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Cada día, toneladas de productos recorren cientos de kilómetros para llegar a su destino. Sin embargo, el coste real del movimiento que hace posible que los productos lleguen hasta nuestras manos no se mide solo en tiempo y dinero, sino también en contaminación. En España, el 96% del transporte terrestre se realiza por carretera, donde la quema de combustibles fósiles libera grandes cantidades de dióxido de carbono, contribuyendo al calentamiento global. Pero no solo es el CO₂: las partículas finas y los óxidos de nitrógeno comprometen la calidad del aire, afectando la salud de quienes viven cerca de rutas congestionadas. El ruido constante de los camiones provoca estrés e insomnio, y el desgaste de neumáticos y frenos genera microplásticos que terminan en el suelo y el agua. 

Se hace evidente, por tanto, la necesidad de un cambio en el modelo de transporte actual hacia otro más sostenible. Y es aquí donde el ferrocarril se presenta como la mejor alternativa, ya que es el modo de transporte terrestre más eficiente desde el punto de vista energético y ambiental. Un tren de mercancías emite entre un 80-100% menos CO₂ que la carretera, genera 8 veces menos partículas contaminantes, 3 veces menos ruido y no produce microplásticos por rozamiento, reduciendo a su vez la congestión en las carreteras, lo que disminuye los costes en mantenimiento de infraestructuras. 

Sin embargo, la cuota de mercado del ferrocarril de mercancías en España apenas alcanza el 4% del transporte terrestre, una cifra que se ha mantenido sin cambios desde hace más de 15 años. Esto lo coloca muy por debajo de la media europea, mostrando un enorme potencial de mejora y evidenciando la necesidad de un cambio estructural en la planificación logística, donde el ferrocarril se posicione como la columna vertebral de una logística más eficiente y menos contaminante. Sin embargo y a pesar de todas las ventajas del tren, este no puede actuar solo, debe ser parte de una intermodalidad inteligente, un modelo donde el tren y el camión trabajen juntos, aprovechando sus respectivas ventajas. Mientras el ferrocarril cubre los trayectos de media y larga distancia con gran eficiencia, el camión se encarga de la distribución en la última milla, es decir, desde o hasta el punto de recogida y entrega asegurando flexibilidad operativa sin comprometer la reducción de emisiones ni la generación de contaminantes. 

Además de ser una solución ambientalmente responsable, reforzar el uso del tren responde a otro problema urgente del sector: la falta de transportistas. En España y Europa, el relevo generacional en el transporte por carretera es un desafío creciente. Apostar por una red multimodal basada en el ferrocarril no solo reduce la contaminación, sino que optimiza el sistema logístico, haciéndolo más resiliente ante esta crisis de personal. 

Por todo lo anterior y con la intención de despertar consciencias y transformar la percepción del ferrocarril y dar visibilidad a sus ventajas, en 2021 nació la iniciativa Mercancías al Tren, coincidiendo con el Año Europeo del Ferrocarril. Impulsada por Transfesa Logistics, una empresa ferroviaria con una larga trayectoria y un profundo compromiso con la sostenibilidad, su objetivo es claro: promover el ferrocarril como herramienta esencial para la descontaminación del transporte

Mercancías al Tren organiza eventos en ciudades clave con exposiciones didácticas en espacios públicos, sensibilizando a ciudadanos sobre el impacto ambiental del transporte. Cuenta ya con más de 50 colaboradores como embajadores de la iniciativa y reúne a empresas, operadores logísticos, ONGs y administraciones en jornadas profesionales para debatir sobre multimodalidad y sostenibilidad. Este enfoque multicanal no solo busca concienciar sobre la necesidad de trasladar carga al tren para reducir las emisiones de CO₂, sino que también defiende activamente el modelo intermodal.

Porque el futuro del transporte de mercancías no está en elegir entre el tren o el camión, sino en entender que integrarlos inteligentemente es lo que permite optimizar la logística y reducir el impacto ambiental en nuestro entorno.

Lo mejor es que no hablamos de una promesa futura, sino de una solución que ya está al alcance. Ahora, el verdadero desafío es dar el paso, como empresas, instituciones y ciudadanos, para que el transporte ferroviario de mercancías deje de ser la excepción y se convierta, por fin, en la norma.

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Opinión#medioambiente2025

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