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Más allá de la sostenibilidad: Biomimética Organizacional (I)

La naturaleza se recuperará, la cuestión es si habrá lugar en ella para nosotros. Slavoj Ziek

Solo mediante la humildad y la reverencia ante el mundo nuestra especie logrará seguir habitándolo.  Mª Eugenia Milleret

 

Cada vez más a menudo tenemos alarmantes noticias sobre el estado de nuestro planeta:  científicos del CSIC y otras personas relevantes nos avisan a menudo de los desastres que se abaten sobre nosotros y de lo que está por venir. (Un ilustrativo artículo al respecto: La India está ardiendo).

Gracias a que disponemos de tanta información contrastada, la ciudadanía del mundo rico está empezando a interiorizar que no podemos seguir arrasando la Tierra para seguir viviendo en este tipo de sociedad egoísta, derrochona, cortoplacista e irresponsable.  Nos movemos de acuerdo con una visión antropocéntrica que nos impele a considerarnos dueños y señores de cualquier tipo de “recurso” y por lo tanto con derecho a utilizarlo a nuestra conveniencia sin plantearnos qué consecuencias tendrá la expoliación en su sentido más lato.

Numerosos gobiernos están propiciando legislación tendente a mejorar las cosas.  Ocurre, no obstante, como es normal en el mundo de la política, que se va a remolque de lo que está ocurriendo en la sociedad; su necesidad de asegurarse nuevos mandatos les impide  muy frecuentemente ver y/o proponer medidas eficaces a medio y largo plazo.

De modo que cada vez se alzan más voces pidiendo cambiar de enfoque para que se pongan en marcha tantos planes como sea preciso con el fin de atajar estos peligros:  además de los científicos, numerosas personas de distintos ámbitos están aportando su granito de arena para conseguir entre todos un mundo mejor.

Uno de mis últimos descubrimientos ha sido José Antonio Martín Pallín, un conocido jurista que ha publicado Los Derechos de la Tierra, cuya presentación reza: La supervivencia de la Tierra, la querida e insustituible Tierra, dependerá de la capacidad de la humanidad para indignarse y reaccionar contra la avaricia y el afán depredador de los poderosos. Uno de sus argumentos es que debe quedar claro, casi como un axioma, que, en el caso de incompatibilidad entre desarrollo económico y sostenibilidad ecológica, esta última debe anteponerse y ser prioritaria, y explica que juristas, biólogos y ecologistas han puesto sobre la mesa la necesidad de dar una forma jurídica constitucional a la protección global de la Tierra.

Este libro es para mí un edificante ejemplo, materializa muy bien cuántas aportaciones individuales pueden hacerse desde diferentes disciplinas:  muchos ciudadanos comprometidos a título individual intentando convencer a otros para conseguir todos juntos el gran objetivo.

Con este mismo propósito, y salvando la distancia que me separa de alguien tan reconocido, ofrezco una propuesta que parte de mi experiencia profesional en el mundo de las empresas:  el nuevo modelo de gestión que parte de una visión cósmica (en contraposición a antropocéntrica) en la que una empresa es un subsistema del gran sistema Tierra, y como tal subsistema cuenta con un complejo mundo de interrelaciones de doble vía: los comportamientos de la empresa afectan a la Tierra, y viceversa.

En este modelo, la empresa adopta una postura humilde tomando a la naturaleza como medida, modelo y mentor.  De esta forma se enriquece su know how, consigue sus objetivos (no solo económicos, que también) sin dañar a su entorno, contribuye positivamente al bienestar de todos sus partícipes y consigue a la vez ser referente para que cada vez más personas, entidades y gobiernos interioricen las buenas prácticas que todos debemos incorporar si queremos que nuestro planeta siga manteniéndonos.

A lo largo de sucesivos artículos iremos viendo las características del modelo:  Biomímesis Organizacional, empresas y organizaciones que se gestionan emulando a la naturaleza.

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OpiniónBiomimética Organizacional

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