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El lenguaje como medio es perpetuador de estereotipos. Es esencial que la comunicación adquiera una perspectiva de género para que estos estereotipos no sean discriminatorios y que el mensaje interpele a toda la audiencia. Al comunicar, se debe tener en cuenta la desigualdad estructural que existe en la sociedad. A continuación, podemos ver la importancia de esta comunicación y las claves para conseguir integrar la perspectiva de género.
Comunicar con perspectiva de género, una herramienta clave para alcanzar la igualdad real en una sociedad

La comunicación es una de las herramientas más importantes en la sociedad actual. El lenguaje es la capacidad del ser humano para expresarse y comunicarse, a través de signos orales o escritos. Por lo tanto, el lenguaje es el medio. Pero también es reflejo, pues es una referencia de las costumbres y dinámicas de la propia sociedad, y a su vez es constructor, pues define cómo será esa dinámica a raíz del uso de la lengua. Es un camino bidireccional.

En este sentido, es esencial que el lenguaje se dirija a toda la sociedad e integre como posible interlocutor/a a cualquier persona, hombres y mujeres. Aquí nace la necesidad de comunicarse con perspectiva de género.

Comunicar con perspectiva de género implica tener en cuenta la desigualdad estructural que existe en nuestra sociedad, motivada por la existencia de roles y estereotipos diferenciados en hombres y mujeres. Con la comunicación en igualdad, se destierran las ideas preconcebidas o los sesgos de género que se reproducen casi de manera inconsciente en los medios de comunicación. Y, para ello, resulta indispensable, por un lado, una formación específica para las personas profesionales de los medios, así como campañas de concienciación destinadas a la sociedad en general.

¿Por qué es importante utilizar un lenguaje con perspectiva de género?

Como hemos dicho, el lenguaje es el principal elemento de la comunicación y a la hora de comunicar, si no tenemos en cuenta la perspectiva de género caeremos en una serie de errores graves para la buena dirección de la propia sociedad. Comunicar con perspectiva de género permite los siguientes beneficios:

  • El lenguaje es un referente social, y como consecuencia, perpetúa los estereotipos de una sociedad. Si el lenguaje es desigual, perpetuará la continuidad de las desigualdades.
  • Evita reproducir estereotipos de género y términos o expresiones que potencien las relaciones asimétricas.
  • Fomenta una relación de confianza con la audiencia.
  • Tiene en consideración al público de nuestro mensaje, por ende, elimina las barreras o sesgos que nos alejan de nuestro objetivo a la hora de comunicar.
  • Mayor identificación de la persona receptora con el mensaje y el ente emisor.
  • Eficacia en nuestros mensajes. Si la audiencia lo entiende somos más eficaces.
  • Muestra de responsabilidad social: como persona, como empresa, como grupo, como institución.
  • Abre las puertas a la participación.
  • Permite incluir la diversidad en nuestras actuaciones ya sean en ámbito profesional como personal.

8 claves para comunicar con perspectiva de género

Ahora que tenemos clara la necesidad de integrar a toda la audiencia en nuestro mensaje, ¿cómo podemos construirlo de la mejor manera posible?

A la hora de comunicar es clave la responsabilidad de la persona emisora. No solo por el contenido en sí, sino por la elección del mensaje y su forma. Históricamente el lenguaje ha sido machista, por lo que la mujer se ha situado a menudo en una posición de agravio con respecto al hombre. Para evitar esta discriminación, algunas claves importantes son:

  • No utilizar términos que ofrezcan un agravio hacia la mujer. Es necesario apelar a ambos como protagonistas de la acción que se define, y no como parte, apéndice, accesorio o propiedad.
  • No citar a las mujeres como grupo dependiente o propiedad de un grupo masculino.
  • Alternar el orden de precedencia entre el masculino y el femenino, incluso en frases hechas: mujeres y hombres; hijas e hijos.
  • Evitar vincular a las mujeres con roles típicos o tradicionales, o dando primacía a su aspecto físico, así como nombrarla únicamente en su papel familiar de madre, hija, esposa, abuela.
  • Utiliza el femenino en cargos, profesiones, ocupaciones, títulos y rangos siempre que el español ofrezca esa posibilidad.
  • No usar el masculino en un sentido genérico, ni el término hombre(s) para designar a toda la humanidad.
  • Evita términos que ignoren a las mujeres y sus experiencias.
  • En caso de duda, se puede aplicar la llamada regla de inversión, que consiste en sustituir los términos femeninos por los correspondientes masculinos, y a la inversa. Si la frase resulta inadecuada, es que el enunciado primero es sexista.

Teniendo en cuenta estas recomendaciones, la audiencia se sentirá siempre interpelada y la eficacia de nuestro mensaje será mayor, además de que nuestra responsabilidad como agentes emisores de información será determinante para alcanzar la igualdad real en la sociedad.

 

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Opiniónperspectiva de género

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