Ya no se trata sólo de lo que digan los sindicatos, las ONG o un empleado cabreado. Los usuarios (clientres) tienen la oportunidad de decir lo que piensan y "no se cortan".
Ha llegado la hora de hacer las cosas dialogando o asumir las consecuencias de intentar ser "más listo" que los grupos de interés.
Jordi Jaumá Bru
Asistimos a un cambio en nuestra forma de relacionarnos que es muy superior a la aparición de la imprenta, la radio o la televisión. Ahora se trata de hablar con individuos, y a las personas nos gusta hablar con personas, no con empresas que nos lo pongan complicado. Y de eso va nuestra percepción de la reputación, de experiencias personales que poco a poco van dejando una huella que en este caso no es indeleble, es una huella que pesará sobre la marca durante años. Las grandes empresas lo saben y la gran pregunta es. ¿Cómo podemos cambiar esto? No es fácil.
Cuidadanos, ONG, sindicatos, usted y yo hemos visto, y está en nuestro subconsciente que muchas empresas se han valido durante años de estrategias publicitarias y de comunicación que les han permitido vender más gracias a fomentar nuestro desmedido consumo. Pero el común de los ciudadanos se empieza a plantear que hay más.
No sólo quiere que le salga más barato. Quiere que estos supuestos "Cuidadanos Coprporativos", que son las empresas, asuman criterios responsables a la hora de vendernos sus productos. Quieren que las empresas no sólo miren la rentabilidad económica de sus proyectos, sino que también midan sus impactos sociales y medioambientales. Y si no lo hacen nos quejamos.
Si, nos quejamos, pero no como antes, ahora cuando nos quejamos lo escribimos en la Red, lo comentamos con nuestros amigos en Facebook, Linkedin o mismamente en Diario Responsable.com. Se trata de un camino sin retorno, al final las empresas si quieren sobrevivir tienen que alinear sus valores con los valores de los cuidadanos, de sus clientes. No podemos permitirnos seguir en la dinámica, "ustedes son los malos y nosotros los buenos". Ya no nos queda tiempo. Es la hora de ponerse a pensar y actuar mirando más allá de la cuenta de resultados y el número de socios de nuestra ONG.
Es hora de abrirse al diálogo sincero y real, si no todos tenemos mucho que perder. Hastas ahora, las empresas han mantenido una comunicación unidireccional con todos sus grupos de interés (de las empresas hacia ellos), pero el cambio de paradigama producido en Internet ha hecho que cualquier persona tenga a su disposición herramientas de comunicación que por un lado posibililtan la comunicación bidireccional (los interlocutores escuchan, hablan, oyen, intercambian conocimientos) y por otro hay una posibilidad de difusión global, mundial.
Ahora ese diálogo es en RED y es un diálogo basado en la sinceridad y el crecimiento mutuo.
Si no lo aprovechamos fracasaremos todos.