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Intermón acaba de crear un departamento que se denomina "Planificación, calidad y responsabilidad social" www.josepmlozano.cat
Intermón y la responsabilidad social: una iniciativa innovadora

 

Bajo un título como éste el lector puede pensar que me referiré a alguna iniciativa del departamento de estudios o de campañas de Intermón. Tengo que reconocer que, hasta hoy, a mí me hubiera pasado lo mismo. Pero no me refiero ni al uno, ni al otro. De lo que quiero hablar es de la creación, dentro de la estructura organizativa de Intermón, de un departamento que tiene como una de sus funciones todo lo que hace referencia a la gestión de la responsabilidad social de la misma Intermón en tanto que organización.

 

Esta iniciativa, aunque esté en una fase inicial y le quede todavía mucho camino por recorrer, creo que ejemplariza un punto de inflexión en lo que hace referencia a la gestión de la responsabilidad social. Un punto de inflexión que puede quedar bien ilustrado por una referencia personal. Hacia 1995, cuando empecé a escribir sobre responsabilidad social de la empresa, sólo me atreví a poner en una nota a pie de página un comentario diciendo que quizás sería más plausible hablar de RSO que no de RSE, con el argumento de que muchas de las cosas que se plantean en clave de responsabilidad social parece razonable y recomendable que se apliquen a todo tipo de organizaciones, y no tan sólo a las empresas. Si sólo lo dije en una nota a pie de página fue porque a mí mismo me parecía un planteamiento tan atípico, especulativo y soñador, que creí que era mejor que quedara insinuado con la máxima discreción. En cambio, diez años después, en el estudio que hicimos sobre cómo se percibían los diversos actores de la RSE en España, una de las conclusiones más evidentes era que cada vez más se pediría a las ONGs que se aplicaran los mismos criterios que, en nombre de la responsabilidad social, exigían a las empresas: transparencia, rendición de cuentas, diálogo con los stakeholders, etc. Por eso titulamos el apartado donde hablábamos de la cuestión: "las ONGs, de exigentes a exigidas". De hecho, considero que la tendencia a pedir que, cuando menos, las organizaciones que reclaman a las empresas que gestionen con criterios de responsabilidad social también se apliquen ellas mismas estos criterios crecerá sensiblemente en el futuro inmediato. Y esto vale tanto para administraciones públicas, como para fundaciones, sindicatos ... y escuelas de negocios, claro está.

 

Detrás de este cambio de planteamiento hay dos consideraciones sustanciales. En primer lugar, que no parece muy presentable que alguien exija a los otros lo que no se aplica a sí mismo. Y, en segundo lugar, una cuestión de coherencia y compromiso; de identidad, en definitiva. Como estamos hablando de organizaciones que suelen hablar de sí mismas con un discurso intensivo en valores, la pregunta sobre la relación entre su discurso y su modelo de gestión no tardará demasiado a pasar a primer plano.

 

En este sentido, la iniciativa de Intermón tiene algunos elementos dignos de ser resaltados. El departamento que se ha creado se denomina Departamento de planificación, calidad y responsabilidad social. En contra de la creencia (o del prejuicio) de que las ONGs llevan la responsabilidad social incorporada de serie, este enfoque lo que pone de relieve es que aquí la pregunta es cómo se incorpora transversalmente al modelo de gestión y, por lo tanto, qué comporta la RSO para la misma Intermón en términos de planificación y de calidad; y cómo se traduce en políticas y planes de acción específicos. Hasta el punto que algunas de las tareas que tiene el nuevo departamento es elaborar un mapa de riesgos institucionales, riesgos relacionados con el cumplimiento de los compromisos económicos, laborales, sociales y ambientales de Intermón; o dar apoyo al resto de departamentos para la aplicación de los criterios de responsabilidad social. Tareas, dicho sea de paso, análogas a las que tienen los correspondientes departamentos de las empresas. No es de extrañar, pues, que esta iniciativa se plantee en términos de aprendizaje institucional, porque combina un elemento de identidad (velar por la coherencia de las propias políticas con los valores institucionales) con un elemento muy pragmático (que parte del supuesto de que las ONGs también tienen riesgos reputacionales específicos, que hay que tenerlos identificados).

 

De manera similar lo que decimos de los departamentos de RSE de las empresas, esto no significa que todas las ONGs tengan que hacer lo que ha hecho Intermón, o que lo tengan que hacer de la misma manera. Pero tenemos que reconocer que esta decisión es una innovación organizativa que visualiza un cambio de tendencia que, personalmente, considero irreversible y, por lo tanto, creo que valdrá mucho la pena seguir con el máximo interés su desarrollo.

 

Entre otras razones porque, si este enfoque en clave de RSO se consolida, tal vez en el futuro -hoy quizás un poco lejano- no nos tendría que sorprender la creación de un nuevo espacio de diálogo entre empresas y ONGs. Ya no se hablará únicamente de cómo ven las ONGs a las empresas y de qué les piden, sino también de cómo pueden dialogar sobre experiencias, aprendizajes y modelos organizativos los responsables de los departamentos que, tanto en las empresas como en las ONGs, asumen la gestión de la propia responsabilidad social.

 

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