subsistema más del gran sistema Naturaleza. De las múltiples opciones disponibles, suelo decantarme por el CSIC [8] porque, además de ser un organismo reconocido internacionalmente, cuenta con varios científicos de probada capacidad didáctica y compromiso con la sociedad, como Fernando Valladares y Antonio Turiel.
Referencias:
[1] Honrubia, M. (2009): Las micorrizas: una relación planta-hongo que dura más de 400 millones de años. i Anales del Jardín Botánico de Madrid 66S1: 133-144, 2009. ISSN: 0211-1322. doi: 10.3989/ajbm. 2226micorrizas:12-Micorrizas 10/12/2009 13:28 Página 135
[2] Droppelmann A.V. (2022): Micelio: las impresionantes redes naturales de la Tierra. Ladera Sur.
[3] Benyus, J. M. (2012). Cómo la ciencia innova inspirándose en la naturaleza (T. Editores ed.).
[4] Álvarez-Nobell, Al., Lesta, L. (2011). Medición de los aportes de la gestión
estratégica de comunicación interna a los objetivos de la organización.
Palabra Clave, 14(1), 11–31.
[5] Elving, W. J. L. (2005). The role of communication in organisational
change. Corporate Communications: An International Journal, 10(2),
129–138. https://doi.org/10.1108/13563280510596943
[6] Morsing, M., & Schultz, M. (2006). Corporate social responsibility
communication: stakeholder information, response and involvement
strategies. Business Ethics: A European Review, 15(4), 323–
338. https://doi.org/10.1111/j.1467-8608.2006.00460.x
[7] Duque, P. y Duque Oliva, E.J. (2022) Tendencias emergentes en la literatura sobre el compromiso del cliente: un análisis bibliométrico. Estudios Gerenciales vol. 38, N.º 162, 2022, 120-132.
[8] Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CISC
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Si quieres echar un vistazo a los artículos anteriores de esta serie, aquí los tienes:
Más allá de la Sostenibilidad: Biomimética Organizacional (I)
Más allá de la Sostenibilidad: Biomimética Organizacional (II)
Más allá de la Sostenibilidad: Biomimética Organizacional (III)
Más allá de la Sostenibilidad: Biomimética Organizacional (IV)
Más allá de la Sostenibilidad: Biomimética Organizacional (V)
Más allá de la Sostenibilidad: Biomimética Organizacional (VI)
Más allá de la Sostenibilidad: Biomimética Organizacional (VII)
Más allá de la Sostenibilidad: Biomimética Organizacional (VIII)
Más allá de la Sostenibilidad: Biomimética Organizacional (IX)
Más allá de la Sostenibilidad: Biomimética Organizacional (X)