El valor estratégico de la RSC: una estrategia para la creación de valor (II)
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“El gobierno adecuado de las empresas será tan crucial para la economía mundial como el gobierno adecuado de los países”
James Wolfensohn
Ex-Presidente del Banco Mundial
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Partiendo del reconocimiento del carácter estratégico de la RSC, y frente a planteamientos que presuponen que las empresas deben asumir un esfuerzo de gasto en el ámbito de la Responsabilidad Social en base a criterios cortoplacistas de marketing social (especialmente enfocado al capítulo de la acción social), una autentica estrategia de RSC debe perseguir la creación de valor a largo plazo mediante la gestión integrada de las oportunidades y riesgos derivados de las variables económicos, medioambientales y sociales relevantes para la empresa, sus propietarios, directivos y empleados, clientes y la sociedad en general.
Esto implica que la visión de la Responsabilidad Social de las Empresas debe tener en cuenta una serie de criterios que garanticen que se convierta en una palanca de gestión efectiva:
* Primero, la necesidad de enfocar la Responsabilidad Social como un enfoque estratégico que debe colaborar a la consecución de los objetivos globales de la empresa. En definitiva, se trata de concebir la estrategia de Responsabilidad Social como una palanca orientada a garantizar el posicionamiento de la empresa frente a un entorno complejo con múltiples Grupos de Interés a los cuales hay que ofrecer respuestas.
* Segundo, la identificación de los Grupos de Interés realmente relevantes para la compañía, y que, por lo tanto, será sobre los que realmente habrá que actuar. No todo el entorno es igualmente crítico y relevante para la empresa, y es esencial identificar a los actores críticos para la estrategia y operaciones de la organización.
* Tercero, el conocimiento –no presuposiciones ni prejuiocios- de las expectativas de los Grupos de Interés relevantes. Hay que evitar el error común de dar por supuesto que tenemos información suficiente para tomar decisiones sobre actores sociales.
* Cuarto, el despliegue de programas que, aprovechando ese conocimiento, nos permitan actuar en las áreas que realmente crean valor para la empresa y sus Grupos de Interés. Si realmente conocemos a los Grupos de Interés críticos y sus expectativas, seremos capaces de desarrollar iniciativas que permitan garantizar los objetivos empresariales, a la vez que satisfacemos esas demandas sociales.
* Quinto, la necesidad de obtener un Retorno de la Inversión –financiero y no financiero- medible, tanto en términos cuantitativos como cualitativos, para lo que es imprescindible la disponibilidad de sistemas de medición que permitan conocer si se han alcanzado los objetivos y cuantificar el valor creado, así como alimentar las decisiones futuras de inversión en Responsabilidad Social.
* Sexto y último, la comunicación de la Responsabilidad Social mediante sistemas integrados en el reporting de la compañía, que aporten información contrastable sobre los resultados de la empresa en esta materia. Por que, no lo olvidemos, solo existe y tiene impacto aquello que se conoce.
Hace unos años, James Wolfensohn, Ex-Presidente del Banco Mundial, reconoció la importancia del Buen Gobierno y de la Responsabilidad Empresarial al afirmar que "El gobierno adecuado de las empresas será tan crucial para la economía mundial como el gobierno adecuado de los países". Con esto, ponía el énfasis en el impacto que la gestión de las compañías tiene en el desempeño económico y social a nivel mundial. Creo que las circunstancias que vivimos nos deben invitar a impulsar en nuestras empresas esta preocupación por su papel global.